10 PERSONAJES DE LA I PRIMERA GUERRA MUNDIAL

Personajes I GM

Al igual que hice con la Segunda Guerra Mundial vamos ahora con los diez personajes más relevantes, a mi entender, de la Gran Guerra, estadistas que destacaron en aquel periodo de 1914 a 1918. No son todos y no van por ningún orden determinado.

1. FRANCISCO JOSÉ DE AUSTRIA

Empecemos con el emperador austrohúngaro que durante casi setenta años llevó las riendas del Imperio, primero como emperador de Austria (1848) y desde 1867 como rey de Hungría. Un imperio del que se ha dicho era o ha sido el más artificial de la historia contemporánea, que en cierto modo era ficción, una arriesgada creación del intelecto frente a la realidad geopolítica de los nacionalismos emergentes. También se ha considerado a Francisco José «el último monarca de la vieja escuela», o el último monarca que impuso a un papa. 

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En 1867 firmó el Compromiso austrohúngaro que transformaría el Imperio en una monarquía dual. Francisco José se convertía en emperador de Austria y rey de Hungría. Dos capitales, Viena y Budapest, con sus respectivos Parlamentos, que gestionarían a partir de entonces los destinos imperiales.

Su entorno familiar está rodeado de magnicidios. A su hermano Maximiliano lo fusilaron en México, su esposa Sissi fue asesinada por un anarquista italiano y su heredero moriría junto a su mujer en el atentado de Sarajevo que daría pie, entre otras circunstancias, a la Gran Guerra. Pero él sobreviviría al mortífero fuego francés en Solferino, al balazo con el que le hiere el húngaro Libenyi, a la bomba en la línea férrea en su viaje a Bohemia, al atentado de Jacob Reich o al complot serbio de la Mano Negra.

Aupado a la corona con la inestimable colaboración de su madre, se apoyó en el canciller Schwarzenberg para impulsar un ambicioso proyecto político. Sus primeros quince años reinó de forma absolutista que iría suavizando en el paso de los años, obligado por las circunstancias. Fue viendo como Guillermo II crecía y le ganaba en prestigio internacional. Por el contrario, los ejércitos de Francisco José cayeron en las batallas de Magenta y Solferino de 1859 frente a la coalición francoitaliana y luego llegaría la derrota con los prusianos en 1866. La paz de Praga sancionó la pérdida de la influencia austriaca en el proyecto de unificación de Alemania, que pasó a la órbita prusiana. Hasta que el Congreso de Berlín de 1878 le otorgaría Bosnia-Herzegovina, recién desgajada del imperio otomano. Un regalo envenenado que a la larga se volvería contra él, enfureciendo a los nacionalistas serbios y a una Rusia que estaba detrás.

Protagonizó el inicio de la Primera Guerra Mundial pero no vio su fin pues murió el 21 de noviembre de 1916. Tampoco pudo ver la disolución de su Imperio.

2. GUILLERMO II

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La arrogancia y la poca mano izquierda del Kaiser alemán avivaron una guerra de nivel mundial que al final no pudo evitar, pero es que ni el pueblo ni los militares tampoco se lo permitieron. Lo de la mano izquierda no iba con doble sentido, Guillermo II tenía una minusvalía, su brazo izquierdo estaba atrofiado.

Nación en Potsdam, cerca de Berlín, (Prusia en ese momento) sede de la corte prusiana, un 27 de enero de 1859, rey de Prusia y emperador de Alemania desde 1888 con tal solo 29 años. Nieto de la reina Victoria de Gran Bretaña, nexo familiar que le uniría con otros dos líderes del momento, el rey británico Jorge V y el zar de Rusia Nicolás II.

Una de sus primeras decisiones fue despedir al viejo Bismarck, el arquitecto de la unidad alemana y sempiterno canciller de su abuelo. Guillermo II se dispuso a dirigir la política alemana en todas sus facetas, especialmente la exterior, cuando carecía de la capacidad necesaria. 

