BREVE Hª DE ESPAÑA: LA HISPANIA ROMANA

Hispania romana

¿Cómo fue la presencia romana en la Península Ibérica?. En este artículo veremos  cómo llegaron y qué legado nos dejaron. 

Cuando hablamos de conquista romana lo hacemos del proceso histórico del dominio y control militar de la Península Ibérica. Cronológicamente sería desde el año 218 a. C. (en la Segunda Guerra Púnica) al 19 a. C. (con las guerras cántabras protagonizadas por Augusto) y terminó con la total integración y asimilación del territorio hispánico en el periodo del Imperio.

Ya vimos en anteriores artículos de este resumen de la Hª de España, como por razones geoestratégicas y, sobre todo, por la riqueza de metales y materias primas de la Península, ésta fue  muy atractiva para fenicios, griegos y cartagineses. Sin olvidarnos de sus productos agrícolas y ganaderos, como lo relata el propio Plinio. Pues algo parecido les pasó a los romanos, pero hubo algo más.

LLEGADA DE ROMA

Los cartagineses que habían perdido la primera guerra púnica contra los romanos adeudaban a estos, en concepto de indemnizaciones de guerra, unas sumas considerables de dinero. Por el siglo III aC se encontraban en la Península, dominándola militarmente y los romanos, como buenos  acreedores y rivales, no les quitaban el ojo de encima. Así que vinieron a ver qué sucedía aquí porque también conocían por los historiadores griegos nuestras riquezas.

Y como no podía ser de otra forma, las dos potencias militares acabaron chocando de nuevo e iniciando una nueva guerra, la Segunda Guerra Púnica que duró desde el 218 al 201 a. C.

Utilizando Sagunto como casus belli, ambas potencias iniciaron la guerra. Aunque en realidad esto solo fue una justificación porque tanto a cartagineses como a romanos les interesaba esa guerra.

Pero ¿cómo y por dónde habían llegado los romanos?

Lo hicieron en el año 218 a. C., desembarcando sus legiones en la antigua colonia griega de Emporion (Ampurias). En el 237 lo habían hecho los cartagineses. Y al mando de este ejército iba Publio Cornelio Escipión, padre de otro Escipión, que derrotaría a Aníbal en Zama, anulando el peligro cartaginés que durante tantos años se cernía sobre Roma.

Las legiones romanas derrotaron a las cartaginesas en aquella guerra púnica y comenzaron su expansión por la Península.

Por otro lado, cuestión esta de la expansión, que no les resultó ni fácil ni rápida. Tuvieron una fuerte oposición de los pueblos peninsulares, especialmente celtíberos y lusitanos. Ejemplos de esta resistencia es el caso de la ciudad de Numancia o el de Viriato. Pero al final casi toda la Península quedó bajo dominio romano.

Hispania romana


El último obstáculo se lo encontraron  en la cornisa cantábrica. Del año 29 al 19 a. C. tuvieron lugar las guerras cántabras en las que tuvo que intervenir el propio Augusto.

Para asegurar y consolidar su conquista, Roma fundó campamentos militares como los de Asturica Augusta (Astorga) o Legio (León) que posteriormente se convirtieron en ciudades.

Ilustres visitantes

A lo largo del periodo de Roma en Hispania, ésta vio pasar a Pompeyo Magno, miembro del primer triunvirato, y a Julio Cesar, otro de los miembros (junto a Craso por mencionar a los tres) que gobernó la provincia Ulterior, lo que le proporcionó méritos políticos y militares que le beneficiarían en su carrera. Parte de la guerra civil protagonizada por ambos también se llevó a cabo en Hispania, y en Munda obtuvieron las legiones de Cesar una vital victoria.

El propio Augusto estuvo varios años en la Península, primero para rematar la conquista y luego para organizar el territorio, que mas adelante veremos.

Pero también hubo emperadores de origen hispano como Trajano, Adriano y Teodosio.

ROMANIZACIÓN DE LA SOCIEDAD

Uno de los hitos más peculiares del paso de los romanos por la Península fue la romanización de la sociedad. Es decir, el proceso de integración de los pueblos prerromanos en los modelos económicos, sociales, político administrativos, culturales y religiosos de Roma. Y la asimilación de todos estos conceptos.

Este proceso contó con distintas ayudas, digámoslo así, como el ejército y sus acuartelamientos, las ciudades, la economía, las comunicaciones, las relaciones sociales y clientelares, la cultura. 

