VOLUNTARIOS ESPAÑOLES EN CONFLICTOS EXTRANJEROS

Voluntarios españoles en conflictos extranjeros

Volvemos al tema de los voluntarios españoles en guerras ajenas, después de hablar de ellos durante la II Guerra Mundial en otros posts como el de “La Nueve en la liberación de París”, “Españoles en el British Army” o en el post más genérico, “Combatientes españoles en la II Guerra Mundial”, donde hablábamos de distintas situaciones, desde su participación al lado de la URSS a la División Azul, pasando por la Legión Extranjera, en el ejército estadounidense, o en la Number One Spanish Company entre otros casos.

En esta ocasión trataremos la situación de otros voluntarios españoles en guerras ajenas como la de reunificación italiana, la guerra de secesión estadounidense ambas en el siglo XIX y en la Gran Guerra (1914-1918).

Hombres que lucharon por su causa, en estos casos extranjera, por el lugar donde se desarrollaba la guerra, pero considerada como propia por ellos, bien sea la del liberalismo, el comunismo, el fascismo, la monarquía o el catolicismo.

Con un denominador común, el olvido de la historiografía de sus participaciones.

Como dice el historiador Jordi Canal: «Proyectaron, en el exterior, los conflictos vividos en su propio país. Y, además, los prolongaron: los carlistas vencidos en su tierra en 1840, 1849 o 1860 luchando al lado de los defensores del reino de Nápoles, pongamos por caso, o los republicanos derrotados en 1939, combatiendo junto a soviéticos o franceses contra la ocupación nazi»

ESPAÑOLES EN ITALIA. RISORGIMIENTO Y GUERRA DE INDEPENDENCIA

Se calcula que participaron en aquella guerra dos centenares de voluntarios españoles, mas o menos repartidos por igual, unos en un bando, liberales al lado de Garibaldi y sus camisas rojas y otros, principalmente carlistas, frente a ellos.

Risorgimento
El Risorgimento fue un movimiento del siglo XIX en Italia que buscó unificar los estados divididos en uno solo, culminando con la creación del Reino de Italia en 1861.En el siglo XIX, Italia estaba dividida en varios estados bajo control extranjero de Austria, España y Francia. La lucha por la unificación italiana atrajo la atención de muchos europeos, incluidos estos españoles, de los que vamos a hablar. 


Con Garibaldi

Ya en 1859 algunos voluntarios españoles se unieron al ejército regular de Víctor Manuel II y entre los esfuerzos de apoyo a la Italia liberal y democrática se formó la Legión Ibérica. En septiembre de 1860, un centenar de voluntarios españoles viajaron al sur de Italia. La iniciativa fue de Mazzini y, Fernando Garrido, periodista y político progresista español, aceptó el desafío.

La figura de Garibaldi y la leyenda que le rodeaba fue el verdadero banderín de enganche de los voluntarios españoles en las filas de los camisas rojas. Se les vio en la campaña de 1859 en el cuerpo garibaldino de Cazadores de los Alpes, por supuesto un año después en la expedición de los Mil en Sicilia y Nápoles, y en 1862 en el ataque a los Estados Pontificios que concluyó con la derrota garibaldina de Aspro Monte.

Los voluntarios españoles eran jóvenes con espíritu aventurero, demócratas y republicanos. Uno de ellos, Leonardo Sánchez Deus, definía en una carta de 1860 a los camisas rojas como “sansculottes de la libertad” y a su líder, “nuestro Garibaldi” un “ilustre revolucionario”.

Otros nombres ilustres españoles que apoyaron a Garibaldi fueron Fernández de los Ríos y Francisco Pi y Margall

Con el rey de Nápoles y el Papa

Enfrente se encontrarían carlistas y demás católicos españoles que vieron en la península itálica situaciones que les parecían familiares como el avance del liberalismo y la revolución, así como el cuestionamiento del poder de la Iglesia. Defensores de los sistemas monárquicos y conservadores, que veían en el movimiento nacionalista una amenaza a la estabilidad y el orden establecido.

La defensa de la causa del rey de Nápoles, atacado por las fuerzas de Garibaldi, concentró a los movimientos contrarrevolucionarios.

