PRONUNCIAMIENTOS Y REVOLUCIONES EN LA ESPAÑA DEL SIGLO XIX

 

Revoluciones España siglo XIX

Una de las primeras ideas que nos viene a la cabeza cuando pensamos en el siglo XIX español es el de la inestabilidad política. Como dice el catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de Sevilla Rafael Sánchez Mantero en su libro El siglo de las revoluciones en España: «En los cien años que siguen al comienzo de la Guerra de la Independencia contra la ocupación napoleónica hay ciento treinta gobiernos distintos; de ellos, veinte no llegan ni a durar una semana. Hay aproximadamente cinco mil revoluciones y se elaboran hasta siete constituciones diferentes».

Tiempos de cambios, una notable diferencia a lo vivido con anterioridad y que afecta a la política con el salto de una Monarquía absolutista a otra liberal, con profundas modificaciones en los poderes legislativo y judicial que se les escapa de las manos y de su control a los reyes. Cambios en la sociedad, la sangre ya no es tan relevante; y cambios en la economía y su funcionamiento. 

Pero no fuimos tan especiales como a veces nos creemos, nuestro entorno también estaba agitado y convulso, revoluciones en Europa y América, inestabilidad política, cambios de regímenes, de constituciones, lo que seria la impronta del nuevo siglo. De hecho las viejas monarquías absolutistas europeas lo llamaban una «epidemia de conspiraciones» que temían que se reavivara el fuego de la revolución y prendiera por todo el continente

¿Qué es un pronunciamiento?, la pieza angular de esta inestabilidad. Como lo define el profesor José Luis Comellas, es «una forma de golpe militar asestado contra el poder para introducir en él reformas políticas». Fue por tanto un instrumento de la Revolución liberal del siglo XIX y cuyas reivindicaciones solían expresarse en un manifiesto.

Revisaremos en este artículo los mas relevantes que sucedieron en España a lo largo del siglo, relacionándolos con otros ocurridos en su entorno europeo. Y recordemos que el siglo venia ya agitado por la revolución francesa de 1879.

Revoluciones España siglo XIX
1808 es un año reseñable en la agitación político-social española. No podemos hablar de revoluciones o pronunciamientos propiamente dichos pero si de inestabilidad. Entre el 17 y 19 de marzo se desarrolló un motín popular en Aranjuez con el anuncio de la marcha de la familia real. Sin olvidar que un par de meses después comenzaría la Guerra de Independencia contra los franceses con otro levantamiento popular, el del 2 de mayo en Madrid. Y también daría comienzo ese año el proceso de independencia en América que en una primera fase duraría hasta 1825 pero no que no se consumaría en su totalidad hasta el final del siglo en 1898. En este caso si podemos hablar de revolución.

PRIMEROS INTENTOS DE PRONUNCIAMIENTO

Pero sería en el reinado de Fernando VII cuando comenzaríamos a conocer el verdadero significado del pronunciamiento. Con el decreto del 4 de mayo de 1814, a la vuelta del rey a España, se deja claro el posicionamiento del monarca respecto a la Constitución de Cádiz y su idea de regir el país, abriendo el camino al restablecimiento del Antiguo Régimen. Dando, a la vez, el pistoletazo de salida a una serie de intentos de pronunciamientos liberales, protagonizados por militares como el de Francisco Espoz y Mina en Navarra el 25 de septiembre de 1814; en Galicia el del general Porlier en 1815; los que tuvieron lugar entre 1816 y 1819 llamados «conspiraciones masónicas»; los de Lacy en Barcelona y Milans del Bosch en Gerona; o el de Juan Van Halen. Todos ellos frustrados.

EL PRONUNCIAMIENTO DE RAFAEL DE RIEGO

Hasta llegar al pronunciamiento de Rafael de Riego el 1 de enero 1820 que triunfaría y daría lugar al Trienio Constitucional hasta 1823.

«...La Constitución española, justa y liberal, ha sido elaborada en Cádiz entre sangre y sufrimiento. Mas el rey no la ha jurado y es necesario, para que España se salve, que el rey jure y respete esa Constitución de 1812 …» Palabras de Riego en su proclama. Que conseguiría que el 9 de marzo el rey jurara la Constitución y dijera aquello «Marchemos francamente, y yo el primero por la senda constitucional». 

Pero los liberales no estaban unidos y de esta forma se manifestaron las diferencias entre los hombres que habían hecho triunfar la Revolución, conocidos como  veinteañistas, jóvenes y más impulsivos que los protagonistas de la Constitución de Cádiz, doceañistas, mas veteranos, cultos y de mayor nivel intelectual. Exaltados los primeros, moderados los segundos. 

