LA BATALLA DE TALAVERA. GUERRA DE INDEPENDENCIA
Bajo el mando de Gregorio García de la Cuesta y Arthur Wellesley, el futuro duque de Wellington, los aliados anglo-españoles (35.000 españoles y 20.000 británicos) se prepararon para resistir el avance de las tropas francesas (50.000 combatientes) lideradas por José I, J.Baptiste Jourdan, Claude Victor y Horace Sebastiani. La batalla, que comenzó con el cruce del río Alberche por parte de las fuerzas francesas, se desarrolló en un terreno estratégico entre el río Tajo y el Cerro de Medellín.
A pesar de las bajas significativas y la ferocidad de los combates, la Batalla de Talavera resultó en una victoria táctica para los aliados. Sin embargo, desde una perspectiva estratégica, los franceses lograron mantener su posición en la península. Este enfrentamiento no solo destacó por su intensidad, sino también por su impacto en el curso de la guerra y en la lucha por la independencia de España.
ANTECEDENTES
Si todo era optimismo en el bando español con el inicio de la guerra, provocando derrotas a los franceses en la primavera y verano del año anterior, como en el Bruch o la resistencia en los sitios de Zaragoza y Valencia, o por supuesto tras la victoria en Bailén un 19 de julio, todo cambió en otoño con la llegada de la Grande Armée al mando del mismismo Napoleón quien llegaría a Madrid en diciembre de 1808 no sin antes venciendo en batallas como la de Somosierra en noviembre.
En 1909, con el emperador nuevamente en Francia, sus ejércitos consiguieron victorias como la de Uclés en enero, lograron romper el sitio de Zaragoza en febrero y obtuvieron triunfos en las batallas de Ciudad Real en marzo y Ocaña en noviembre.
Pero ese año también deparó sustos a los franceses. Un ejército español mixto, compuesto por tropas regulares y guerrilla entraban en Vigo en marzo. Santiago de Compostela fue liberado en mayo y otra victoria se sumó en el Puente de Sampaio, consiguiendo que en julio los franceses del mariscal Ney se retiraron de Galicia. En paralelo Wellington hacia lo propio en Oporto expulsando al mariscal Soult.
PROLEGÓMENOS
El 25 de julio, las tropas del general Cuesta, más adelantadas que las británicas, comenzaron las primeras escaramuzas contra los franceses del mariscal Víctor cerca de Talavera, buscando asegurar posiciones clave hacia Madrid. Wellesley prefirió ralentizar el avance y posicionarse cerca del río Alberche, lo que permitió que los refuerzos franceses del general Sebastiani y del propio rey José I se unieran a las fuerzas de Víctor y asumieran la iniciativa.
El 27 de julio se produjeron intensos combates en Casa Salinas, entre las tropas del general inglés Mackenzie y las fuerzas francesas, con más de 600 bajas británicas, lo que llevó a que los aliados reajustaran sus posiciones en una amplia línea de combate desde el enclave del Cerro de Medellín, pasando por Talavera hasta la ribera del Tajo. Los comandantes Wellington y García de la Cuesta se situaron en los extremos de la línea aliada, mientras que los franceses desplegaron sus fuerzas en frente, ocupando terrenos más favorables.
Los aliados sumaban unos 55.000 hombres, destacando los jinetes españoles, su artillería y la infantería británica; y los imperiales, 46.500 soldados, de los cuales resaltaban la caballería y la infantería de línea. En la noche del 27, el mariscal Víctor lanzó ataques en el norte que fueron rechazados con importantes pérdidas, obligando a los franceses a retroceder al amanecer del día 28. Poco se obtuvo de aquellos tanteos.
LA GRAN OFENSIVA FRANCESA
La decisión francesa fue atacar a las 14:00, pleno medio día de julio, con una temperatura cercana a los 35º, volcándose especialmente contra los británicos poco o nada acostumbrados a esas altas temperaturas.