En el caso del ejército, en las legiones había soldados hispanos y esa convivencia castrense ayudó el acceso de estos legionarios hispanos a la cultura romana. Por no hablar de las uniones maritales de los legionarios con mujeres indígenas. También influyó en esta cuestión el establecimiento de soldados licenciados a los que se les daba tierras. Así las colonias militares y civiles fundadas por Cesar y Augusto como Emérita, Caesaraugusta, Urso o Acci, por mencionar algunas, se convirtieron en focos importantes de romanización. Los soldados hispanos retornaban a sus lugares de origen una vez finalizado el tiempo de servicio militar, contribuyendo a la integración cultural de sus comunidades. Y recibían la ciudadanía romana al licenciarse como lo acredita, por ejemplo, el bronce de Ascoli (89 a.C.). De esta forma se difundió el latín, se fueron cambiando las vestimentas y las costumbres y se desarrolló una nueva legislación penal, basada en el Derecho romano.

Si bien, evidentemente, la romanización fue un proceso impuesto por los conquistadores, es cierto que contó desde el interior con el apoyo de las élites locales interesadas en esa integración para conservar sus privilegios.

LA ECONOMÍA

Se vio muy beneficiada por la presencia de los romanos y tuvo un gran desarrollo por lo menos hasta el siglo III d. C. Racionalizaron y coordinaron el sistema productivo, introduciendo nuevas técnicas en los sistemas de explotación agropecuaria y minera. Y se benefició también del comercio al verse incluida en los circuitos comerciales de Roma, lo que impulsó no solo el comercio sino la producción, con la exportación a otros lugares del amplio mercado romano. Eran muy apreciados, por ejemplo, el aceite de la Bética o el garum.

Una particularidad de la economía romana es que era esclavista, todo el sistema de producción se basaba y dependía de trabajo de los esclavos, en su mayoría procedentes de los pueblos conquistados.

La economía estaba basada en el comercio, como hemos comentado, y más según crecía las posesiones de Roma y su expansión. El sistema de comunicaciones era espectacular y todo estaba perfectamente comunicado, no solo terrestre con sus famosas vías sino también marítimo. Así mismo, el desarrollo de las ciudades estaba muy relacionado con el papel de la ciudad en esta economía mercantil.

Y este desarrollo comercial estaba vinculado a la configuración de una economía monetaria basada en el denario romano, que jugaba como moneda internacional. En Hispania muchas localidades acuñaron monedas.

Y sobre la agricultura no puede faltar la mención a la clásica triada mediterránea, el olivo, el trigo y la vid. Destacaron sobre todo las producciones de vino y aceite que se exportaron en grandes cantidades. Por lo que a la producción ganadera se refiere era variada pero destacaba la ovina.

Novedades tecnológicas que debemos a los romanos son el barbecho y el regadío. La explotación agropecuaria por excelencia era la villa, de carácter latifundista dedicada a la producción para la exportación y que empleaba a esclavos, como ya comentamos al hablar de su economía.

Hispania roamana


La villa era una vivienda rural, una casa de campo, y era el núcleo de la propiedad agraria. Poco a poco se fueron convirtiendo en grandes residencias de las élites y combinaban funciones residenciales y productivas. Con una parte residencial, otra para los trabajadores de la misma y una tercera la destinada a la elaboración de los productos, con almacenes para el trigo y el aceite, por ejemplo. Dicho todo esto de una forma muy resumida.

Actualmente y gracias a los trabajos de arqueología se pueden visitar los restos de unas cuantas en España. Por ejemplo, la de Olmeda, Carranque, Noheda, Fuente Álamo, Centcelles, Veranes, Torre Águila, solo por poner algunos ejemplos.

Por otro lado, también destacó la pesca, cosa normal teniendo en cuenta los kilómetros de costa de la Península. Y derivada de ella nacieron otras actividades como la industria de los salazones, la producción de sal y la preparación  de la salsa garum tan apreciada en su momento.

Hispania romana
Ya dijimos que uno de los atractivos para los pueblos colonizadores era la riqueza de recursos de la Península y los mineros eran uno de ellos. Plata (durante la época republicana el metal por excelencia) y plomo en Cartagena, cobre en Andalucía y Asturias, mercurio en Almadén, oro en Galicia y León, estaño en Galicia. Podemos mencionar las minas de oro de Las Médulas en la comarca del Bierzo (León) considerada la mayor mina de oro a cielo abierto del Imperio Romano, y que nos ha dejado un paisaje muy característico.