El nuevo régimen liberal sería  «contestado» desde el bando realista con conspiraciones como la del  30 de mayo de 1822 en Aranjuez o el levantamiento del 7 de julio. En la zona noreste de la península llegó a crearse la conocida como Regencia de Urgel como poder alternativo al considerar que el rey estaba moralmente “cautivo” de los liberales y por tanto era necesaria una institución que  gobernase en su nombre las zonas dominadas por los realistas e ir extendiéndose por todo el país. Pero sin apoyo internacional ni del propio Fernando VII la regencia tuvo que refugiarse en Francia tres meses después de su creación.

La llegada al poder de los exaltados hace encenderse las alarmas en Europa, por lo menos en la absolutista, Austria, Rusia, Prusia y Francia donde la monarquía había sido restaurada con Luis XVIII. En el Congreso de Verona se tomó la decisión de intervenir en España y serían los franceses quienes conseguirían que la fuerza expedicionaria fuese propia. Así el 28 de enero de 1823 Luis XVIII, en el acto de apertura de las Cámaras representativas, pronuncia el famoso discurso en el que anunciaba que «cien mil franceses estaban dispuestos a marchar invocando al dios San Luis para conservar en el trono de España a un nieto de Enrique VI». Los «Cien Mil Hijos de San Luis» entran en España y el 1 de octubre se firma el final del Trienio Constitucional, se volvía a una situación similar a la planteada por el golpe de 1814: restauración, exilio y persecución estarían al orden del día. 

MAS PRONUNCIAMIENTOS. EL GENERAL TORRIJOS 1831

Comenzaba  a la par un periodo de intentonas revolucionarias liberales. En 1824 el coronel Francisco Valdés desembarcó en Tarifa procedente de Gibraltar con tan solo un centenar de hombres. Dos años mas tarde y también desde Gibraltar los hermanos Antonio y Juan Fernández Bazán protagonizan otro intento en las costas de Alicante pero acabarían siendo detenidos y fusilados.

En 1830 comenzaron a soplar otros vientos en Francia cuando se levantó en contra de Carlos X nombrando rey a Luis Felipe de Orleans, conocido como el «rey de las barricadas» por el resto de las monarquías europeas mientras que el pueblo le apodó como el «rey ciudadano» para pasar a ser el «rey burgués» unos años después, con cierto tinte de desilusión.

Algunos exiliados españoles aprovecharon la ocasión con la confianza de que el nuevo régimen francés apoyaría su lucha, cosa que no ocurrió. Y desde el sur de Francia se organizaron partidas para cruzar la frontera de los Pirineos por distintos puntos. 

La acción revolucionaria mas conocida fue la protagonizada por el general Torrijos en 1831. Que desde Gibraltar, de nuevo, pretendía desembarcar en las costas de Málaga para desde allí levantar a la población. Solo consiguieron adentrarse hasta Alhaurín de la Torre donde fueron obligados a rendirse y acabarían siendo fusilados el 11 de diciembre.

EL CARLISMO

Pero las aguas en el bando realista tampoco bajaban tranquilas y la sombra del hermano del rey Carlos María Isidro comenzaba a atisbarse. En mayo 1824 hubo una intentona dirigida por el brigadier Capapé. Nacieron las Juntas Apostólicas que reunían a los sectores mas reaccionarios de los realistas y que protagonizaron diferentes intentonas ante la actitud, según ellos, contemplativa de Fernando respecto a los liberales, a pesar de sus reafirmaciones absolutistas. Y en agosto de 1825 tuvo lugar la conspiración de Bessières. Y en la primavera-verano de 1827 estalló la «guerra de los agraviados» que se ha considerado como un «ensayo general de la primera guerra carlista» en palabras del historiador Josep Fontana.

Guerra carlista que definitivamente llegaría con la muerte del monarca el 29 de septiembre de 1833 con el problema de la sucesión cuando la pequeña Isabel llegó al trono y que reinaría como Isabel II. Guerra que en distintas etapas se prolongaría hasta 1872. Ahora el absolutismo estaría representado por los carlistas y el liberalismo por la monarquía constitucional.

Con la muerte de Fernando VII comenzaba un nuevo periodo y el Estatuto Real de 1834 abría un periodo de transición. Pero no satisfizo a todos y un sector de los liberales exige la Constitución de 1812. La racionalización y el descontento se manifestaron en una nueva intentona con el pronunciamiento de Cayetano Cardero en enero de 1835. Y el verano llegaría caliente, aquellos que reclamaban la vuelta a la Constitución de 1812 se lanzaron de nuevo a la acción revolucionaria y en Barcelona, Zaragoza, Málaga o Cádiz se constituyeron Juntas locales o territoriales  que asumieron el gobierno «revolucionario» de esas zonas. 