Alemania ya en el último tercio del siglo XIX era un país extenso, muy poblado, organizado, educado y disciplinado, cultura prusiana, con una potente industria, riqueza y el ejército de tierra más potente del momento. Pero en el concierto internacional estaba un poco descolocada llegando tarde a la movida colonial. Francia, a la que había vencido en la guerra de 1870 tenía un vasto imperio colonial y qué decir de los británicos, que además disponían del control de los mares. 

Todo ello le acabaría arrastrando a la guerra, una guerra que a pesar de todo le generaba muchas dudas y no estaba convencido. De hecho, en el último momento, el día anterior a estallar las hostilidades, desautorizó al alto mando y ordenó detener a la 160 división que debía invadir Bélgica en horas, pero el ejército alemán se había puesto en marcha y no estaba dispuesto a detenerse.

En el ámbito internacional, Guillermo impulsó la Triple Alianza, junto al Imperio austrohúngaro e Italia, aunque esta, en 1915, con la intención de recuperar territorios austrohúngaros que consideraba suyos, se alineó con británicos y franceses para luchar contra sus antiguos aliados. Al final consiguió la alianza con el Imperio otomano.

Durante el conflicto, el emperador fue cediendo el poder militar a Hindenburg y Ludendorff e intentó mantener el poder político. Pero en octubre de 1918, fracasada la gran ofensiva de Hindenburg, perdidas las esperanzas de ganar la guerra, el ejército se desmoralizó, se formaron soviets de soldados y obreros en armas, los marineros amotinados tomaron la base de Kiel, todo se volvió oscuro, pero Guillermo se resistía a abdicar, hasta que Hindenburg le dijo que era la única solución para evitar la anarquía, y firmó el documento que le presentaba el canciller Max de Baden y buscó asilo en los Países Bajos. Era el 10 de noviembre de 1918, al día siguiente terminó la Gran Guerra.

Cuando murió, en junio de 1941, Hitler quiso hacer en Berlín el wagneriano entierro del último Kaiser del II Reich, presidido por el Führer del III Reich, pero Guillermo había dejado instrucciones en contra, prohibiendo que en su entierro ondearan banderas con la esvástica.

3. NICOLÁS II

Nicolás fue el último zar de Rusia, en quien se extinguió la dinastía Romanov. Nació el 18 de mayo de 1868 en San Petersburgo, Rusia y accedió al trono en 1894, sucediendo a su padre, Alejandro III de Rusia. 

En general siguió la política autocrática de su antecesor, si bien parece haber mostrado

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escaso interés y nulas aptitudes para las tareas de gobierno. Y así pensaba el propio Guillermo II, pero que a pesar de todo le “cortejó” para evitar que se alineara en la Triple Entente o Entente Cordial junto a británicos y franceses.

Nicolás era influenciable, de hecho, se dice que la zarina le dominaba de la mano de su consejero Rasputín, era tímido, básicamente bueno, características poco aconsejables para un líder de su calibre. Y eso era todo un riesgo, en su mano estaba el Imperio ruso que era el país más extenso del planeta y estaba poblado por 170 millones de súbditos.

La zarina era nieta, por su madre, de la reina Victoria. Ese era su nexo familiar con Guillermo II y Jorge V.

El zar estaba decidido, o mal aconsejado, a llevar una política exterior acorde a una gran potencia, a pesar de no contar con los instrumentos necesarios. El intento de expandirse por la costa del Pacífico le llevó a una guerra con Japón, que le llevó a una derrota humillante. Rusia demostró sus carencias desde el punto de vista militar. Pero peor fue que la derrota abriría la caja de los truenos de la Revolución de 1905, aunque el aparato represivo del Estado volvió a “restablecer el orden”. El primer aviso estaba dado.