Entre los voluntarios españoles destacaron José Borges o Rafael Tristany. El primero que había luchado en la Primera Guerra Carlista y en la guerra de los Matiners, se puso al servicio de Fernando II de Nápoles intentando reclutar efectivos para la nueva causa en los medios carlistas refugiados en Francia, pero sin grandes éxitos. Acabaría siendo capturado y fusilado. Mas fortuna tuvo Tristany que también había participado en las guerras carlistas. Al servicio de Fernando II de Nápoles encabezó, entre 1861 y 1863, la guerrilla anti unitaria en los Abruzos. También lucho allí su hermano Francisco quien le escribiría en 1861: «Ya sabes cuántos sacrificios hemos hecho hasta aquí; solo anhelábamos continuarlos hasta dar la vida, si hubiera sido menester, en defensa de la causa de nuestro Rey. La espada que empuñábamos en España, volveremos a tomarla para combatir por la legitimidad en donde convenga…»

La causa de la defensa del Papa Pío IX también atrajo a voluntarios españoles. Aunque con anterioridad ya había habido intentos de constituir cuerpos armados, fue en 1860 cuando se materializarían. El voluntariado católico internacional que llegaba se reagrupó en el batallón de zuavos pontificios. Los españoles que se enrolaron como soldados del Papa fueron un centenar con el ideal de cruzada predominando entre ellos. 

Había carlistas también como Francisco Savalls o Alfonso de Borbón, hermano del pretendiente carlista Carlos VII. Recibieron el nombre de zuavos carlistas y combinaban el uniforme tradicional papal con la boina roja. Uno de ellos, Henri de Chevasneire, escribió en 1874 sobre Carlos VII. «trabajando por él trabajaremos por Pío IX y por Enrique V».

EN EE. UU. CON EL SUR Y CON EL NORTE

También aparecieron voluntarios españoles en otra guerra civil, esta vez en la de secesión de los Estados Unidos y en un número que no llego al millar (se calcula que entre quinientos y setecientos). Muchos de ellos habían llegado a la costa Este bajo los flujos migratorios iniciados en 1840 cuando las malas cosechas, las hambrunas, el crecimiento demográfico y la inestabilidad política sacudía a la vieja Europa. 

Guerra de Secesión estadounidense

Con los confederados

Otros lo hicieron en calidad de exiliados, sobre todo en el Sur, debido precisamente a esa inestabilidad política comentada. Estos exiliados sintonizaron con aspectos claves del ideario sociopolítico de los rebeldes sudistas. Y lo hicieron enrolándose en unidades de la estructura del ejército confederado, como los Regimientos de infantería números 21º de Alabama, 35º de Tennessee, el 2º de Florida o el 10º Regimiento de Infantería de Luisiana (Lee`s Foreign Legion), con 49 españoles como nos cuenta Joaquín Mañes en su libro Azules y Grises, donde encontramos nombres como Gustavo López, Pedro Barau, Alejandro Bethancourt y otros catorce españoles enrolados en la Compañía G, Orleans Rangers. También lo hicieron en unidades mixtas o constituyendo unidades en las que la mayoría eran españoles de origen, milicias urbanas de apoyo a las fuerzas regulares. Como la que se constituyó en la antigua ciudad española sureña de Mauvila, los Spanish Guards con 81 voluntarios, todos peninsulares o hijos de estos. Otro ejemplo fue el Spanish Regiment (5th Regiment) al mando de Peregrino Avendaño, dentro de la European Brigade o los Torrent Rangers. Y también los encontramos en una de las tres brigadas europeas que lucharon en la guerra (Three Guardsmen of the Crescent City).

Siguiendo a Joaquín Mañes sabemos que la Luisiana Legion contaba entre sus filas con el Regimiento de Cazadores Españoles, con 869 voluntarios en 1861 y al mando estaba el comandante J. Mingolarra. El mando de la First Company lo ostentaba el capitán J. Lladó, el de la Second, el capitán Ynfante, el de la Third el capitán Eloseguín y una compañía de reserva dirigida por el capitán M. Puig.

Con la Unión

El 39º Regimiento de Infantería de Voluntarios del Estado de Nueva York, conocido popularmente cono Garibaldi Guard estaba compuesto por tres compañías de húngaros, tres de alemanes, una suiza, una italiana, una francesa, una portuguesa y la compañía D, The Spanish Company. «En julio de 1863 el regimiento luchó de forma heroica en la batalla de Gettysburg» (Joaquín Mañes, Azules y Grises). No solo eso, tenemos a todo un almirante de la Armada, David G. Ferragut y a Luis Fenellosa Emilio, natural de Salem e hijo de españoles, integrante en el mítico 54º Regimiento de Infantería de Massachusets, conocido como Colored, por ser casi todos sus integrantes de raza negra, y su mítica carga contra la Batería Wagner a las afueras de Charleston el 18 de julio de 1863.

