EL DESEMBARCO EN NORMANDÍA PROLEGÓMENOS
PROLEGÓMENOS
Y DISEÑO DE OVERLORD
En los escritos de
Churchill sobre la operación Overlord, en su fase de decisión sobre cómo y dónde
atacar, se desprenden del primer ministro un recuerdo en forma de pesadilla de
lo sucedido en Gallípoli tres décadas atrás: «Éste era el fruto de los
conocimientos adquiridos a muy alto precio por franceses y británicos desde
1915 a 1917».
Desde 1942 era una
constante las exigencias soviéticas sobre sus aliados sobre la apertura de un
segundo frente en el oeste de Europa para aliviar la enorme y costosísima carga
que llevaba la URSS en su lucha contra los ejércitos nazis.
En mayo de 1943, en la
Conferencia Trident celebrada en Washington, ya se puso encima de la mesa la
necesidad de abrir ese segundo frente. Tres meses después, en la Conferencia deQuebec de agosto, se aprobó oficialmente el desembarco en Francia, denominándolo
ya como Overlord. Y en la Conferencia de Teherán en noviembre comunicaron el
compromiso a Stalin.
Nombraron máximo
responsable de la operación al general estadounidense Dwight D. Eisenhower y
como jefe supremo de las fuerzas terrestres sir Bernard Law Montgomery. Bajo su
mando quedaría el Primer Ejército de EE. UU. del general Omar Bradley y el
Segundo Ejército británico del general Miles Dempsey.
La fecha elegida en ese
momento fue la del 1 de mayo de 1944. El lugar, por descarte, clima, orografía,
corrientes, comunicaciones interiores y, por supuesto, defensas alemanas
influyeron en la decisión. Por todo ello las playas de Normandía fueron las
elegidas. La meteorología y la complicada preparación hicieron que la fecha se
fuese postergando hasta la primera semana de junio.
Como apoyo al desarrollo
de Overlord se planificó otra operación de carácter naval, de nombre Neptuno,
dirigida por el almirante británico Ramsey. Transporte de las tropas, cobertura
artillera y construcción de muelles artificiales formaban parte de esta
planificación.
La aviación también
tendría su papel en la operación. Primero con vuelos de observación o con la
destrucción de nudos ferroviarios, puentes, depósitos de combustibles o
aeródromos que dificultasen los movimientos de las fuerzas alemanas del
interior y su defensa.
El espionaje, la sorpresa
y el despiste iban a ser clave en el éxito o en el fracaso de toda la
operación. Los alemanes conocían el gran movimiento de tropas y material que
iba llegando a Gran Bretaña.
No era difícil suponer que algo grande se estaba
tramando. Uno de los espías alemanes, Cicerón, avisó del inminente ataque a
principios de la primavera de 1944 pero no pudo completar la información o
hacerlo de forma más precisa. Un español jugó un papel destacado en este campo
del espionaje, Juan Pujol (Rufus y Arabel para el Abwerh, servicio de inteligencia de la armada alemana y Garbo para los británicos del MI5) que
se hizo pasar por espía de los nazis suministrando información falsa y alguna
veraz de escasa importancia para no levantar sospechas. Consiguió crear la
certeza entre los alemanes de que el desembarco se produciría en las costas de
Calais, 250 kms. al norte de Normandía. Otra operación complementaria se puso
en marcha con este objetivo de nombre Fortaleza (Fortitude). Cerca de Dover se
montó un complejo y enorme decorado simulando miles de tanques, camiones, barcazas
y todo tipo de material militar incluso un supuesto cuartel general con líneas
ferroviarias y carreteras de comunicación. Además, se intensificaron las
incursiones aéreas sobre esa zona de la costa francesa que dieran apariencia de
un interés real. Los objetivos del paso de Calais fueron dos veces más
bombardeados que los del sector del desembarco.
La minuciosidad de la
planificación llegaba al punto de utilizar hombre ranas que trasportados por
submarinos pudieran inspeccionar las playas del desembarco, su arena y sus inclinaciones,
así como las defensas que Rommel había diseñado para aquella zona.