En Europa oriental pretendió dominar el espectro geopolítico con un movimiento paneslavista aliándose con Serbia frente a los intereses de Austria-Hungría, cuestión que en poco tiempo le avocaría a la guerra.

En 1914 Rusia volvió a comprometerse en una guerra exterior, la Gran Guerra, para la que no estaba preparada ni en sentido militar, ni económico, ni político. Nicolás II no se puso al frente de sus tropas como pretendía la zarina influenciada por Rasputín para quedarse como regente, y en su nombre lo hizo su tío, el gran duque Nicolás. Pero tras los descalabros en Tannemberg y los Lagos Masurianos no le quedaba más remedio que tomar los mandos. Pero Nicolás era la persona menos indicada para retomar un nuevo rumbo en la guerra.

Las sucesivas derrotas frente al moderno ejército alemán más las políticas intrigantes de la zarina hicieron que la situación fuese poniéndose a favor de la revolución, de nuevo. Y en 1917 esta llegó y terminó por deponer al Zar que nada pudo hacer salvo abdicar.

Nicolas y su familia fueron confinados en el palacio campestre de Tsarkoye Selo. Para posteriormente acabar en la localidad de Yekaterimburgo (actual Sverdlovsk), y una vez que la Revolución había triunfado, seria ejecutado junto con toda su familia, por decisión del Sóviet del Ural, sin recibir la ayuda reclamada del Reino Unido.

4. JORGE V

Como dato curioso, de las cinco grandes monarquías europeas, al término de la Gran Guerra solo quedaría en pie la pragmática corona inglesa de Jorge V.

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No estaba previsto que fuse rey, por línea sucesoria le correspondía a su hermano mayor Alberto, pero el destino tenía guardada una carta y Alberto falleció dejando a Jorge en posición de príncipe heredero. Coronándose en 1910 cuando su padre falleció.

Su primera actuación política tuvo un carácter casi revolucionario de ruptura con el pasado. Jorge se encontró nada más sentarse en el trono con una crisis constitucional: la moderación del poder de la Cámara de los Lores. Todo un enfrentamiento entre los residuos del Antiguo Régimen y la democracia parlamentaria. 

En la guerra no se puso al mando de sus tropas como otros monarcas, pero fue el único que resultó gravemente herido en el frente. Eso sí, no por fuego enemigo. En una visita rutinaria a las tropas, concretamente para pasar revista a la unidad de Aviación, cuando se lanzaron los tres hurras reglamentarios el caballo del rey se espantó, derribando al monarca y cayendo sobre él.

Durante la Primera Guerra Mundial cambió la denominación de la casa real, que de Sajonia-Coburgo-Gotha pasó a ser Windsor. Se vio obligado ante el devenir de la guerra y, sobre todo, después de la batalla del Somme y la cantidad de bajas británicas en el frente bajo el fuego alemán que hizo que la sensibilidad del pueblo estuviera a flor de piel en contra de los alemanes y de lo que tuviera relación con ellos. Porque la corte británica tenía mucha influencia alemana, desde la llegada de los Hannover, a principios del siglo XVIII, los monarcas ingleses eran en realidad alemanes. El príncipe Luis de Battenberg había sido cesado de su puesto de primer lord del Mar, el más alto grado de la Royal Navy, porque su nombre era alemán. Jorge obligó a las otras personalidades reales con apellidos germánicos a que los cambiaran.

Una segunda “traición” acompañaría a Jorge V en su vida. Fue la de no prestar ayuda al zar Nicolas II después del triunfo de la Revolución cuando su vida y la de su familia corría peligro. Recordemos que la zarina era nieta de la reina Victoria y Nicolás primo hermano de Jorge. Pero las circunstancias políticas pesaron más que las familiares, el pueblo británico celebró la caída de la monarquía rusa y Jorge pensó aquello de que cuando las barbas de tu vecino veas pelar…Veía a las fuerzas desatadas del proletariado como una verdadera amenaza para su corona y decidió evitar cualquier cosa que las irritara.

