DESEMBARCO DE ALHUCEMAS 1925

 

Desembarco de Alhucemas

El 8 de septiembre de 1925 tuvo lugar la operación combinada que terminó en el desembarco de Alhucemas y que a la postre sería el penúltimo capítulo de la guerra del Rif. Esta en realidad terminó un año y medio después, pero la toma de Axdir, capital de los rifeños suponía el principio del fin para Abd el-Krim y cerrar lo que esos años había sido la “cuestión marroquí” que tantos dolores de cabeza había provocado en la clase política y, sobre todo en la militar, y tantas desgracias y tristezas en el pueblo por el coste de vidas.

Desembarco de Alhucemas
Todo sucedió durante la dictadura de Primo de Rivera, un militar nada convencido de la presencia española en el norte de África. Este se había reunido en varias ocasiones, ese mismo verano con el general Pétain, en las conferencias de Madrid, Tetuán y Algeciras para buscar la colaboración francesa. No en vano, la Guerra del Rif había provocado, por un lado, el golpe de Estado de Primo de Rivera el 13 de septiembre de 1923 y, por otro, un cambio radical en la zona marroquí de Francia, donde había sido sustituido el mariscal Lyautey, por Pétain. 

La política de Lyautey había consistido en mirar con desdén la guerra que mantenía España, no implicar más tropas francesas en la zona, asegurar las comunicaciones con Argelia (por Uxda y Taza), seguir de cerca su evolución de la guerra y esperar el desplome español para aprovechar y ocupar el territorio. Pero se adelantó Abd el-Krim y el 12 de abril de 1925 le proporcionaría su particular “Annual francés” en la batalla de Uarga donde tuvo cerca de 11.000 bajas, de ellas 2.640 muertos y desaparecidos, perdiendo 51 cañones, una treintena de morteros, dos centenares de ametralladoras, varios millones de cartuchos de fusil y 16.000 granadas de artillería. 

Sin embargo, la política de Pétain fue diferente porque sabía que la cooperación con España les daría la victoria, avanzando, unos por el sur y otros por el norte, haciendo una pinza al enemigo para acabar con la república rifeña.

En esas entrevistas Pétain conoció la original y arriesgada idea de España de realizar un desembarco en Alhucemas. Pensaba que los españoles estaban desesperados después de tantos años de guerras y sinsabores, además le vino a la el famoso y desafortunado desembarco frustrado de los británicos y las fuerzas ANZAC durante la Gran Guerra en Galípoli en 1915. Como curiosidad aquellas mismas barcazas K utilizadas en las costas turcas fueron compradas en Gibraltar por los españoles para utilizarlas en este desembarco.

No olvidemos que Alhucemas era el gran objetivo de Fernández Silvestre en 1921, que era el centro de su dispositivo estratégico, donde tenían sus tropas selectas, lo mejor de su artillería, y su capital, Axdir. Ciudad que para España tenían un significado emocional, allí fue donde pasaron cautiverio los prisioneros capturados por los rifeños en aquel trágico verano de 1921 y de los cerca de 600 que llegaron solo sobrevivieron algo más de la mitad.

COLABORACIÓN FRANCESA

El asalto estaría conformado por dos grandes agrupaciones de desembarco, la columna Occidental de general Saro y la columna Oriental del general Fernández Pérez, la primera desde Ceuta, y la segunda desde Melilla, con unos 15.000 efectivos en total. Los franceses cooperaron en tres facetas con los españoles:

  • En el mar, la escuadra del almirante Hallier fue puesta a las órdenes del español Yolif, reuniéndose una flota combinada de 70 buques y transportes.
  • En el aire, los 216 aparatos del coronel Armengaud, fueron encargados de romper el frente de Uarga y bombardear Xauen.
  • En tierra, las tropas del general Billote, Corap y Freydenberg, empujarían desde el sur.