Habitualmente las minas eran propiedad del Estado pero se permitía en ocasiones las minas privadas.

LA SOCIEDAD

Se caracterizaba, al igual que la de la metrópoli, por las desigualdades jurídicas entre hombres libres y esclavos, estaba muy jerarquizada y, ya propio del entorno peninsular, la integración de las elites locales y autóctonas fue importante.

En la cúspide estaban los ciudadanos romanos, dueños de grandes latifundios y, en consecuencia, muy ricos, que eran los miembros del orden senatorial.

Por debajo estaba el orden ecuestre, es decir, los caballeros, que procedían habitualmente de la aristocracia de los pueblos sometidos y controlaban los cargos políticos locales. Junto a los senadores formaban la aristocracia.

Debajo el ultimo escalón de los hombres libres, la plebe, el pueblo llano, pequeños comerciantes, pequeños propietarios agrícolas, artesanos y trabajadores libres.

Y al final de la pirámide, en su base, los esclavos que no eran libres y carecían de derechos.

ESTRUCTURA ADMINISTRATIVA Y TERRITORIAL

Siguiendo el modelo romano, Hispania se estructuró con una solida base político administrativa apoyada en una tupida red de ciudades bien comunicadas.

Los romanos dividieron Hispania en provincias, cada una de ellas dirigida por un gobernador.

Había dos tipos de provincias, las senatoriales, controladas por el Senado romano, que era el caso de la Bética, o las imperiales, bajo el control directo del emperador de turno, como eran los casos de la Tarraconense y la Lusitania

Hispania romana


El número de provincias fue cambiando con el tiempo y el mismo proceso de conquista. Así al principio Hispania se dividió en dos provincias: la Ulterior, que vendría a ser en la actualidad Andalucía y la parte occidental de la Península y por otro lado la Citerior, que seria la costa mediterránea y el valle del Ebro.

El siguiente paso lo dio Augusto en el año 27 a. C., cuando se dividió Hispania en tres provincias: la Bética con capital en Córduba, la Córdoba actual; la Lusitania con capital en Augusta Emérita, Mérida y la Tarraconense con capital en Tarraco, Tarragona.

En los siglos III y IV de nuestra era volvió a variar el mapa de las provincias. A nivel general se hicieron mas pequeñas y numerosas, así tenemos en la Península: Galaecia, Cartaginense Tarraconense, Lusitania, Bética y Baleárica. Y ya con Diocleciano  quedaron integradas en una unidad administrativa superior que era la diócesis de Hispania.

Las ciudades

La civilización romana fue una civilización eminentemente urbana. Las ciudades jugaron un papel fundamental en su estructuración territorial y crecieron en número y tamaño. Pero las ciudades no eran desconocidas en la Península a la llegada de los romanos. Estos se encontraron con ejemplos significativos provenientes de la época de colonización fenicia y griega (Gadir o Emporion, como ejemplos) o en regiones indígenas como Saguntum, Cástulo o Iliturgi.

En Hispania el establecimiento mas antiguo conocido es Itálica. El segundo es Grachurris, Carteia, Valentia (posiblemente se trata de Valencia de Alcántara). Y destacaron ciudades como Emerita Augusta, Caesaraugusta, Ilerda, Osca, Pompaelo, Calagurris, Complutum, Bilbilis o Tarraco, solo por citar algunas de una larga lista.

Posiblemente fuese Cesar quien diseñó un plan colonial para Hispania, como premio para la retirada de sus veteranos legionarios y fomentar la emigración desde la propia península itálica.

Gracias a una tablillas que contienen lo que se denomina Ley de Urso conocemos aunque de forma fragmentaria, la regulación del funcionamiento de la ciudad, incluyendo al gestión de la caja pública, las obligaciones financieras de los magistrados, las normas urbanísticas, el cuidado del territorio comunal o el desarrollo de los juicios pro ejemplo.

Hispania romana
Y hablando de legislación municipal no podemos olvidar la Lex Iulia Municipalis de Julio Cesar que Augusto incorporó a los municipios hispanos o el Edicto Flavio de Vespasiano por el que decretó la extensión universal del derecho ciudadano a toda Hispania, gozando sus habitantes de una ciudadanía romana disminuida, el derecho latino.

