LITERATURA E HISTORIA
Entrevista a Antonio Calle, profesor de Lengua y Literatura y Latín (ESO y Bachillerato)*
En este post queremos hacer un recorrido a lo largo de la historia occidental, desde el mundo antiguo a nuestros días, explorando la manera en la que historia y literatura se han relacionado, para amarse u odiarse, pero probablemente siempre cómplices en nuestra percepción del pasado. Y lo haremos apoyándonos en algunos de los momentos más importantes, o al menos especialmente significativos, de la historia y la literatura.
EPOPEYA HOMÉRICA: LA ILÍADA Y LA ODISEA
Empecemos por la Grecia clásica y en Atenas ya nos encontramos con personajes de la talla de Tucídides y la Historia de la Guerra del Peloponeso donde repasa la historia de la guerra del siglo V a.e.c entre Esparta y Atenas hasta el año 411 a.e.c; Heródoto de Halicarnaso, el padre de la Historia; e incluso un geógrafo como Estrabón y su Geografía en 17 libros, por mencionar solo a algunos.
Para muchos adolescentes casi su primer contacto con el mundo griego es precisamente estas dos historias. Poemas con una libertad creativa enorme que no solo entretienen, sino que también ofrecen valiosas pistas sobre la cultura y la historia de la antigua Grecia. Los aedos o rapsodas asumen la función mixta de contar la historia y a la vez contarla de una forma literaria, poética. Y aunque Homero introduce numerosos elementos mitológicos, muchos estudiosos creen que estas epopeyas se basan en hechos históricos reales, como la Guerra de Troya. En ambas obras hay distintos cantos sobre todo los catálogos, como los de carros, de armas, de armaduras… que parece ser que reflejan con bastante fidelidad cómo eran en realidad. Asistimos pues a esa mezcla de lo que es literatura transmitiendo historia, eso sí, con muchas libertades. Nos encontramos con descripciones detalladas de ciudades, costumbres y combates que proporcionan una ventana al mundo antiguo, aunque siempre debemos discernir entre mito y realidad.
Podemos concluir que "La Ilíada" y "La Odisea" nos ayudan a aprender historia y nos generan esa curiosidad para querer saber más y acercarnos a la historia más objetiva basada en datos reales.
ROMA ANTIGUA
En Roma la historiografía se considera género literario y proliferan muchos autores, solo por mencionar algunos destacaremos a Tito Livio y su Ab Urbe Condita, la historia de Roma desde su fundación, a Plinio el viejo y su Historia Natural, y gracias a él sabemos muchos detalles de la erupción del Vesubio y sus consecuencias sobre Pompeya y Herculano. O el mismo Polibio, aunque era griego, cayó prisionero, y de la mano de Escipión Emiliano vivió la destrucción de Cartago en la Tercera Guerra Púnica o las guerras numantinas.
Ya hay una gran relación entre la literatura y la historia, se cuentan hechos reales, pero se cuentan de una manera estética, y hay autores que tiene una clarísima consciencia de que además de contarlos lo hacen de esa forma estética.
Salustio, por ejemplo, resalta la importancia de los políticos y militares por sus gestas, se merecen honores y gloria, por supuesto, pero los que cuentan la historia, como él, también merecen cierto honor por contarlo y dejarlo para la posteridad.
El caso de Julio César es un claro ejemplo. No solo fue un militar y político destacado,
Sus obras "De Bello Gallico" y "De Bello Civili", están cuidadosamente elaboradas para justificar sus acciones y ganar apoyo popular. Aunque contienen información valiosa sobre las campañas militares, César a menudo manipula los hechos para presentarse a sí mismo bajo una luz favorable. Por lo tanto, debemos leer estos textos con un ojo crítico, diferenciando entre la narración histórica y la propaganda personal.
Plutarco, en "Vidas Paralelas", y Suetonio, en "Vidas de los Doce Césares", ofrecen más que simples biografías. A través de sus relatos, ambos autores buscan enseñar lecciones morales y políticas. Plutarco compara a figuras griegas y romanas para destacar virtudes y defectos, mientras que Suetonio narra anécdotas coloridas que revelan el carácter de los emperadores. Aunque estos textos son esenciales para comprender la historia, también reflejan las intenciones y prejuicios de sus autores.