EL MOTÍN DE LOS SARGENTOS

En 1836 estalla una revolución progresista, a finales de julio se levanta la Guardia Nacional. El movimiento se declaró a favor de la Constitución de 1812, extendiéndose por toda Andalucía, Extremadura, Zaragoza y Valencia. En la madrugada del 12 de agosto, se produjo la rebelión de un grupo de suboficiales de la guarnición del palacio de La Granja, conocida como el «motín de los sargentos» que obligó a María Cristina a jurar la Pepa hasta que las Cortes decidiesen.  Otra de sus peticiones era un cambio de gobierno y la reina gobernadora no dudó en entregar de nuevo el poder a los progresistas en la persona de Calatrava siendo Mendizábal su persona de confianza. En 1837 nacería una nueva Constitución, mas moderada pero mas precisa que la de Cádiz.

ESPARTERO

En el frente del Norte de la guerra carlista crecía la figura que dominaría la escena nacional en breve, el general Espartero, que presionó desde su posición de poder al gobierno y a la regente. Pero también crecía la figura de otro general, Narváez. Uno lideraría a los progresista y el segundo a los moderados. Junto a O’Donnell y Serrano formaran el grupo conocido como los espadones. Narváez fue desterrado ante la presión de Espartero que le veía como un peligro. El 31 de agosto se firma la paz de la guerra carlista con el Acuerdo de Vergara, el poder de Espartero es incontestable. Y la tensión en Madrid irrespirable, tras la victoria moderada en la elecciones de 1840. Entre Espartero y María Cristina surgió una absoluta incompatibilidad, manifestadas en las entrevistas que ambos mantuvieron ese verano.

LA REVOLUCIÓN DE 1840

Mientras tanto las manifestaciones en contra de la regente crecieron. La victoria de Espartero en la guerra carlista desgasta la popularidad de María Cristina. En septiembre, sin salida y presionada,  nombra a Espartero presidente del Consejo de Ministros y en octubre renuncia a la regencia, partiendo a su exilio francés. En 1841 Espartero es elegido regente. Este proceso se conoció como la Revolución de 1840. 

Pero la marea de pronunciamientos no había terminado. Entre septiembre y octubre de 1841 se producen levantamientos fallidos de O’Donnell, por una parte, y carlistas por otra. 

BATALLA DE TORREJÓN DE ARDOZ

Pero la estrella de Espartero parecía que languidecía. Desde las últimas semanas de mayo de 1843 los pronunciamientos se difundieron por España. El 17 de julio se producen levantamientos militares contra Espartero en Sevilla y otras ciudades. En esta situación Narváez llega a Valencia desde su destierro y en enfrentamiento no se hizo esperar. Entre el 22 y 23 de julio tuvo lugar la batalla de Torrejón de Ardoz con derrota del ejercito esparterista. Su líder renunció a la regencia y embarco el 30 de julio  hacia el exilio en Londres.

Revoluciones España siglo XIX

En noviembre se «adelanta» la mayoría de edad de Isabel que se convierte en reina, jurando la Constitución como Isabel II.

Entre 1844 y 1854 se vive el periodo conocido como la Década Moderada, que no estuvo exento de pronunciamientos progresistas, como los de 1846, y el inicio de la Segunda Guerra Carlista. En octubre de 1847 Narváez da un peculiar «golpe de Estado». En una reunión del Consejo de Ministros presidido por Florencio García Goyena, irrumpió en la sala y los echó de allí. El mismo día 4 formó gobierno.

LAS REVOLUCIONES EUROPEAS DE 1848

En lo que Eric Hobsbawn definió como la «Primavera de los Pueblos», 1848 vio como una nueva ola revolucionaria, más radical, sacudió Europa continental en su primer semestre. Esta revolución tuvo su correlato en España con las jornadas de marzo y mayo, en Madrid y varias poblaciones mas, que, comparadas con la de París y otras ciudades europeas, no pasaron de meras algaradas.

LA REVOLUCIÓN EN ESPAÑA DE 1854. LA VICALVARADA

El 28 de junio de 1854 estallaría un nuevo levantamiento acaudillado por los generales Dulce, O’Donnell, Ros de Olano y Mesina, conocido como la «Vicalvarada», por producirse en Vicálvaro, localidad cercana a Madrid, el lugar en que tuvo lugar el día 30 la principal batalla que dejó la situación indecisa. El Manifiesto de Manzanares del 7 de julio elaborado por Cánovas del Castillo y apoyado por moderados y progresistas mas el apoyo popular hicieron triunfar el levantamiento. Se habla de la Revolución de 1848 en Europa con seis años de retraso. 

A lo largo de 1856 se siguen produciendo pronunciamientos como el motín de la Milicia Nacional en el Congreso de los Diputados en enero. En abril hubo un motín para protestar por las quintas en Valencia. O el conocido como «motín del pan» en julio, en Valladolid, Medina de Rioseco y Palencia. El 18 de julio O’Donnell rodeó militarmente el Congreso y disolvió a los parlamentarios. Comienza la hegemonía de la «Unión Liberal» de O`Donnell entre 1856 y 1863.