Overlord no solo iba a
consistir en el desembarco, fuerzas aerotransportadas saltarían en paracaídas
en la retaguardia alemana, detrás de las playas, para acabar de desorganizar la
ya de por si desorganizadas líneas enemigas cortando comunicaciones
telefónicas, tomando puentes y carreteras de comunicación y destruyendo todas
las defensas que se encontraban en su camino.
LA FUERZA EXPEDICIONARIA EN NÚMEROS
Las tropas de desembarcos eran considerables. La primera oleada estaba compuesta por un total de 150.000 hombres entre británicos, estadounidenses y canadienses, en total 10 divisiones y otras 30 vendrían a continuación donde también llegarían polacos y franceses. Toda esta fuerza estaría protegida por la artillería de la armada y el fuego de la aviación, prácticamente dueña de los cielos normandos, dado que la Luftwaffe había sido prácticamente anulada con la operación Pointblank.
Las tropas de desembarcos eran considerables. La primera oleada estaba compuesta por un total de 150.000 hombres entre británicos, estadounidenses y canadienses, en total 10 divisiones y otras 30 vendrían a continuación donde también llegarían polacos y franceses. Toda esta fuerza estaría protegida por la artillería de la armada y el fuego de la aviación, prácticamente dueña de los cielos normandos, dado que la Luftwaffe había sido prácticamente anulada con la operación Pointblank.
Y una vez establecidas y
consolidadas las cabezas de playa, 3.000.000 millones de hombres, la mayoría
británicos y estadounidenses esperaban en Inglaterra para cruzar el canal junto
con más material militar, locomotoras, puentes, miles de kilómetros de raíles y
vagones de ferrocarril. El transporte se convertiría en un arma fundamental.

PLUTO
El aprovisionamiento de combustible, tan necesario para el avance y no sufrir retenciones fue una espectacular obra de ingenio. Se construyeron 1.600 kms de tubería de oleoductos que atravesaban el mar y decenas de estaciones de bombeo en las costas inglesas que eran camufladas en garajes, granjas e incluso en fábricas de helados. A estos ingenios se les bautizó como Pluto (Pipe Line Under The Ocean).
MULBERRY
Ante la incertidumbre sobre la posibilidad de conquistar algún puerto natural el primer día del desembarco, se diseñaron y construyeron puertos artificiales dotados de instalaciones adecuadas y con capacidad suficiente para soportar el tráfico de la maquinaria de guerra durante la invasión. Se emplean dos sistemas de puertos artificiales. Uno es el denominado Grosella, que consiste en hundir en el lugar elegido, un numero de buques cargados de cemento, dispuestos proa con popa, que sirva de refugio y descarga a los buques pequeños, salvo en caso de fuerte temporal. Otro es el conocido por Mora que, sí es un auténtico puerto, constituido por enormes bloques de hormigón llamados Phénix. En el lenguaje cifrado tales puertos eran conocidos como muelles mulberry.
FUNNIES
Ante la incertidumbre sobre la posibilidad de conquistar algún puerto natural el primer día del desembarco, se diseñaron y construyeron puertos artificiales dotados de instalaciones adecuadas y con capacidad suficiente para soportar el tráfico de la maquinaria de guerra durante la invasión. Se emplean dos sistemas de puertos artificiales. Uno es el denominado Grosella, que consiste en hundir en el lugar elegido, un numero de buques cargados de cemento, dispuestos proa con popa, que sirva de refugio y descarga a los buques pequeños, salvo en caso de fuerte temporal. Otro es el conocido por Mora que, sí es un auténtico puerto, constituido por enormes bloques de hormigón llamados Phénix. En el lenguaje cifrado tales puertos eran conocidos como muelles mulberry.
FUNNIES
Un arma que resultó clave
en el desembarco fueron los carros de combate preparados, tuneados, para la
ocasión, que serían conocidos como los “funnies”.