Plutarco hace un ejercicio de historia comparada. Habla de personajes griegos y personajes romanos, por ejemplo, Alejandro Magno y Julio Cesar en sus Vidas Paralelas. Muestra lo que debe Roma al mundo griego, que es capaz de asimilar otras culturas, por ejemplo, dioses en la época politeísta, evidentemente todo cambia con la llegada del cristianismo. Absorbe todo tipo de culturas, las procesa y las asimila para llegar a convertirlas en eje de su propia cultura. En esa comparación de personajes de alguna manera nos viene a decir, si, hay diferencias, pero también muchas similitudes. La literatura puede estar al servicio de destacar esa similitud, si yo comparo a un personaje romano, Julio Cesar, más cercano en el tiempo, con otro griego como Alejandro, con todo lo que ello conlleva pasados los siglos y que es una figura estelar, en el fondo está otorgando esa misma figura estelar al personaje romano, intención muy clara a mayor gloria de Roma que es capaz de igualar y superar a los protagonistas de la vida y cultura griega. Literatura al servicio de la historia o de una visión muy concreta de la historia.
El dramaturgo, José Mª Camps, define: “diablo es el nombre que los pueblos vencedores dan a los dioses venerados por los vencidos”, con que facilidad utilizamos este giro, sobre todo la literatura, para endiosar a nuestro pueblo y criticar al enemigo. En ese sentido me temo que no hemos sido inocentes en ningún periodo de la Historia ni hemos cambiado mucho. Lo que significa que esa famosa frase de que hay que conocer la historia para no repetirla no funciona, conocemos la historia y la repetimos.
Suetonio es un personaje curioso, autor de Vidas de los Doce Césares, lo que hace es humanizar, en cierta medida, a esos emperadores, aunque hable de Julio que no fue el primer emperador. Un mito muy extendido y aceptado por el gran público todavía hoy en día. El primer emperador fue Augusto. Nos acerca a ellos, figuras alejadas del mundo terrenal, nos cuenta anécdotas, a veces exageradas, pero nos habla de ellos. Y en esa humanización hay algo de moderno, porque si algo está haciendo la literatura moderna es humanizar a los grandes personajes de la historia, hacerlos humanos, creíbles, y Suetonio empieza con una visión diferente de la literatura histórica.
Para terminar con este apartado de literatura en Roma, Antonio, hace referencia al libro “Guárdate de los idus” de Lola Gándara profesora de historia, que él recomienda a sus alumnos y que cuenta el final de César, pero lo más interesante es cómo dos adolescentes de la edad de sus alumnos van recorriendo la ciudad de Roma huyendo de sus perseguidores, dos patricios cuyo tío está implicado en el complot del asesinato de César, pasando por el foro, el barrio de la Suburra, el templo de las vestales e incluso escapando por las cloacas, en un recorrido geográfico pero también sociológico de la ciudad de Roma. Se dice que los chicos de hoy leen menos, pero este puede ser un ejemplo de que incluso para que los que no están atraídos por la lectura este libro les ha gustado.
CANTARES DE GESTA MEDIEVALES
Nos vamos a la Edad Media. Los Cantares de Gesta, como "Los Nibelungos", "El Rey Arturo" o "El Cid", transforman la historia en leyenda. Estas obras épicas medievales glorifican a sus héroes y embellecen los hechos históricos para resaltar valores como el honor y la valentía. A menudo, mezclan elementos históricos con ficción, creando una narrativa que, aunque no siempre precisa, refleja las aspiraciones y creencias de la época.
Es importante también destacar su valor propagandístico y, por tanto, político. Comentar la curiosa pervivencia de algunos cantares de gesta castellanos “disfrazados” de historia en las crónicas medievales.
