LA GUARDIA PRETORIANA
Hablar de la guardia pretoriana es hablar de un cuerpo de élite, de la famosa escolta del emperador, enrolarse en ella era pertenecer al cuerpo más prestigioso de la organización más poderosa de la Antigüedad. Un cuerpo, eso sí, cuya historia está sembrada de luces y sombras, posiblemente más de estas últimas. Durante los tres siglos y medio de su existencia fue capaz de poner y deponer emperadores, de interferir en los designios del Imperio, fue mucho más que un simple cuerpo de seguridad. Pero también prestó muchos servicios a Roma, incluso combatiendo en primera línea en las fronteras del imperio. Sin duda uno de los símbolos más distintivos de la Roma imperial.
ANTECEDENTES
Augusto, su fundador, no fue ni original ni innovador, pues los cuerpos de soldados adscritos a un general en calidad de escolta personal habían existido desde antiguo en el mundo romano. La primera referencia aparece ligada a Escipión Emiliano que utilizó una tropa de 500 hombres para su protección personal en el sitio de Numancia. Polibio, habla de las primeras tropas pretorianas en campaña. La primera descripción de una unidad pretoriana en acción se data el año 62 a.e.c. cuando el general Marco Petreyo lideró a las fuerzas senatoriales contra el rebelde Lucio Sergio Catilina en la localidad toscana de Pistoya y se la debemos a Salustio. El propio Julio César tuvo una unidad de estas características.
En este periodo previo a su fundación, “pretoriano” debía tener un uso muy amplio y general, desde el soldado que tenía funciones de guardia personal hasta el que pertenencia a una unidad especialista de prestigio. Cicerón en una carta a su hermano Quinto del año 52 a.e.c. se refería a cohorte pretoriana como quienes estaban al servicio personal del gobernador. La expresión estaba consolidada en el año 44 a.e.c., pero adolecía de concreción.
Octaviano y Marco Antonio, tras el asesinato de César, en sus disputas se preocuparon por nombrar sus propias cohortes praetoriae. Estaban todavía organizadas individualmente y eran utilizadas como tropa de élite. Les faltaba designación formal, organización e, incluso, condiciones de servicio.
INICIOS
Octaviano, ya como Augusto, fue quien dio organización estable al cuerpo. Tras su victoria en Accio consiguió el control de un vasto ejército y de una enorme cantidad de esas cohortes pretorianas, las suyas y las de Marco Antonio. La situación requería organización.
Augusto creó la guardia pretoriana en el 27 o 26 a.e.c. con la misión fundamental de servirle de protección, incluso frente al poder e influencia del Senado. Fueron un total de nueve cohortes, con unos 500 hombres por cada una, a cuyo mando situó a dos prefectos del pretorio, en su reinado solo tres estaban acuarteladas en Roma, el resto se encontraba a las afueras. Augusto quería mantener la apariencia de respeto por la legalidad republicana y ocultar la base de su poder, por eso no se atrevió a acuartelar en su totalidad en Roma. Fue su sucesor Tiberio quien, en el año 23, pasó a alojar todas en la capital, estableciendo el castra praetoria en la colina del Viminal, un establecimiento fijo dentro de la ciudad de Roma, albergando nueve cohortes pretorianas y tres urbanas.
A los pretorianos se les había unido en el año 13 a.e.c. una nueva unidad, las cohortes urbanas, que fueron tres que tenían una misión policial, eran la guardia de la ciudad, garantizaban la seguridad de Roma, pero llegado el caso podían asumir funciones militares. Y Augusto también creó las cohortes de vigilantes, los vigiles. Se crearon el año 6 con la misión de apagar incendios y proporcionar seguridad por la noche. Constaban de siete cohortes con, posiblemente, 1000 hombres cada una. Otra novedad de Augusto fue la creación de los Germani corporis custodes, también con funciones de guardaespaldas del emperador, reclutadas entre los bárbaros, pensando que podían ser más leales, pero el desastre de Teutoburgo le hizo cambiar de idea.
ORGANIZACIÓN
Como decíamos, su fundador tuvo que organizar y dotar de funciones a este cuerpo, pero desgraciadamente no queda documentación de cual era su configuración en sus inicios, respecto a la organización de las cohortes. Solo algunas fuentes no muy concretas de Dion Casio y Tácito.
Augusto, en el año 13 a.e.c. fijó la duración de la prestación militar en doce años para lospretorianos y dieciséis para el resto de legionarios y posteriormente, en el año 5 de nuestra era aumentaría a dieciséis y veinte respectivamente. Otro privilegio era la paga de los primeros dos o tres veces mayor y, otro elemento diferenciador, era que sus integrantes, con edades que oscilaban entre los 15 y los 32 años, se reclutaron en principio de las poblaciones del centro de Italia (Etruria, Umbría y el Lazio).