«EL RASGO» Y LA NOCHE DE SAN DANIEL

Pero el ambiente seguía cargado. Desde el Ministerio de Hacienda se propuso una

Revoluciones España siglo XIX
desamortización de propiedades del Estado, mediante subasta pública, para conseguir financiación. Y la reina muy “gentil y dadivosa” cedió aproximadamente una cuarta parte del patrimonio de la corona para tal fin. Este acto fue objeto de crítica en un artículo de Emilio Castelar en el periódico La Democracia acusando a la reina de ceder lo que no era suyo, de confundir sus propiedades con las de la Corona, del Estado en definitiva. «El Rasgo», como se llamaba el artículo, fue un bombazo. Narváez pidió la cabeza de Castelar, que fuese destituido de su cátedra de Historia de la universidad madrileña. El rector dimitió para no hacerlo. Y el 10 de abril de 1865 los estudiantes se rebelan y provocan un armado en el que mueren  9 personas y 200 heridos. Es conocida como la Noche de San Daniel que supuso un giro autoritarismo de Narváez.

EL GENERAL PRIM Y EL PACTO DE OSTENDE

En enero de 1866 el general Prim promueve un levantamiento en Valencia, Aranjuez y Pamplona que se considera un antecedente de lo que se avecinaba y que sería abortado. El 22 de junio se produjo otro levantamiento en el cuartel de San Gil, pero también fracasó. La mecha revolucionaria estaba encendida, a pesar de las ejecuciones sumarísimas firmadas por O’Donnell de los responsables, 68 de los cuales fueron fusilados. Así el 16 de agosto, demócratas y progresistas se reúnen en el conocido como Pacto de Ostende en el que se comprometen a derrocar a la reina.

Las voces a favor de la revolución crecían y se iban sumando adeptos de todas las filas. El 24 de agosto de 1867 hubo otro intento revolucionario que fue duramente reprimido. Pero este fracaso es el embrión del verdadero proceso de revolución que con al muerte de O’Donnell ve la incorporación de muchos unionistas. En abril de 1868 Narváez fallece y la reina se queda sin apoyos militares y aislada.

LA «GLORIOSA» REVOLUCIÓN

Y llegamos a septiembre de 1868 cuando estalla la revolución definitiva, conocida como la «Gloriosa» por haber cambiado el rumbo político de España, sin cataclismos violentos. A la cabeza civiles con Sagasta y Ruiz Zorrilla y militares como Prim, héroe de la guerra de África, Serrano y Topete. «¡Viva España con honra!» fue el gritó que coronó la revolución. El programa político estaba compuesto por exigir el sufragio universal y repertorio de libertades completo, derechos humanos, descentralización del Estado, abolición de quintas e impuestos, derecho al trabajo, exigencias sociales, extensión de la educación, nuevas libertades democráticas, libertad religiosa…. Pero nunca llueve a gusto de todos y a pesar de todo siguió habiendo sublevaciones.

Revoluciones España siglo XIX

Este periodo conocido como el Sexenio Democrático vivió situaciones impensables hasta el momento. La Gloriosa había derrocado a la reina pero la idea de la monarquía seguía latente cuestión que enojó a los republicanos. Se eligió como sucesor a un rey italiano, Amadeo de Saboya, que se hartó pronto de su entorno y abdicó; se conoció una nueva constitución, la de 1869, promulgada el 1 de junio que sería la primera Constitución democrática de España; las rebeliones republicanas seguían y  sus postulados ganaban seguidores; vuelven las insurrecciones carlistas; en Cuba comenzaría la guerra de los diez años (1868-1878); en 1873 llegará la Iª República, que no llegaría a cumplir dos años, y la rebelión cantonal.

LA RESTAURACIÓN

Y en 1874 llegaría el ultimo gran pronunciamiento del siglo, cuando el 29 de diciembre de 1874 el general Martínez Campos, en Sagunto, proclamó a Alfonso de Borbón como rey de España adelantándose a Cánovas del Castillo que desde el Manifiesto de Sandhurst el 1 de diciembre trabajó en el cambio de régimen mediante una fórmula civil alejada del tradicional intervencionismo militar decimonónico. Se completaba la Restauración borbónica y llegaría el turnismo y el caciquismo electoral, pero esto es otra historia.


Bibliografía

El siglo de las revoluciones en España de Rafael Sánchez Mantero, editorial Silex

Historia contemporánea de España 1808-1923, Blanca Buldain (coordinadora), editorial Akal

Nueva Historia de España. La Historia en su lugar (diversos tomos)

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