Desde tanques flotantes, como los Sherman, impermeabilizados y dotados de dos
hélices y de una lona inflable a los Bobbin que en la parte delantera disponía
de 34 metros de tela resistente enrollada y de 3 metros de ancho que permitía
circular sobre él y no atascarse en la arena de la playa; el Cangrejo con
cadenas giratorias delanteras para la destrucción de minas; el Churchill Avre
que llevaba un puente incorporado que permitir salvar fosos de hasta 9 metros;
el Cubo Basura Volante que iba dotado de un mortero o el Cocodrilo con un
lanzallamas.
Durante el mes de mayo en
los bosques del sur de Inglaterra se esconderán y camuflarán tanques, camiones,
ambulancias, “jeeps”, “funnies” y enorme cantidad de munición. Los hombres que
han ido llegando a la isla de forma escalonada duermen en tiendas de campaña y
en casas prefabricadas. La tensión va in
crescendo según pasan los días y las horas. El entrenamiento no cesa, físico
y de estrategia. Se según se va a cercando la fecha se suceden las reuniones
explicativas, enseñando fotos y exponiendo la forma de actuar y los objetivos
de ese primer día.
DEFENSA
ALEMANA
La defensa de las costas
atlánticas estaba a cargo de, supuestamente 59 divisiones alemanas, y digo
supuestamente, porque todas ellas estaban mermadas en un 30 o 40%, por lo que
en realidad en su totalidad se reducía a 35 divisiones. Eran soldados veteranos
y mayores y había tropas oriundas de otras nacionalidades aliadas de los
alemanes, a los que se les supone menor espíritu combativo.
La defensa de la zona
estaba encomendada a tres grandes agrupaciones: el XV Ejército, al mando del
coronel general Hans von Salmuth, cuyo jefe de Estado Mayor era el comandante
general Rudolf Hoffmann; el VII Ejército a las órdenes del coronel general
Dollman cuyo jefe de Estado Mayor era el comandante general Pemsel, y el I
Ejército.
Respecto a las fuerzas
acorazadas cuya participación siempre ha sido objeto de polémica en cuanto a su
interpretación, tenemos el I Cuerpo Blindado a cargo del teniente general de
las S.S. Sepp Dietrich que comprende la 12ª División S.S. “Hitler jugend” a las
órdenes del general Witt; la 17ª División “S.S. Götz von Berlichingen” con el
comandante general Ostendorff al mando, y la 21ª División, a las órdenes del
general Feuchtinger, pero esta última
así como la 2ª División del general von Lüttwitz, serán refuerzos que
reciba el I Cuerpo en el transcurso de la batalla. Por otro lado, consta la
presencia de la División Experimental de Carros de Combate del teniente general
Fritz Bayerlein. Todas estas fuerzas blindadas contaban con una jefatura
suprema, cuyo Cuartel general radicaba en Paris y a cuya cabeza estaba el
general Geyr von Scheweppenburg.
La marina alemana estaba
al mando del contraalmirante Hennecke, pero prácticamente estaba reducida a
nada, como la aviación del mariscal Sperrle.
Al mando de todas estas
tropas estaba el mariscal Gerd von Rundstedt, quien en realidad no confiaba en
las defensas de las playas y era partidario de permitir la llegada del enemigo
y enfrentarse a él una vez adentrados en el interior, alejados de la protección
de su flota y de su aviación.
ROMMEL. EL MURO DEL ATLÁNTICO
Contrario a esta opinión era el general Rommel que era el encargado de supervisar las defensas de la costa, denominadas, un tanto pretenciosamente, la Muralla del Atlántico. Su objetivo era que los aliados no consiguieran afianzarse en la costa tras el desembarco, no permitirles que consolidaran las cabezas de playa.
Contrario a esta opinión era el general Rommel que era el encargado de supervisar las defensas de la costa, denominadas, un tanto pretenciosamente, la Muralla del Atlántico. Su objetivo era que los aliados no consiguieran afianzarse en la costa tras el desembarco, no permitirles que consolidaran las cabezas de playa.
