EL OSTRACISMO ATENIENSE
¿Quién no ha oído hoy en
día la expresión condenar al ostracismo? ¿Sabemos qué significa? ¿y de dónde
viene? Muchas preguntas a las que hay que dar respuesta.
CLISTENES
Y se la debemos a
Clístenes, viejo conocido de este blog. Una vez que puso en marcha la
Constitución ateniense y conseguida la soberanía popular, el peligro podía llegar
de la reacción de la oligarquía aristocrática por el riesgo de que intentara y
consiguiera anular estas medias favorables al pueblo. «…que, por su poder, por
sus relaciones, o por otra influencia cualquiera, se eleva sobre los demás.»
Así define este peligro Aristóteles en su Política
(VII,5). Pero el riesgo también podía venir por la sombra de la tiranía que
amenazara aparecer de nuevo. Por estos motivos ideó e implantó la institución
del ostracismo.
El ostracismo podría
compararse a un exilio temporal de hoy en día. Consistía en alejar de la escena
política ateniense a cualquier persona que pudiera ser considerado por la
asamblea como una amenaza a la soberanía popular. Pero como veremos también cabía
la posibilidad de amnistiar al personaje en cuestión.
El origen de la palabra
proviene del griego clásico, del vocablo ostrakon,
o trozo de terracota o cerámica donde se escribía el nombre de aquel ciudadano
o ciudadanos a los que se les aplicaría este destierro.
APLICACION
¿Cómo se aplicaba? En la
sexta pritanía se procedía a votar en la Eklesía, a mano alzada. Si el
resultado era positivo en la séptima y octava pritanía, en asamblea solemne
(presidida por el Arconte Epónimo rodeado por la Bulé) se votaban a aquellos
políticos sospechosos de ser un peligro para la comunidad, de entorpecer con su
actitud o intento de acumular poder en sus manos, del buen funcionamiento de
las instituciones cívicas y populares.
Entonces cada ciudadano,
haciendo uso del ostrakon, escribía
con un punzón el nombre del acusado y depositaba su voto secreto. Esta
votación se hacía al pie de la colina en la que se ubicaba el Cerámico, el
barrio del gremio alfarero de Atenas. De ahí que encontrar un trozo de cerámica
no fuese un problema.
Se necesitaba un quorum
de 6.000 votos para que el ostracismo tuviera éxito y fuese efectivo el
destierro o exilio temporal del acusado. Así lo recoge Plutarco en Vidas Paralelas, Arístides, «contaban los arcontes el número de todas las conchas
que allí había porque si no llegaban a seis mil votantes, no había ostracismo».
A pesar de todo no hay unanimidad en este dato por parte de los historiadores.
Y en diez días debía
abandonar el Ática por un periodo de diez años. No perdía ni su ciudadanía ni
sus bienes y no afectaba a su familia. Pasados esos diez años podía regresar y
recuperaba su posición.
El ostracismo no era un
proceso judicial, si no político y, en consecuencia, no era considerado como un
castigo o pena. Evitaba la pena de atimia
(privación total o parcial de los derechos cívicos) y frente a ésta, demostraba
un sentido humanitario en la vida política ateniense.
No hay certeza de la
fecha concreta en la que se debió aplicar por primera vez. Volviendo a
Aristóteles, pero ahora en su Constitución
de Atenas (XXII, 4) nos cuenta que Hiparco, en el 488 a.C. fue expulsado
veinte años después de la instauración del ostracismo por Clístenes, por lo que
sabemos que el ostracismo no tuvo un uso inmediato después de su implantación.
Así lo atestigua también Plutarco en Vidas
Paralelas, Nicias.
PRIMEROS
OSTRACITADOS
Aristóteles en el cap.
XXII de su Constitución de Atenas
enumera a Megaclés, hijo de Hipócrates, del demo Alopece, como el segundo en la
lista de ostraciados en el año 486 a.C.
Jantipo, el padre de
Pericles, también la sufrió. Pero con este caso se da una vuelta a la tuerca
del ostracismo. Ya no se expulsa solo al conspirador peligroso o al demagogo
audaz, ahora se ataca directamente al grupo adversario, tratando de vulnerarlo
en sus hombres representativos.
Pero si tuviéramos que
destacar un caso peculiar ese no puede ser otro que el de Arístides, hijo de
Lisímaco del demo Alopece, que fue expulsado de Atenas en el año 482 a.C,
siendo uno de los protagonistas de la batalla de Maratón y uno de los
atenienses más prestigioso por sabio y virtuoso. Como ya he comentado a partir
de caso de Jantipo, la institución fue desvirtuándose de su original filosofía
y objetivo para ser un arma partidista. Era una forma aparentemente sencilla e
investida de legalidad para quietarse de en medio a los adversarios molestos e
incómodos.
ARÍSTIDES
«EL JUSTO»
Y eso es, más o menos, lo
que le sucedió a Arístides. Heródoto lo recuerda como «el mejor y más justo de
cuantos hombres hubo jamás en Atenas» (Nueve
Libros II, VIII, 71) y en otro pasaje lo califica como «el mejor hombre del
mundo» (Nueve Libros II, III, 94).
