LA VIDA COTIDIANA DEL LEGIONARIO ROMANO
Sumergirse en la vida cotidiana de un legionario romano es adentrarse en un mundo de disciplina férrea, entrenamiento implacable y rutinas marcadas por el deber y la resiliencia. Más allá de las batallas y conquistas, estos soldados vivían jornadas intensas, combinando marchas extenuantes, construcción de infraestructuras y una estricta organización tanto en campaña como en tiempos de paz. ¿Cómo era realmente el día a día de quienes forjaron el Imperio más poderoso de la Antigüedad? Descúbrelo a continuación.
En muchos sentidos tuvieron una vida privilegiada respecto a otros ciudadanos, porque el ejercito proporcionaba una estabilidad y unos privilegios a los que pocos ciudadanos podían aspirar. Huyendo del presentismo, comparando sus condiciones de vida con las de ahora o de las de hace doscientos años, queda claro que el soldado de la antigüedad llevaba una buena vida acorde a los criterios de la época.
Tenían una carrera profesional por delante con las posibilidades de ascenso y consecuente aumento de salario.
EL ADIESTRAMIENTO MILITAR
Los primeros meses en la legión eran especialmente duros. Los reclutas se alojaban en barracones formando un contubernium de ocho hombres, compartiendo vida y tareas como una familia. El entrenamiento era constante y variado: ejercicios físicos, corte de árboles, superación de obstáculos con todo el equipo a cuestas, y prácticas de maniobras militares. Además, cada mes realizaban tres marchas de entre 30 y 50 km cargando una furca de 30 kg, una cruceta hecha con dos palos cruzados, a la que se ataba la sarcina, donde llevaban ropa, comida, herramientas, utensilios personales y de higiene como la spongia, el papel higiénico de la época. Todo esto preparaba a los legionarios para las largas campañas y la vida en movimiento. Y este entrenamiento los acompañará en todo su periodo como miembro de las legiones.
No solo se entrenaban para la guerra: también colaboraban en la construcción de campamentos, puentes, acueductos y calzadas, e incluso en la fundación de ciudades. El entrenamiento se intensificaba gradualmente, incluyendo batallas simuladas con armas de práctica o reales protegidas, y se mantenía durante todo el servicio. Los comandantes debían asegurarse de que sus tropas estuvieran siempre listas para la guerra.
LA VIDA EN UN CAMPAMENTO
Las legiones romanas no estaban permanentemente en campaña ¿Cómo era su vida en el campamento en tiempos de paz?
El desayuno era ligero, normalmente de fiambre y queso. Después se pasaba revista, donde se leían anuncios importantes, se pasaba lista y se repartían las órdenes del prefecto. Allí se entregaban el santo y seña a quienes salían del campamento junto con sus instrucciones. Finalmente, se asignaban las tareas del día.
Una de las tareas más aburridas era las guardias, inevitables en un campamento. Una en cada una de las puertas de acceso, en los almacenes, en el hospital…y otras acompañando al prefecto y al comandante de la guardia en sus rondas. Otras de las tareas son las que tienen que ver con el mantenimiento del campamento como barrer o echar una mano en los almacenes o trabajos más duros como trabajar en la fragua o en los baños o limpiar los establos y las letrinas.
El centurión es el encargado del reparto de las tareas, pero había sus trucos, ya que era muy normal comprar la voluntad del centurión con una cantidad de dinero y recibir así los trabajos más ligeros.
De lo que nadie se libraba era de la instrucción y entrenamiento, lógico, de los legionarios se esperaba que fueran profesionales y la instrucción era continua, había que estar preparado en todo momento. Podía ser dentro del recinto del campamento con simulación de enfrentamientos individuales, lanzamiento de jabalina, golpeando las espadas contra un tronco clavado en tierra… o fuera, como ya hemos comentado, un día de maniobras en el campo con marchas o luchando en formación simulando batallas con otra unidad.
La principal comida del día era la cena, al ponerse el sol, compuesta por gachas de cereales, pan, manteca, sopa, verduras y, ocasionalmente, carne de caza. Para beber, solían tener vino barato y agua. Con mucha diferencia los legionarios se encuentran entre los ciudadanos mejor alimentados de Roma.
Hasta la hora de dormir, aquellos que se hayan librado de la guardia nocturna, dedicaban la tarde a preparar el equipo que tenía que estar perfecto para cualquier inspección, leer el correo o abriendo algún paquete enviado desde casa.
Si tenían permiso, podían salir del campamento en busca de diversión si estaban cerca de una ciudad, ir a los baños donde recibir un masaje, jugar una partida de dados y charlar con los amigos o tomar una copa. Otra visita podía ser las cannabae, que siempre afloraban aledañas a los campamentos, que funcionaban a modo de tabernas o burdeles, entre otras cosas. Por lo general los soldados recibían una buena paga y están más que dispuestos a descargar tensiones por lo que los encargados del sector de ocio y entretenimiento de la región darán lo mejor de sí mismos para aliviar los de estrés y del peso de sus monederos
Los legionarios, además tenían amantes y mujeres que pueden considerarse esposas a todos los efectos, muchos mantenían parejas estables e hijos, aunque estuviera prohibido.
Dentro del campamento podían tener espectáculos para el entretenimiento como las pantomimas, las obras de teatro o los juegos de gladiadores.
Cabía la posibilidad de conceder permisos anuales o de una o dos semanas a los legionarios y aunque un legionario con un historial limpio tuviera derecho a un permiso anual, el cuándo y el dónde dependerá de las circunstancias de cada lugar uy necesidades de servicio.
La salud de los legionarios era una prioridad. Cada legión contaba con un equipo médico, generalmente griego, y enfermeros que atendían heridas y enfermedades. Disponían de hospitales y quirófanos. El tratamiento médico para la ciudadanía romana no era lo habitual.
CONCLUSIÓN
La vida del legionario romano fue mucho más que batallas y conquistas: fue una existencia marcada por la disciplina, el esfuerzo constante y la capacidad de adaptación. Gracias a su entrega y organización, estos soldados no solo forjaron el Imperio más poderoso de la Antigüedad, sino que también dejaron una huella imborrable en la historia militar y cultural.
En sociedades rígidas y económicamente inseguras, como la romana clásica, ser soldado era una alternativa viable para jóvenes sin oportunidades. Aunque perdían libertades y debían trasladarse lejos de su hogar, recibían sueldo, vivienda, alimentación y compañerismo, algo difícil de encontrar en la vida civil. Además, podían aprender nuevas habilidades y estudios básicos. El servicio militar era largo y peligroso, pero muchos lo escogían por sus ventajas.
Fuentes
Curso Historia de las legiones romanas, impartido por Marco Almansa Fernández. Centro de Estudios Artísticos Elba S.L.
Legionario. El manual del soldado romano. Philip Matyszak. Editorial Akal, Madrid 2010
La Aventura de la Historia, número 159. El oficio más seguro de Roma: soldado. Robert Knapp.
Para saber más:
Los olvidados de Roma. Robert Knapp.
Webgrafía:
https://lacasadelrecreador.com/es/blog/108-ocio-tiempo-libre-y-vida-privada-del-legionario-romano


Comentarios
Publicar un comentario