«Créame, Lang, las
primeras veinticuatro horas de la invasión serán decisivas…De su resultado
depende el destino de Alemania…Tanto para los aliados como para nosotros será
el día más largo» Así se dirigía Rommel a su ayudante, el capitán Lang, el 22
de abril de 1944.
En su empeño y
preparativos, trató de convencer a von Rundstedt y al general von Scheweppenburg, al mando de las fuerzas blindadas, para
que aproximaran sus efectivos todo lo posible a la costa, pero sin éxito. Mismo
resultado con la Kriesmarine y la Lutwaffe. Para mayor desesperación de
Rommel que era un especialista en la guerra blindada, no pudo disponer de tres
de las seis divisiones blindadas que había en su sector: de las las Waffen SS, que
solo podían ser empleadas por órdenes directas de Hitler. «Vale
más una división blindada en el día J que tres divisiones blindadas en el día
J+3».
La argumentación de
Rommel era lógica y aplastante, cuando se produce el desembarco, las tropas
llegan a la orilla en malas condiciones físicas y morales. El transporte es
largo, los hombres no han dormido, la mayor parte llegan mareados.
Necesariamente van demasiado cargados; sus uniformes están mojados y tienen la
sensación de dirigirse a pecho descubierto ante un enemigo que le está
esperando. Es el momento idóneo en el que el enemigo es más débil, en la misma
playa.
Por otro lado, Rommel era
el único convencido de que allí se produciría el desembarco a diferencia del
mismo Hitler que seguía pensando en Calais. Siguiendo además una táctica de
deducción por descarte de otras zonas, al igual que habían hecho los aliados.
Como la supervisión y preparación de las defensas era su cometido se dispuso a ello de la mejor forma posible. Camufló las baterías artilleras, minó las zonas más expuestas, puso trampas y obstáculos en las playas y reforzó su fuerza artillera. Entre los artilugios ideados para las defensas estaban los llamados puentes belgas, los “espárragos” de Rommel y sembró las playas de minas, así como desplegó kilómetros de alambre de espino. Y multitud de trampas de todo tipo, pero con los escasos medios que contaba las defensas dejaban mucho que desear a sus propios ojos y valoración.
PREPARATIVOS: LAS PLAYAS
El 28 de febrero de 1944
quedó establecido el plan definitivo: el 2º Ejército británico, al mando de
Dempsey, desembarcaría entre Arromanches y la desembocadura del Orne en
Ouistreham, en las playas denominadas Gold,
Juno y Sword, y el 1 Ejército
norteamericano al mando de Bradley, lo haría en las denominadas Omaha y Utah, en el estuario de
Carentan. Dos divisiones aerotransportadas americanas y una británica
protegerían los flancos. Los estadounidenses tomarían Cherburgo y los
británicos Caen.
El proyecto del plan de
invasión fue establecido por el COSSAC (Estado Mayor del Mando Supremo Aliado)
en julio de 1943. En agosto, un nuevo organismo, la SHAEF (Oficina Central
Suprema de la Fuerza Aliada Expedicionaria) lo pulió y concretó. El ataque
sería en Normandía, peor defendida que Calais.
El 15 de mayo Montgomery
presentó el plan definitivo a los altos mandos. El día D desembarcarían cinco
divisiones, aproximadamente una por playa, además de otras tres divisiones
aerotransportadas. La Big Red One estadounidense
al mando del general Huebner lo haría en Omaha,
entre Port-en-Bessin y la desembocadura del Vire con una extensión de 30 kms,
que se dividió a su vez en siete sectores: Able,
Baker, Charlie, Dog, Easy, Fox y George; y la Ivy League, al mando del Major-General
Barton en la playa de Utah, la más
occidental en un mapa, entre la desembocadura del Vire y Quinéville con una
extensión de 25 kms y dividida también en cuatro sectores, Tare, Uncle, Victor y William.