A la cabeza de la guardia pretoriana se creó el puesto de prefecto del pretorio prescindiendo de los senadores, habituales e
n estos puestos en el ejército, y dejándolo en mano de miembros del orden ecuestre, repartiendo el mando, habitualmente, entre dos. Cada cohorte estaba comandada por un tribuno, también de rango ecuestre.
n estos puestos en el ejército, y dejándolo en mano de miembros del orden ecuestre, repartiendo el mando, habitualmente, entre dos. Cada cohorte estaba comandada por un tribuno, también de rango ecuestre.
Su misión principal era de guardaespaldas del emperador, montando guardia en la casa de Augusto y escoltándole, a él o a otros miembros de la familia imperial, pero también tuvieron otras funciones como luchar contra los frecuentes incendios de la urbe, al lado de los vigiles y las cohortes urbanas, y proporcionando seguridad a los espectáculos públicos.
Se creó un destacamento especial dentro de la guardia como fuerza estratégica relacionada con la seguridad imperial: los speculatores, que cumplían funciones de “seguridad interna”, a modo de unidad de espionaje, así como empleándolos para cumplir las sentencias de confinamiento o ejecución de quienes eran declarados enemigos del Estado.
También combatieron como tropas de élite en los campos de batalla, bien como protección al propio emperador o de otro miembro de la familia imperial. Así sabemos que Tiberio utilizó a la guardia para reforzar las tropas que, al mando de su hijo Druso y de su sobrino Germánico, fueron encargadas de reprimir, respectivamente, los motines de los ejércitos de Panonia y Germania.
TRISTES Y SINIESTROS PROTAGONISTAS
Fue con Tiberio cuando la leyenda negra de la guardia pretoriana comenzó a forjarse. Este creó un grave vacío de poder al retirarse de la vida pública en la isla de Capri y dejar el imperio, prácticamente, en manos del prefecto de la guardia, Lucio Elio Sejano, el primero en explotar su posición al servicio de sus ambiciones que no eran otras que suceder a Tiberio como emperador. Sentó un grave precedente y a pesar de su eliminación ya era inevitable que la guardia no fuese consciente de su poder para desempeñar un papel fundamental en el ejercicio y la conservación del poder imperial, interviniendo en un juego ambicioso y sangriento en la lucha por la sucesión al trono.
El proceso se repetía constantemente con cada emperador, que se ganaba la “fidelidad” de la guardia pretoriana con regalos y privilegios, especialmente económicos con cuantiosas sumas de dinero en pagas o con otros premios como subsidios alimentarios con ocasión de eventos importantes.
A la caída de Sejano siguió Macron que elevó al trono a Calígula en el año 37, acelerando la muerte de Tiberio, convirtiéndose en el primer prefecto del pretorio que participó de forma activa en la muerte de un emperador. Cuatro años después se repetía la historia. Siguiendo al historiador británico Guy de la Bédoyère en su libro La Guardia Pretoriana, ascenso y caída de la escolta imperial de Roma: «La ascensión de Claudio como candidato de la guardia pretoriana, a la que inquietaba la idea de quedarse sin trabajo, estuvo ocasionado por el asesinato de Calígula, (…) víctima de una conjura en la que estuvieron implicados pretorianos y senadores». De esta forma Claudio sería el primer emperador que debió su ascenso al trono imperial a los pretorianos.
Otros nombres a los que sumar en la lista iniciada por Sejano y Macron, son Afranio Burro que jugó un papel decisivo en los primeros años del gobierno de Nerón o Tigelino. El apoyo de la guardia fue clave en el ascenso al trono de Nerón y lo fue igualmente en su final precipitando su caída. En época de Cómodo sería Tigidio Perenne el que ostentara este dudoso honor o Cayo Fulvio Plauciano en época de Severo. Todos ellos por poner unos ejemplos.
EL AÑO DE LOS CUATRO EMPERADORES
Tras la muerte de Nerón comenzó una nueva guerra civil en la que se sucedieron cuatro emperadores (año 69), periodo en el que los pretorianos jugaron un papel determinante en el carrusel de los ascensos y descensos de Galba, Otón, Vitelio hasta llegar a Vespasiano definitivo vencedor que instauró una nueva dinastía, la Flavia, fuerte y estable, suponiendo un freno en seco a las veleidades políticas de la guardia. Novedad en su corta historia fue que el mando del cuerpo recayó en el hijo y heredero del emperador, Tito, lo que contribuyó a que permanecieran siempre leales a la casa imperial. Además, con mayor frecuencia la guardia pretoriana empezó a estar más presente en el campo de batalla.
PÉRDIDA DE INFLUENCIA
Tras su poder e influencia en el siglo I «el siglo II es por entero diferente. La sucesión de emperadores firmes y competentes dio lugar a un periodo de estabilidad sin precedentes en el mundo romano. En este contexto, los pretorianos no tuvieron ocasión ni, al parecer, deseos de participar en el nombramiento ni en el derrocamiento de emperadores» (Guy de la Bédoyère).