Los rifeños, sin conocer el acuerdo hispanofrancés ni saber detalles del desembarco sabían que un ataque era inminente, el problema era dónde y pensaron que sería en la gran bahía de Alhucemas, concretamente en la gran playa de Suani, frente al Peñón de Alhucemas, con su potente y amenazadora batería de 18 piezas. Por todo ello, la artillería rifeña, ya emplazada frente a la playa, fue reforzada.

KUDIA TAHAR

La duda de los jefes rifeños era cómo poder contraatacar para dificultar este movimiento enemigo y dónde hacerlo. La decisión y el objetivo seleccionado fue Tetuán, capital del Protectorado español. Pensaban que de nada serviría desembarcar en Alhucemas si se ganaba la capital. La toma de Tetuán podría decidir la guerra.

Unos 3.000 hombres con su correspondiente artillería se dispusieron a arrasar la línea de diez puestos, situados sobre la cadena montañosa del Gorgues, defendidos por unos 400 españoles con una veintena de ametralladoras. La posición de Kudia Tahar hacía de espolón y pilar del sistema, era clave su defensa y contaba con 137 defensores y una vez más con un gran problema, la aguada más cercana estaba a 2 km. La esperanza rifeña era que, si no conquistaban la posición por las armas, lo harían por la sed.

Al estimar consolidadas las cabezas de playa, los generales Sanjurjo y Primo de Rivera decidieron enviar desde Alhucemas dos banderas del Tercio y un tabor de Regulares, al mando del coronel Balmes para socorrer Kudia Tahar. Eran conscientes de dónde estaba la clave de la operación.

El ataque comenzó el 3 de septiembre y terminó el 13 de septiembre, cuando el desembarco ya se había producido, la posición seguía siendo española y Tetuán fuera de peligro.

DESEMBARCO EN ALHUCEMAS

Desembarco de Alhucemas


La defensa de la bahía de Alhucemas estaba estratégicamente preparada, fortificada con trincheras, alambradas, minas, nidos de ametralladoras etc. que desaconsejaban realizar allí el desembarco pues el coste de la operación en bajas sería muy alto. Además, el poco calado de la bahía exigía tener que desembarcar casi a un kilómetro de las playas, a todas luces suicida ante la calidad del sistema defensivo rifeño.

Las playas elegidas fueron las de Ixdain y la Cebadilla y la zona de Morro Viejo, mal defendidas y desde ellas se podría envolver las posiciones defensivas rifeñas. Pero la naturaleza abrupta de estas costas y la estrechez de sus playas exigían que la sorpresa táctica fuera imprescindible. 

Abd el-Krim estaba convencido que el desembarco se realizaría en la bahía de Alhucemas apoyados por la potente artillería del Peñón, por eso lo bombardeó de forma intensa desde el 20 de agosto siendo inútil todo el esfuerzo.

La acción comenzó un día antes del desembarco con bombardeos tanto aéreos como navales de la punta de los Frailes, el Morro Nuevo y el cabo Quilates. Se realizaron maniobras de engaño y despiste como los amagos de desembarco en Uad Lau y Cabo Quilates. El día 8 cuando todo estaba preparado para el desembarco se produjo un hecho que bien pudo cambiar la suerte de la acción, cuando al capitán de fragata Boado, jefe de la vanguardia, no le gustó el lugar elegido para la arribada y ordenó un cambio de objetivo para la primera oleada con tan buen acierto que evitó un extenso campo de minas plantado en La Cebadilla.

La idea original era que las barcazas K fueran remolcadas hasta unos 1.000 metros de la playa y a esa distancia soltar amarras dirigiéndose, impulsadas por sus propios motores hacia sus objetivos. Estas se quedaron varadas a unos 50 metros saltando la infantería con al agua hasta el cuello o el pecho. 

Al mismo tiempo que se producían los desembarcos se mantuvo el bombardeo de la bahía de Alhucemas por la Armada y desde el Peñón con la idea de mantener a los rifeños en la idea de que el desembarco principal se produciría allí por lo que Abd el-Krim se vio obligado a inmovilizar sus fuerzas dentro de la propia bahía y con ello permitir la consolidación de la cabeza de playa establecida.