Monarca prudente, conciliador y pragmático en 1924 entregó el mando político del país al partido laborista, con Ramsay MacDonald a la cabeza, líder racial que durante la guerra clamaba por colocar la bandera roja en todos los palacios europeos como había sucedido en Rusia. Pero Jorge V apostó por él y consiguió su moderación, demostrando que los laboristas eran capaces de gobernar responsablemente y mantener el orden.

Gozaría siempre del afecto del pueblo británico, que, en 1935, en una multitudinaria manifestación popular, le expresó su cariño con ocasión de los actos de celebración de sus bodas de plata como rey, año en que enfermaría gravemente, falleciendo el 20 de enero de 1936 de una neumonía. Faltaban meses para que comenzara la Segunda Guerra Mundial.

5. WOODROW WILSON

El presidente estadounidense era un pacifista convencido que se había presentado a las elecciones de noviembre de 1916 con la promesa a sus conciudadanos de no entrar en la guerra.

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La Gran Guerra le iba a dar a posibilidad de librar su pelea para imponer una política mundial idealista y ética, basada en la justicia y la compasión, que renunciara al uso de la fuerza y al revanchismo. Idealismo puro. La guerra submarina impuesta por Alemania le alejaría de esta idea y eso que había conseguido que la Kriegsmarine abandonara en 1916 su campaña agresiva contra los buques estadounidenses después del hundimiento del Lusitania.

Sus críticos le achacan que solo esperaba su segunda reelección para quitarse la careta y apostar por entrar en la guerra. De esta forma el 31 de enero de 1917 Berlín avisó de que terminaba esa “tregua submarina” y reinició los ataques, a lo que habría que sumar la interceptación de un telegrama alemán donde proponía a México una alianza para atacar por el sur a los EE. UU. El conocido como telegrama Zimmerman. Si en el país había alguien con dudas sobre la participación en la guerra, incluido su presidente, se disiparon en pocos minutos.

EE. UU. llegó a última hora a la guerra, en primavera de 1918 y a principio de Año Wilson había enunciado sus famosos Catorce Puntos donde insistía en la paz y en cómo debería ser el mundo después de la guerra. Cuando terminó esta el presidente estadounidense se trasladó a Europa instalándose durante más de medio año para desempeñar su papel de mediador no para defender los intereses de su país como uno de los vencedores. Pero fracasó en su cometido teniendo en cuenta el resultado final del Tratado de Versalles no pudiendo contener el revanchismo de sus colegas vencedores en especial el francés.

Solo consiguió sacar adelante su propuesta de una Sociedad de Naciones, pero fue una victoria agridulce, el Congreso estadounidense rechazó que los EE. UU. Formasen parte de ese nuevo organismo.

Falleció. el 3 de febrero de 1924, tres años después de recibir el Premio Nobel de la Paz.

6. GEORGES CLEMENCEAU

Político y periodista francés ya en plena Gran Guerra, en noviembre de 1917, es llamado por el presidente de la República Raymond Poincaré para ser nuevamente jefe de gobierno, acumulando los cargos de primer ministro (presidente del Consejo) y ministro de la Guerra. Clemenceau tenía entonces 76 años. Y a pesar de su avanzada edad trasmitió toda su energía en el gran objetivo: derrotar a Alemania. Consiguió que se creara un mando único aliado bajo el mando del mariscal francés Ferdinand Foch en mayo de 1918.

Cuando los alemanes rompieron el frente en 1918 y llegaron otra vez al Marne, amenazando

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de nuevo a París, le quitó importancia a la crisis: «Lucharé delante de París; lucharé en París; lucharé detrás de París».

Seria conocido como el Tigre por su vehemente oratoria en la Asamblea como en el papel de sus publicaciones periodísticas. Antimonárquico, antialemán, antimilitarista, anticlerical, antiimperialista, el más puro ejemplar de republicano radical.