Británicos y canadienses
desembarcarían en las otras tres playas con el 2º Ejercito, entre
Port-en-Bessin y Cabourg. Se componía de dos cuerpos, el 1º al mando del
teniente general J.T. Crocker lo haría en las playas de Sword y Juno y el 30º en Gold.
A Juno llegaría la 3ª división
canadiense, con un frente de 8 kms entre Langrune y La Riviére, divida en tres
sectores Love, Mike y Nan. Gold, con
un frente de 17 kms entre La Riviére y Port-en-Bessin, divido en cuatro
sectores How, Item, Jig y King. Sword a
5 kms al este de Juno entre
las poblaciones de Saint-aubin y Ouistreham. Como en el resto de las playas
estaba divida en sectores Oboe, Peter,
Queen y Roger
Se asignaron tres
divisiones aerotransportadas para cubrir los flancos, dos estadounidenses, la82ª y la 101ª que serían lanzadas sobre Carentan y la 6ª británica lanzada al
este del Orne.
La operación naval tenía
dos objetivos además del traslado de los soldados a las playas normandas, que
eran romper las defensas costeras alemanas por un lado y por otro, mantener el
flujo de refuerzos durante unas cinco o seis semanas. Para cumplir esos
objetivos se dispuso del mayor despliegue y concentración de unidades navales
jamás vista.
El tercer elemento de la
operación Overlord, junto a la terrestre y la naval, fue la aérea. Que en
realidad comenzó meses atrás con operaciones de reconocimiento y bombardeo.
Consiguieron la superioridad frente a la Luftwaffe,
trastocaron el sistema de comunicaciones alemán, apoyaron los desembarcos y
los posteriores avances, facilitaron transporte a las unidades
aerotransportadas y realizaron multitud de operaciones de engaño. Sin
olvidarnos los constantes ataques a las defensas costeras. El Jefe del Estado
Mayor de Rommel, Hans Speidel escribió: «La destrucción de vías férreas hizo
imposible el transporte de mercancías y refuerzos por tren hacia mediados de
1944 (…) La falta de carburante paralizó cualquier movimiento. Los puentes
sobre el Sena entre Paris y el mar y los del río Lora desde Orleans resultaron
destruidos desde el aire antes del 6 de junio de 1944».
ERRORES SIN CONSECUENCIAS
Pero los preparativos también tuvieron sus momentos de crisis y tensión. A primeros de mayo en el ministerio de la Guerra con las ventanas abiertas se produce un golpe de viento que hace “llover” sobre la calle cientos de papeles de documentos secretos de la operación. El despliegue humano lanzándose prácticamente escaleras abajo en persecución de esos papeles fue frenético. Tras unos buenos minutos de pánico se consiguen rescatar once copias del informe secreto, pero faltaba la última. Las dudas sobre dónde han ido a parar los papeles hacen temer por la evolución de la operación. Dos interminables horas después un viandante entrega la copia. No se sabe quién era esa persona y porqué tardó dos horas en devolverlos. Ni tampoco si pudo leer el contenido. Lo único que se sabe es que llevaba gruesas gafas y leía con gran dificultad. Otro extravío sucedió en un tren donde un ferroviario encontró una cartera con los planos de la invasión que rápidamente entregó a las autoridades.
Pero los preparativos también tuvieron sus momentos de crisis y tensión. A primeros de mayo en el ministerio de la Guerra con las ventanas abiertas se produce un golpe de viento que hace “llover” sobre la calle cientos de papeles de documentos secretos de la operación. El despliegue humano lanzándose prácticamente escaleras abajo en persecución de esos papeles fue frenético. Tras unos buenos minutos de pánico se consiguen rescatar once copias del informe secreto, pero faltaba la última. Las dudas sobre dónde han ido a parar los papeles hacen temer por la evolución de la operación. Dos interminables horas después un viandante entrega la copia. No se sabe quién era esa persona y porqué tardó dos horas en devolverlos. Ni tampoco si pudo leer el contenido. Lo único que se sabe es que llevaba gruesas gafas y leía con gran dificultad. Otro extravío sucedió en un tren donde un ferroviario encontró una cartera con los planos de la invasión que rápidamente entregó a las autoridades.