Mientras tanto, en el campo rifeño cundía la desesperación: la mayoría de sus cañones, emplazados en Suani, no les servían de nada y el campo de minas había sido burlado. Para frenar la avalancha enviaron a la zona a sus juramentados, soldados elite, que no pudieron evitar que el miércoles 9 los españoles coronaran Morro Nuevo.

En la noche del 10 al 11 de septiembre, tuvieron lugar los primeros contraataques rifeños contra las tropas españolas que habían comenzado a escalar las laderas del monte Malmusí. La lucha fe durísima. Once días después, el martes 22, hubo una ofensiva española para conquistar el obstáculo. 

En toda la zona se combatía sin tregua. Ni con yperita (gases) se vencía la resistencia rifeña en Morro Viejo y los españoles tuvieron que desistir de su uso en acantilados como aquellos, donde los vientos giraban de improviso y los gaseados eran tanto los españoles como los rifeños. El 23 de septiembre los españoles tomaron el Malmusí y la Cala del Quemado. Perdidas esas alturas, Axdir no tenía salvación. Cuatro columnas se lanzaron a por la tercera línea rifeña: Bubiyán-Monte Cónico-Monte Palomas-Adrar Seddun-La Rocosa. Otra suma de carnicerías. El viernes 2 de octubre de 1925, Axdir era incendiada y finalizaba la operación Alhucemas, que sentenciaba la guerra. Faltaba año y medio para enterar definitivamente la Guerra del Rif.

Durante la Segunda Guerra Mundial los desembarcos anfibios serán una operación clásica como Guadalcanal, Sicilia, Normandía, Okinawa. etc. El general Eisenhower estudió la táctica empleada en Alhucemas durante la planificación del desembarco de Normandía y algunas de sus innovaciones, como los sistemas de cargas de buques, la coordinación de los apoyos de fuegos etc. 

Desembarco de Alhucemas


EL FINAL DE ABD EL-KRIM

En la primavera de 1926, Abd el-Krim trató de negociar la paz, pero el ataque combinado de franceses y españoles empezó de nuevo el 8 de mayo y la resistencia rifeña, 30.000 combatientes como máximo, frente a más de 150.000, finalmente se derrumbó. El 26 de mayo Abd el-Krim se rindió a los franceses, que le enviaron al exilio en la isla de Reunión, en el océano Índico. Temía, con sobradas razones, que si se entregaba a los españoles seria juzgado y ejecutado.

Desembarco de Alhucemas
Tras la II GM convenció a los franceses para que le permitieran cambiar su exilio de la isla de Reunión por Francia. Camino de la metrópoli, en mayo de 1947, se escapó de su barco en Suez y llegó triunfante a El Cairo, donde lo recibió el rey Faruk II y donde se alojó a expensas del Gobierno egipcio.

Abd el-Krim murió en el Cairo en 1961.






FUENTES:

Aventura de la Historia, número 23 Alhucemas, la última pesadilla en el Rif, por Juan Pando Despierto, septiembre 2000

Aventura de la Historia, número 31, Abd el-Krim se rinde, por Richard Pennell, mayo 2001

El desembarco de Alhucemas y el final de la guerra de África. Conferencia pronunciada en la "Real Academia de Cultura Valenciana" el día 9 de marzo del 2016 por el teniente coronel de Artillería en la reserva d. Paulino Linuesa García, graduado en Geografía e Historia por la UNED.

ALHUCEMAS: 75 años después, análisis de la primera acción conjunta de las fuerzas armadas. Alfonso Vallés Sales, Capitán de corbeta de la Armada

Los proyectos de desembarco en Alhucemas: una estrategia recurrente como solución a la «rebeldía» en el Rif (1921-1925), Ramón Díez Rioja. Ediciones Universidad de Salamanca Stud. hist. H.ª cont., 39, 2021, pp. 155-187


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