Por eso, entre otros motivos, era conocido como «el justo». Plutarco se hace
eco: «entre todas sus virtudes, la que más se dio a conocer al pueblo fue la justicia,
porque su utilidad es más continua y comprende a todos: así, un hombre pobre y
plebeyo alcanzó el más excelente y divino renombre, llamándole todos, el justo».
Continuamos con Plutarco, Vidas Paralelas, Arístides. «Promovía
Temístocles muchas cosas arriesgadas, y en todo lo relativo a gobierno le
contradecía y estorbaba; por lo que se vio Arístides precisado a oponerse a
muchos de los intentos de aquel; unas veces para defenderse, y otras para
contener su poder, acrecentado por el favor del pueblo: teniendo por menos malo
privar a la ciudad de alguna cosa beneficiosa que no el que aquel se
envalentonase saliéndose con todo.»
Peligroso rival se puso
en el camino de Arístides que al final consiguió extender el rumor entre el
pueblo que la verdadera intención de nuestro protagonista era que «aspiraba
sordamente a prepararse sin armas una monarquía»
Arístides fue sometido a
la votación para exiliarlo y en el momento de la misma, Plutarco nos relata
esta anécdota: «Estaban en esta operación de escribir las conchas, cuando se
dice que un hombre del campo, que no sabía escribir, dio la concha a Arístides,
a quien casualmente tenía a mano, y le encargó que escribiese Arístides; y como
éste se sorprendiese y le preguntase si le había hecho algún agravio: «Ninguno
—respondió—, ni siquiera lo conozco, sino que ya estoy fastidiado de oír
continuamente que le llaman el justo»; y que Arístides, oído esto, nada le
contestó, y escribiendo su nombre en la concha, se la volvió. Desterrado de la
ciudad, levantando las manos al cielo, hizo una plegaria enteramente contraria
a la de Aquiles, pidiendo a los Dioses que no llegara tiempo en que los
Atenienses tuvieran que acordarse de Arístides» Era el año 484 a.C.
AMNISTÍA
Pero también se aplicaba
la amnistía, como ya avancé antes, y podían regresar antes del decenio legal.
Así sucedió con el propio Arístides y anteriormente con Alcibiades, Megaclés y
Jantipo quienes volvieron a ser gratos al pueblo. Arístides fue elegido
estratega, tocándole durante su mando dirigir a los hoplitas atenienses en
Platea.
No sabemos si por
desquite, así lo afirma Plutarco, o por el propio devenir de la vida
Temístocles sufrió en sus carnes el ostracismo sobre el año 472 o 471 a. C.
marchando a Argos. Los espartanos vieron una oportunidad de destruirle, y le
implicaron en el complot del general espartiata Pausanias. A consecuencia de
ello, Temístocles abandonó Grecia y viajó a Asia Menor, donde entró al servicio
del Gran Rey persa Artajerjes I. Fue nombrado gobernador de Magnesia, donde
vivió hasta el final de sus días.
Hubo una pequeña tregua
en la política ateniense y en la aplicación de la ley que no volvió a
utilizarse hasta el año 461 a.C. siendo Cimon el siguiente en la lista. A continuación,
se vivió la pugna entre Pericles y Tucídides (no el historiador), consiguiendo
el primero la expulsión del segundo, entre 445 y 442.
PERICLES
De la vida de Pericles ya
escribí en otro post pero recordemos que ante la imposibilidad de atacar su
vida política sus enemigos se centraron en la privada atacando al circulo mas
cercano del político. Así hacia el año 440 consiguieron el ostracismo para
Damón, según Aristóteles y Plutarco pero ya en el siglo XX J, Carcopino pone en
duda esta operación.
Tras la muerte de
Pericles, las instituciones empiezan a corromperse y el pueblo ateniense tan
prudente y sabio inicia una carrera desenfrenada que acabaría con la república.
El ostracismo como recurso legal resulta un procedimiento demasiado lento para
suprimir al adversario.
El historiador Tucídides
en su Guerra del Peloponeso nos habla del ostracismo de Hipérbolo, que vivió
seis años en el destierro, muriendo hacia el 411, por lo que se puede calcular
que el ultimo ostracismo se votó en abril del 417, fecha que marca la
derogación de la ley, aunque nunca fue legalmente abolida.
Fuentes, para saber más:
Historia Antigua
Universal II El mundo griego de Pilar Fernández Uriel
Notas para un ensayo
sobre el ostracismo, Florentino V. Sanguinetti, Humanidades (La Plata 1921)
Memoria Académica (UNLP-FaHCE)
Vidas Paralelas, Plutarco
Política y Constitución de Atenas, Arístóteles
Guerra del peloponeso, Tucídides
Nueve Libros, Heródoto
Y estos dos blog que me
han ayudado a preparar mi post por la información de calidad que aportan y de
donde he obtenido algunas de las fotos
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