Otro caso curioso fue el
de los crucigramas. Leonard Sidney Dawe y Melville Jones llevaban veinte años
preparando el crucigrama de la edición matutina del diario londinense Daily Telegraph. Desde el 2 de mayo el
servicio de contraespionaje aliado vigilaba a Dawe por sus crucigramas. Ese
mismo día en el crucigrama matinal la pregunta de la casilla 17 horizontal era
el nombre de unos de los Estados de Norteamérica y la respuesta Utah; los días sucesivos sucedería algo
parecido, otro día la respuesta fue Omaha,
había otra con Overlord, otra con Mulberry e incluso una con Neptuno. El M.I 5 casi lo da por un
espía, pero debido a la gran autoridad que era entre los aficionados al
crucigrama y su, para nada, sospechosa personalidad, el servicio de
inteligencia británico tuvo que aceptar la coincidencia como explicación a
todo.
Un error en el correo
también pudo dar al traste con la operación. Un empleado de la Central de
Correos de Chicago manipulando documentos de la operación para enviar a Londres
equivocó un sobre y puso la dirección particular de la hermana de un sargento
escribiente del Cuartel General en Londres.
LAS
VÍSPERAS DEL DESEMBARCO
En las vísperas del
desembarco se sucedieron todo tipo de artimañas de los aliados para confundir a
los alemanes. Descubrieron que, lanzando tiras de aluminio muy próximas entre
sí, pero sin llegar a tocarse, las pantallas de radar enemigo detectaban el
paso de una gran formación aérea. Además, se planean cinco operaciones de
distracción. La Gravable, para confundir
a los alemanes con un desembarco al norte de El Havre con pequeñas
embarcaciones dotadas de globos a baja altura mientras una flotilla área
lanzaba las láminas de aluminio durante un periodo de más de tres horas. El eco
que registró el radar alemán fue el correspondiente al paso de una gran
escuadra naval. La operación Vislumbre
realizó la misma maniobra, pero en el sector de Boulogne. Otra operación fue la
Escuadrilla ABC que sobrevoló durante
cuatro horas las falsas zonas de desembarco. Y las operaciones Titánico y Taladro consistió en lanzar
muñecos de madera y las consabidas tiras de aluminio.
El día 1 ya estaba todo
preparado, pero la meteorología no acompañaba y ponía en riesgo toda la
operación. Así que se fue retrasando en espera del buen tiempo con el
consiguiente crecimiento de nerviosismo y tensión en las tropas. Entre el 29 de
mayo y el 2 de junio, las tropas habían recibido sus últimas instrucciones y se
encontraban ya a bordo de los navíos que los llevarían a las playas de
Normandía. Ya sabían dónde desembarcarían.
Los alemanes estaban más
confiados consecuencia de la desinformación y en vistas del tiempo. De hecho,
Rommel viajó en esos días a Berlín para celebrar el cumpleaños de su mujer que
era el día 6. Confiaba en aprovechar el viaje y entrevistarse con Hitler para
solicitar ayuda de las tropas SS. Ese 5 de junio el cielo estaba cubierto y llovía.
La relajación era total, se daban permisos e incluso los generales se disponen
a participar en el Kriegspiel de
Rennes.
Al otro lado del canal se
recibieron buenas noticias de los meteorólogos pronosticando buen tiempo para
el día 6. Si no se podía hacer esa noche habría que esperar quince días más y
el efecto sorpresa y toda la batería de engaños a lo peor no se podría
mantener. En una reunión de urgencia y de madrugada (del día 5) el alto mando
aliado decidió dar luz verde al desembarco. «Ok, let ‘er rip» sentenció Eisenhower.
A las 19:00 del día 5 el
general Eisenhower visitó la 101ª División Aerotransportada en Greenham Common.