Un espectacular fuego artillero francés batió la zona de ataque durante una hora poniendo a prueba el temple de los aliados y causando numerosas bajas entre ellos. Entre las 13:45 y las 14:00 comenzó el ataque imperial sobre tres áreas: el cerro de Medellín, la zona del centro británico y el entorno del Pajar de Vergara. Era un asedio completo contra los aliados con unos 26.000 soldados. La batalla duró más de cuatro horas.
El momento álgido de la batalla se vivió entre las 15:00 y las 16:00 horas, pero sin romperse las formaciones rivales. Y precisamente la carga de caballería española al mando del general Vanegas sobre las 16:45 fue lo que desequilibró la contienda. La toma del cerro de Medellín fue una clara victoria hispano-británica. Otra intervención española, esta vez con la artillería, previa a esa carga comentada, ayudó, y mucho, a la victoria final.
DECISIVA INTERVENCIÓN FINAL ESPAÑOLA
Solo faltaba el enclave del Pajar de Vergara, el punto más débil para los británicos por su escaso número de tropas. A las 14:15, el general Leval inició su ataque contra las fuerzas de Campbell. Tras intensos combates a bayoneta, los franceses rompieron las líneas británicas a las 16:15, pero descuidaron su flanco extendido. Ahí fue cuando el general García de la Cuesta aprovechó la oportunidad y, a las 16:30, ordenó una carga de caballería que tomó por sorpresa a los franceses, infligiéndoles numerosas bajas.
Al día siguiente José I, asesorado por el mariscal Jourdan, volvió grupas hacia Madrid. Aunque el ejército napoleónico no había sido aniquilado y podría volver a dar batalla, es evidente que fue una dolorosa derrota. Para muchos especialistas fue un error estratégico no perseguir a las unidades francesas que se retiraban. El camino a Madrid estaba abierto, además allí contaría el ejercito aliado con el apoyo desde el interior de la resistencia popular. Pero no se tomo esa decisión, cono le sucedió a Aníbal con Roma siglos atrás, y Wellington se retiró a Badajoz. Según la documentación oficial del general británico todo ello respondía a dos justificaciones: primera no había efectivos suficientes para vencer a los franceses y llegar a Madrid, aunque se puede poner en duda; y segunda, Wellington no confiaba en el ejercito español, del que consideraba no estaba lo suficientemente entrenado como para un objetivo de esa envergadura. Pero en realidad, el motivo real, compartido con sus más allegados es que no soportaba a de la Cuesta ni a los mandos españoles. Lo veía como un obstáculo en su carrera militar.
CONCLUSIONES
Desde el punto de vista militar fue una victoria estéril, desde el político abrió una fuerte brecha entre los mandos aliados y desde el estratégico, tras la decisión de Wellington, dejo a España sola ante el peligroso ejercito de Napoleón que recuperó Talavera en pocos días y reorganizándose para la invasión de Andalucía. Y el ejemplo llegaría el 19 de noviembre de 1809 en Ocaña.
El triunfo hizo que se concediese al general del Ejército de Extremadura Gregorio de la Cuesta la Gran Cruz de Carlos III y al comandante en jefe británico, sir Arthur Wellesley, la distinción de vizconde de Wellington, título por el que sería popularmente conocido a partir de entonces
Fuentes:
La Aventura de la Historia nº 129 La batalla de Talavera, victoria yerma por José Gregorio Cayuela.
WEB GRAFÍA
Arre caballo! La campaña de Extremadura. La batalla de Talavera
El Reto Histórico: la batalla de Bailén
BIBLIOGRAFÍA
Talavera 1809: la batalla, la ciudad, sus gentes. de Luis Francisco Peñalver. Grupo de Investigación Histórica Bicentenario de la Batalla de Talavera. 2009
Poemas a la Batalla de Talavera de 1809. Julio Fernández-Sanguino Fernández. Ediuno. Ediciones de la Universidad de Oviedo. 2021
La batalla de Talavera en las gacetas oficiales y prensa de 1809. Julio Fernández-Sanguino Fernández
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