Las ciudades, auténticos centros económicos y políticos, ofrecían todo tipo de servicios a sus habitantes, totalmente novedosos: acueductos, termas, teatros, foros….

Su red viaria fue clave en su desarrollo y estuvo basada en las calzadas. Lo que les permitía organizar el territorio, asegurar su control militar y administrativo y unir las distintas ciudades, clave para el comercio.

LA ASIMILACIÓN DE LA CULTURA ROMANA

Podemos decir que ésta se produjo mediante cuatro canales de transmisión: la lengua, el arte, el derecho y la religión. Su herencia llega hasta nuestros días.

El latín se impuso sobre las lenguas autóctonas. En Hispania nacieron algunos relevantes autores que ganaron fortuna y fama en Roma: Séneca, Marcial o Lucano son algunos ejemplos.

Respecto al arte tenemos que hablar de la arquitectura o de los mosaicos. De la primera destacan los acueductos, quien no conoce el magnifico de Segovia, el de los Milagros en Mérida, teatros como los de Mérida, Cartagena, Tarragona, Segóbriga o Málaga por poner algunos ejemplos, que se conserva a día de hoy.  Puentes como el de Alcántara, templos y mausoleos, arcos conmemorativos como el de Bará en Tarragona o Cabanes en Castellón.  Acueductos y puentes reflejan la importancia del agua en la civilización romana. Y de los mosaicos son muy abundantes, con temáticas mitológicas, geométricas, paisajes, escenas cotidianas...un ejemplo es el yacimiento de Carranque en la provincia de Toledo.

Hispania romana


Fundamental el derecho romano, que regulaba todas las relaciones privadas y el funcionamiento de las instituciones políticas.

Y por ultimo las creencias religiosas, se respetaron las creencias locales en cierta medida pero era obligatorio el culto al emperador(en su caso) y a la triada símbolo del poder romano: Júpiter, Juno y Minerva.

A partir del siglo III entró en escena el cristianismo. Y en el año 313, el Edicto de Milán  decretó la libertad religiosa y reconoció legalmente al cristianismo que se convirtió en la Iglesia oficial del Imperio con el emperador Teodosio I en el año 380.

LA CRISIS DEL IMPERIO

A partir del siglo III el Imperio empezó a sufrir graves crisis que se controvertirían en el principio del fin. Crisis por cuestiones económicas, políticas y militares que fueron debilitando tan solido sistema que, como no podía ser de otra forma, afectó a Hispania.

Respecto a las cuestiones económicas diremos para empezar que comenzó la escasez de mano de obra esclava, recordemos que era la base de la economía. Y esto vino dado por la finalización de sus conquistas, sin guerra no había prisioneros, no había esclavos. Lo que encareció y llevó a la decadencia a muchas actividades productivas. Luego tenemos la amenaza de los pueblos bárbaros cuyas constantes incursiones pusieron en riesgo las relaciones comerciales. Y sumado a todo esto vino la paulatina despoblación de las ciudades.

Sobre las causas políticas y militares fue creciendo la inestabilidad del poder imperial y la incapacidad del ejército para contener esos ataques de los pueblos bárbaros que acosaban el limes. Estos ataques, guerras civiles y crisis económicas fueron debilitando al Imperio hasta su fin.

A principios del siglo V los alanos, suevos y vándalos llegaron a Hispania sin ninguna oposición, hasta llegar a establecerse. Hubo intentos de oposición como el del año 453 en el que el Imperio recurrió a los visigodos que a la postre acabarían quedándose.


Esta serie de artículos sobre la Historia de España están basados en el temario de 2º de Bachillerato. Historia de España, serie Descubre, editorial Santillana. Curso 2020-2021. Forma parte de una serie del mismo nombre publicada como podcast en ivoox por Historia Sin Pretensiones.


Fuentes:

Historia de España vol II Protohistoria y Antigüedad de la Península Ibérica. La Ibérica prerromana y la Romanidad. Eduardo Sánchez-Moreno (coordinador). Editorial Silex. Madrid 2013

Historia Antigua Universal III. Historia de Roma. Fe Bajo, Javier Cabrero y Pilar Fernández. UNED. 2008

Las guerras púnicas. Pedro Barceló. Editorial Síntesis. Madrid 2019


 

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