Sin renunciar a sus tradicionales funciones, la guardia pretoriana participó en las guerras de Trajano y acompañó a Marco Aurelio en sus campañas contra las tribus germanas. Trajano creó una unidad montada, como brazo de caballería de la guardia pretoriana, los equites singulares Augusti, soldados auxiliares escogidos de los ejércitos del Rin y el Danubio, con unos efectivos que oscilaron entre los 720 y los 2000 hombres.
Pero con Cómodo, el indolente hijo de Marco Aurelio, la guardia volvió a tomar protagonismo, cuando vio una nueva posibilidad de influencia, volviendo a mostrar la cara de una guardia codiciosa, indolente y disoluta. Hasta que, en el 193, Septimio Severo, aclamado emperador por las legiones de Panonia, entró en Roma y disolvió la guardia por su vergonzoso papel en el asesinato del emperador Pertinax y la infamante “subasta” del Imperio a favor del rico y ambicioso Didio Juliano.
En el siglo III, las cohortes pretorianas se convirtieron en la élite del ejército de campo del emperador de turno. Sus comandantes, los prefectos del pretorio, perdieron parte de sus funciones castrenses a favor de una mayor dedicación a funciones administrativas. Así, durante la dinastía de los Severos, dos eminentes juristas, Papiano y Ulpiano ocuparon sucesivamente el cargo.
EL PRINCIPIO DEL FIN
El sistema tetrárquico instaurado por Diocleciano privó a los pretorianos incluso de su carácter de guardia palaciega, cuando Roma dejó de ser la sede de la corte imperial: Diocleciano y Maximiano, como augustos, Galerio y Constancio Cloro, como césares, en el reparto de las funciones del gobierno del Imperio, eligieron, respectivamente, Nicomedia, Milán, Tesalónica y Tréveris como bases. Dos cuerpos nuevos, los Iovanni y los Herculiani, reemplazaron a la guardia como protectores personales de los emperadores. Los imponentes castra praetoria albergaban ya a comienzos del siglo IV tan solo una pequeña guarnición.
Con el siglo IV llegó una nueva guerra civil y la guardia pretoriana se equivocó de bando, engrosando el del perdedor y acabó siendo desmantelada por entero tras más de trescientos años de existencia. A las puertas de la urbe, en el Puente Milvio, Constantino derrotó a los pretorianos y Majenció murió asesinado en el curso de la batalla. Tras la batalla, Constantino disolvió de forma permanente la guardia pretoriana. Sus efectivos fueron dispersados en las fronteras del Imperio, a lo largo del Rin y el Danubio luchando valientemente y siendo reconocidos por ello. Creó otra escolta, las Scholae Palatinae, unidades de élite de caballería sustituyendo los equite singulares pretorianos. Cada schola, mandada por un tribuno, constituía un regimiento de caballería de unos 500 hombres, reclutados en su mayoría entre tribus germánicas.
CONCLUSIONES
De la mano de Guy de la Bédoyère «El entrar a formar parte de la guardia podía ser el momento culminante de la carrera militar de un soldado romano. Los ciudadanos de la clase ecuestre que recibían el cargo de prefecto del pretorio podían disfrutar de un grado de influencia sobre el emperador sin parangón y, en casos excepcionales, de la oportunidad de tomar para si el poder absoluto. Tanto si se encontraba alanceando a una orca desdichada varada en el puerto de Ostia para entretenimiento de la multitud por orden del emperador como si marchaba con este en campaña, la guardia se hallaba a du lado, cuando no representaba su poder explorando el curso alto del Nilo o aun en un remoto puesto de carretera en Numidia. Estos sirvientes formidables del emperador podían entronizarle o derrocarlo, y semejante tensión (…) constituía la esencia de su poder y solo podía ser contenida pro el emperador cuya astucia fuera mayor que su codicia. En demasiados casos, sin embargo, no fue así, y eso convirtió a la guardia pretoriana en una de las fuerzas más poderosas y caprichosas de la historia de Roma. No cabe extrañarse de que, en realidad, no haya vuelto a haber ningún cuerpo semejante».
Fuentes:
Guardia Pretoriana. La escolta personal del emperador. José Manuel Roldán Hervás, La Aventura de la Historia nº 237
La Guardia Pretoriana, ascenso y caída de la escolta imperial de Roma. Guy de la Bèdoyére. Pasado & Presente 2017
Legionario, el manual del soldado romano. Philip Matyszak. Akal 2010
Los soldados el ejército romano durante la etapa del Alto Imperio. Sus componentes más básicos: el ciudadano-soldado (legionario) y el soldado auxiliar. Eduardo Pitillas Salañer (Universidad de Oviedo)
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