Iba a despedirse de sus paracaidistas y darles ánimos, pero como señalaría el
teniente Wallace Strobel «creo que fue su moral la que mejoró estando con
nosotros». Ike dirigiéndose a un grupo de soldados les comentó que no tenían de
qué preocuparse, que disponían de los mejores equipos y líderes del mundo, y
una poderosa fuerza detrás de ellos. Pero sí tenían de qué preocuparse, iban a
ser lanzados en una zona atestada de alemanes esperándoles llegar con sus armas
cargadas y ellos bajando lentamente del cielo.
«Con las almas fuertes y
el corazón lleno de entusiasmo, marcharemos a la victoria» arengó el mariscal
Montgomery a las tropas británicas.
El mismo día 5 se realizó
el ultimo bombardeo devastador previo al desembarco.
El baile de fechas
provocado por el tiempo provocó que el desembarco se realizaría con marea baja.
Por una parte era bueno porque las barcazas verían los obstáculos de Rommel y
podrían esquivarlos pero los soldados deberían recorrer más metros al salir de
aquellas expuestos al fuego enemigo.
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CANCIÓN DE OTOÑO
Los agentes alemanes en las costas inglesas habían detectado que desde la BBC se transmitirían unos versos de Paul Verlaine de su poema Canción de Otoño, señal que daría comienzo la invasión. Una vez detectada la emisión radiofónica de los versos los alemanes se prepararon para el desenlace. Pero el mal tiempo hizo que los alemanes no confiaran en esa posibilidad.
«Los
interminables sollozos
de
los violines
del
otoño,
hieren
mi corazón,
con
su monótona
languidez»
A las 00:16 h del 6 de
junio el primer planeador con los comandos aterrizaba en suelo francés y a las
5:50 la escuadra naval aliada abría fuego contra las costas normandas con
posterior apoyo aéreo. Un simulacro se llevó a cabo también en Calais para
confundir más a enemigo. Y a las 6:30 llegó la primera oleada a las playas.
Rommel estaba el Berlín y Hitler durmiendo había dado órdenes que no se le
molestara y nadie por temor se atrevió a incumplir la orden.
No las debían tener todas
consigo cuando el propio Eisenhower preparó un comunicado en caso de fracaso:
«Nuestros desembarcos en la región de Cherburgo-El Havre no han logrado
conquistar una cabeza puente suficiente y he decidido replegar las tropas (…)
El ejército, la aviación y la marina han hecho todo lo que su valentía y su
dedicación al deber podían llevar a cabo. Si alguna falta ha sido cometida,
sólo yo asumo la responsabilidad».
Día D: los desembarcos en Historia Sin Pretensiones
Fuentes:
1939-1945 Segunda Guerra
Mundial, las claves de la mayor contienda de la historia, volumen 23 El Día D;
biblioteca el Mundo
La Segunda Guerra Mundial;
volumen 11 Preparativos en la mar, el desembarco día a d; volumen 12 Inicio de
la acción en Normandía, editorial Edilibro
La Segunda Guerra Mundial,
volumen 2, J.F. Aguirre, editorial Argos (1969)
Winston S. Churchill La
Segunda Guerra Mundial volumen II
El Día D, la batalla
culminante de la Segunda Guerra Mundial, Stephen E. Ambrose
https://historia.nationalgeographic.com.es/a/desembarco-normandia-imagenes_12771/5
https://historia.nationalgeographic.com.es/a/desembarco-normandia-imagenes_12771/5
Ayer vi un documental sobre la participación del Rey Jorge VI para confundir a los Alemanes. El Rey se prestó a todos los planes del M.I. 5 y M.I. 6 para confundir totalmente a los Alemanes que quedaron casi convencidos de que el desembarco no sería en Calais sino en la costa Noruega.
ResponderEliminarSi, es lo que se conoció como operación Fortaleza Norte. Gracias por leer el blog y por las aportaciones que siempre son interesantes.
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