Fue protagonista en la firma del Tratado de Versalles que cerraría la I Guerra Mundial con su actitud revanchista frente a los alemanes alejado de las posturas más tolerantes y conciliadoras del presidente estadounidense Wilson. Consiguió la devolución de Alsacia y Lorena además del total desarme alemán y el pago de exorbitantes reparaciones de guerra.

Pero este triunfo le pasó factura en clave interna y así en las elecciones de la Asamblea Nacional de noviembre de 1919 no obtuvo los resultados esperados y en las de enero a la presidencia de la República resultó derrotado y obligado a abandonar la jefatura del Consejo de ministros

La figura de Clemenceau irá siempre aparejada a la guerra y al Tratado de Versalles, pero en su perfil de periodista se debe su defensa de Alfred Dreyfuss, militar francés acusado de vender secretos de Estado a Alemania a finales del siglo XIX, en sus publicaciones en los diarios La Justice y L'Aurore. Fue en este último, fundado por Clemenceau donde apareció posiblemente la primera plana más famosa de la historia del periodismo, el “J’Acusse!” de Emile Zola, el gran alegato en favor de la libertad de Dreyfuss.

7. DAVID LLOYD GEORGE

«El futuro Napoleón» así le llamaba Clemenceau al político liberal británico que fue primer ministro entre 1916 y 1922. Durante la misma tuvo dos frentes, por un lado, Alemania y por otro los propios mandos británicos que no dirigían la guerra según su idea.

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Siendo ministro de la Guerra, se enfrentaría al establishment militar británico. Se equivocó en la gran estrategia, pues creía que la guerra no se podía ganar en Francia, pero acertó en cuestiones tácticas, como aumentar la potencia de fuego de la infantería dándole más ametralladoras, o establecer el sistema de convoyes con el que neutralizó la amenaza submarina. Y apoyó a Clemenceau en la creación del mando único de la mano del mariscal Foch, lo que contravino a los altos mandos militares y navales británicos.

Su política de mejoras para los trabajadores consiguió atenuar la conflictividad durante la guerra y evitar un gran estallido social en los años posteriores (1919-20).

Protagonista de la Conferencia de Paz de París (1919) fue la contrabalanza de las posturas revanchistas de Clemenceau junto al presidente estadounidense Wilson, con poco éxito.

8. VITTORIO EMANUELE ORLANDO

Fue uno de los Cuatro Grandes (Big Four), uno de los líderes de las cuatro principales potencias aliadas de la Primera Guerra Mundial, representando a Italia, reunidos en la Conferencia de Paz de París en enero de 1919 tras finalizar la Gran Guerra. 

Exigió el cumplimiento del Tratado "secreto" de Londres de 1915, por el que los aliados habían prometido a Italia una amplia compensación territorial en Dalmacia por su entrada en la Primera Guerra Mundial. La oposición de Wilson a sus demandas y el hecho de no ser apoyado ni por británicos ni franceses hizo que abandonara la Conferencia para regresar un mes después. Pero al final los tratados negociados fueron firmados por Italia por Francesco Saverio Nitti y Giovanni Giolitti

9. ENVER PACHÁ

Reconocido como padre de la Turquía moderna, líder de la Revolución de los Jóvenes Turcos.

Al estallar la Primera Guerra Mundial (1914-18) fue nombrado ministro de la Guerra y generalísimo del ejército. Fue quién más pugnó e impulsó la entrada de Turquía en la guerra. Tenía un proyecto grandioso, la unión de todos los pueblos de cultura turca de Asia en un Estado pan-turanio y suplantar el islam que amalgamaba el viejo imperio por el nacionalismo turco. Para eso tenía que enfrentarse a Rusia y por ello metió a su país en la guerra al lado de Alemania, pese a las reticencias de muchos.