Como colofón a la participación de voluntarios españoles en la guerra de Secesión estadounidense, hay que mencionar al soldado Fernando Navarrete, del 39º Regimiento de Nueva York que logró la proeza de capturar una Stainless Banner al enemigo en Emmitsburg Road.

VOLUNTARIOS ESPAÑOLES EN LA GRAN GUERRA

De todos es conocida la neutralidad española durante la Gran Guerra, de la división en España entre aliadófilos y germanófilos o el papel de algunos personajes como el periodista Agustín Calvet, más conocido Gaziel, reportero de guerra de La Vanguardia, o el caso de Sofía Casanova, casada con el diplomático polaco Wincenty Lutoslawski, que vivía en Polonia cuando estalló la guerra y se dedicó al cuidado de heridos en los hospitales, escribiendo sus vivencias en sus artículos y crónicas en el periódico ABC para dar a conocer los desastres de la guerra. O la escritora Ángela Graupera, enfermera y corresponsal desde Serbia.

Primera Guerra Mundial


Pero ¿hubo combatientes españoles? Pues sí, unos dos mil, integrados en el regimiento de la Legión Extranjera defendiendo la causa aliada. Fueron entrenados en el campo de Valbonne, cerca de Lyon (Francia). En el frente Occidental lucharon en las localidades francesas de Prunay, Artois, Souchez, Belloy-en-Santerre, Soissons Villers-Cotterêts, relevaron a la fuerza norteamericana en Plateau de Laffaux, donde sufrieron numerosas bajas, y participaron en alguna de las batallas más importantes del conflicto, como la Batalla del Somme o la de Verdún. También hubo voluntarios en el frente Oriental, en Serbia, los Dardanelos y Bulgaria. Para apoyarlos se creó el Patronato de Voluntarios Españoles, gestionado por el Duque de Alba Jacobo Fitz-James y el Comité de Hermandad con los Voluntarios Catalanes, presidido por el médico y político independentista Joan Solé y Pla.

Pero desde el principio la historia de estos voluntarios ha estado manipulada y politizada por el nacionalismo catalán que llegó a elevar la cifra a 12.000. 

A principios de enero de 1915, sabemos que los españoles aptos para el combate eran 969. La mayoría estaban en el 1º Regimiento de Marcha de la Legión Extranjera, en los batallones 1º, 2º y 3º.

El problema es que no hay fuentes fiables ni historiografía de calidad. Hubo que esperar a la Transición para que comenzara a haber publicaciones con rigor histórico. Así en 1986 el profesor Albert Balcells publicó un artículo (Los voluntarios catalanes en la Gran Guerra) que, aunque seguía influenciado por la visión nacionalista, es cierto, que aportó puntualizaciones que contradecían esa visión y ya sugirió que el número de voluntarios fue de unos 1020. Y otro mito que derrumbó fue el de la motivación, que no era tanto ideológica, sino que hubo, prófugos, aventureros apolíticos e inmigrantes en Francia que a causa de la presión social o en busca de mejora de su situación, decidieron alistarse a la legión Extranjera.

A partir de este punto seguiré el trabajo de Alejandro Acosta López, Los voluntarios españoles de la Primera Guerra Mundial en la historiografía.

En 1991 David Martínez Fiol publica Els Voluntaris Catalans a la Gran Guerra. En este libro ya se hablaba de 2.191 voluntarios de los que 954 serían catalanes. Pero tampoco resultó un trabajo concluyente en la cuestión.

En 1995 desde Francia llegaba el trabajo del profesor de la Sorbona, Jean-Marc Delaunay, que como novedad tuvo acceso por primera vez a las fichas de los antiguos combatientes en los Archivos de la Legión Extranjera en Aubagne. Y nos habla de cifras de voluntarios entre 1. 085 y 1.100 hombres. también se aproximó a las motivaciones de los españoles en la Legión Extranjera, cosa que no había hecho Martínez Fiol, pero no tuvo en cuanta ninguna carta personal, por ejemplo, o cualquier otro documento generado por los combatientes.