Fracasó en el frente del Cáucaso, donde el empuje ruso le arrebató Armenia, echando la culpa a la quinta columna armenia, para justificar su derrota, empezando una operación de limpieza étnica para la que se creó el nombre de genocidio.

10. ARCHIDUQUE FERNANDO JOSE

El archiduque no fue un protagonista de primera mano en la Primer Guerra Mundial, pero es cierto que su asesinato en Sarajevo aquel 28 de junio de 1914 precipitaría la puesta en marcha de todo el entramado de alianzas que presidía la política internacional de aquella época y sería la gota que colmaba el vaso para el inicio de la guerra, que no la única causa.

Sobrino del emperador Francisco José I, se convirtió en heredero del trono en 1896, ejerciendo desde entonces una gran influencia en el Imperio, llegando a dominar prácticamente el ejército.

Conocedor de los problemas que tenía la corona con los nacionalismos quería transformar la monarquía dual en una en una monarquía federal tripartita en la que los eslavos, especialmente croatas, bosnios y eslovenos, vieran reconocida su autonomía, cuestión que chocaba de frente con los intereses serbios cuya pretensión era someter a estos pueblos bajo su poder.

Fue asesinado por el serbobosnio Princip, uno de los militantes de la organización nacionalista de la Mano Negra que atentaron contra él en junio de 1914. De ahí fueron cayendo como piezas de dominó las declaraciones de guerra. El imperio austrohúngaro culpó a Serbia estar detrás del atentado y le dio un ultimátum para aclarar las circunstancias, ante la negativa le declaró la guerra, detrás vino Rusia y así sucesivamente hasta el inicio de la guerra el 28 de julio, solo un mes después del magnicidio.

Fuentes:

La Aventura de la Historia. La I Guerra Mundial como nunca se la habían contado. Artículos de los personajes firmado por Luis Reyes

Webgrafía:

Francisco José de Austria biografiasyvidas

El hombre que vio caer el Imperio austrohúngaro La Vanguardia

Archiduque Francisco Fernando   biografiasyvidas

Guillermo II biografiasyvidas

Guillermo II de Alemania ¿Fue culpable Guillermo II de la Primera Guerra Mundial?

Zar Nicolás II biografíasyvidas

Nicolás II el último zar de Rusia Historia National Geographic

Jorge V biografíasyvidas

W. Wilson biografíasyvidas

G. Clemenceau biografíasyvidas

D. Lloyd George biografíasyvidas

Enver Pachá biografáisyvidas

Vittorio Emanuele Orlando biografísyvida





Comentarios

  1. Cuando leo sobre estas guerras siempre me acuerdo del dicho: "cuando dos elefantes se pelean, quién más sufre es la hierba". Sí, una vez que habían matado a Francisco Fernando era ya prácticamente inevitable la guerra, pero llevaban intentando que llegara ese momento por lo menos desde principios de siglo. Resulta además preocupante lo que las manías y los problemas mentales de cada gobernante puede contribuir a estos resultados.
    Por último, para mí lo preocupante es que parece que no hemos aprendido.

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    1. Gracias por tus comentarios Mercedes, estoy de acuerdo, pasan las cosas, se repiten y se vuelven a repetir sin aprender nada

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  2. La monarquía dual de Francisco José de Austria fue un sistema de gobierno complejo, sin duda. Dos capitales y dos Parlamentos para gobernarlo. Lo que comentas sobre los magnicidios que rodearon su entorno es estremecedor. Sin embargo él consiguió sobrevivir a disparos, bombas y atentados. Parece que la decisión del Congreso de Berlín abrió una caja de Pandora con consecuencias futuras implicando a Serbia y Rusia.
    Me parece un estupendo post.
    Te invito a visitar mi blog y comentar alguno de los míos.
    Muchas gracias.

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  3. De algunos ya había leído algo como Nicolás y Guillermo, pero es súper interesante leer tus posts sobre historia. Gracias por compartirlo. Abrazos

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