En 2004 apareció en la revista cántabra Monte Buciero un artículo sobre voluntarios cántabros en la Gran Guerra firmado por Myriam Mayer y Emilio Condado Madera quienes pudieron consultar los expedientes personales, del Archivo de la Legión, con las hojas de servicio de seis combatientes cántabros. Otra aportación de este trabajo fue un anexo documental con una tabla inédita con datos de voluntarios españoles por provincias elaborada en 1922 por el coronel Boulet-Desbareau, desgraciadamente incompleta, pero sirvió para poner de manifiesto la elevada concentración de voluntarios españoles procedentes de las provincias del arco mediterráneo.

Otros trabajos como la colaboración entre Martínez Fiol y Joan Esculies (2014), el de Alfonso González Quesada (2014) o el de Francisco Fernández García (2018) han seguido sin echar luz a este tema.

Solo ha quedado una cosa clara y es que para conocer a fondo la cuestión es necesario incorporar a cualquier estudio o investigación los datos que puedan desprenderse de la documentación militar de la Legión Extranjera francesa en los Archivos ubicados en el recinto de Quartier Viénot de Aubagne. Especialmente la documentación de los expedientes individuales de los combatientes, los listados de fallecidos en combate t los cuadernos de registros de alistamiento en diferentes ciudades francesas. 

De lo poco que hay constancia conocemos al cabo Andrés Arocas, que recibió la Legión de Honor en 1917 de manos del Petain; que José Martínez ascendió hasta capitán y logró la Legión de Honor por una misión de guerra, en abril de 1917, liderando un grupo de 17 voluntarios vascos y catalanes, resultando herido y viviendo con 150 prisioneros, incluidos cuatro oficiales.


Para finalizar recojo las palabras de Alejandro Acosta López cuando concluye: «pese a los numerosos avances realizados, existen aún muchos aspectos sobre los que avanzar para alcanzar un nivel de conocimiento suficientemente amplio que, a su vez permita enriquecer el panorama historiográfico sobre el impacto de la Gran Guerra en España y el alcance de las iniciativas aliadófilas, así como sus principales receptores y apoyos de todo tipo. En último término, un mejor y más profundo conocimiento de la cuestión debe ayudarnos a una mejor comprensión de las profundas conexiones entre la realidad española de 1914-1918 y su entorno europeo»

Fuentes:

Aventura de la Hª nº161 Voluntarios Españoles en Guerras Ajenas. Frente al espejo de Italia, de Jordi Canal y EE. UU. con el Norte… y con el Sur de Raúl C. Cancio

Azules y Grises, una historia de la guerra de Secesión y sus combatientes españoles. Joaquín Mañes Postigo, 2020, Ediciones Salamina

Los voluntarios españoles en la Primera Guerra Mundial en la historiografía. Alejandro Acosta López. Revista de historiografía 37, 2022

Españoles en la Gran Guerra: los voluntarios cántabros. Monte Bucero 10. Myriam Mayer y Emilio Condado Madera

Webgrafía:

La desconocida historia de los españoles que lucharon con la Legión francesa en la Primera Guerra mundial

Testimonios españoles en el frente en la Gran Guerra  Ministerio de Cultura España. Centro de Información Documental de Archivos (CIDA)

Para saber más: 

Tesis doctoral de Alejandro Acosta López, Los voluntarios españoles en la Legión Extranjera francesa durante la Primera Guerra Mundial. Universitat de Barcelona. Departament d'Història i Arqueologia 2021.

Los voluntarios españoles en la Gran Guerra (1914-1918): una aproximación preliminar a unas motivaciones poliédricas. Mónica Moreno Seco (coord.), Del siglo XIX al XXI: tendencias y debates. Actas del bXIV Congreso de la Asociación de Historia Contemporánea, Alicante, Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, 2019, pp. 1797-1809. ISBN: 978-84-17422-62-2.

Entre el provecho y el olvido. Los voluntarios españoles en la Primera Guerra Mundial. Magdalena de Pazzis Pi Corrales (dir.), Aportaciones de los coloquios de Jóvenes Investigadores en Historia y Arqueología Militar. Nuevas Perspectivas, Madrid, Cátedra Extraordinaria Complutense de Historia Militar, 2020, pp. 489-520. ISBN: 978-84-09-26116-1


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