Se produce una transformación de la historia en leyenda y los Cantares de Gesta, aquellos relatos épicos en verso que narraban epopeyas y grandes hazañas, son un ejemplo. Una literatura casi fantástica, exagerando un poco, pero una literatura muy unida a la historia. De esos Cantares de Gesta castellanos casi completos solo conservamos el Cantar del Mio Cid y hubo otros muchos como el de Bernardo del Carpio o el de los Siete Infantes de Lara, que por su naturaleza oral se fueron perdiendo, pero es curioso que a veces cuando leemos libros de historia medievales, las crónicas, de repente, notamos que hay frases que riman aunque sobre todo más que rimar lo que notamos que hay frases, párrafos enteros que tiene un cierto ritmo que cuando lo analizamos despacio nos damos cuenta de que aparecen prosificados fragmentos de esos Cantares de Gesta que se han perdido, es decir, los cronistas para contar una determinada batalla, una determinada coronación, un momento histórico, toman los versos de esos Cantares de Gesta y los ponen en ese libro historia como si fueran reales, porque se acercaban en muchos casos a esa realidad. Nos pasa en España y un carácter algo más fantástico sucede con la poesía carolingia, incluso la germánica con el Cantar de los Nibelungos o todo lo relacionado con el rey Arturo en Inglaterra, pero en España tenemos un Cantar de Gesta, el Cantar del Mio Cid, que es una maravilla en cuanto al esfuerzo por crear un personaje real. Si algo es admirable en este poema es el realismo, no se cuenta nada que sea fantástico, que no sea creíble, puede estar algo exagerado, pero es creíble. La figura del Cid está idealizada, está muy modificada, pero lo que se cuenta es perfectamente creíble, es posible.
En literatura más que el concepto de realismo se utiliza el concepto de verisimilitud, es creíble o no es creíble. El Cantar del Mio Cid es un prodigio en cuanto a verosimilitud, en cuanto a realismo. Y es de una complejidad y una riqueza literaria e histórica muy curiosa.
El Cantar de Gesta está hecho muchas veces con una dimensión propagandística y política en un momento en el que hay tanta movilidad en las fronteras, donde hay que repoblar un territorio en esas zonas despobladas por los avances de los reinos del norte, con gente que viene de otras partes, donde no hay una verdadera conciencia de reino de pertenecer a un mismo grupo político y muchas veces lo que hacían estos cantares era ensalzar a una figura relevante, como el Cid, que representa a la exaltación de la nobleza castellana frente a la invasora leonesa.
Cuando el rey Sancho II de Castilla, gran valedor del Cid, muere asesinado por un noble zamorano en el cerco de Zamora, su hermano Alfonso VI toma la corona de Castilla y con él viene la nobleza leonesa desplazando a la castellana. El Cantar del Mio Cid lo que pretende es restaurar el honor de la nobleza castellana, tiene por lo tanto un enorme valor propagandístico y además es muy curioso como trata a los personajes, porque uno pensaría que son obras populares de tradición oral incluso poco elaboradas pero desde luego en el Mio Cid están maravillosamente bien construidos los personajes, el Cid es el héroe, representa la nobleza castellana y el rey, es curioso, no es el malo del poema, no se atreven a tanto, es el mal aconsejado, el rey Alfonso está mal aconsejado por los traidores nobles leoneses. Equilibra perfectamente la nobleza y el rechazo que sienten a diferentes personajes, pero manejando muy bien la sutileza.
El planteamiento de la figura que conocemos del Cid, que luego hasta el romanticismo ha seguido exaltándose, castellano, cristiano defensor de la cristiandad ¿es real? Sabemos que no fue así, cuando fue desterrado de Castilla se convierte en un mercenario liderando una pequeña tropa y trabaja para el que pague. Incluso reyes árabes. Eso en la literatura hemos necesitado mucho tiempo para que saliera a la luz y hasta hace un siglo el Cid ha sido una figura mítica que pretendía vendernos una historia que no es real. La literatura al servicio de una visión.
La Literatura muchas veces se superpone sobre la Historia. A veces, mi labor como profesor de literatura es diferenciar entre el mito y la realidad, y partimos de que la versión del poema es bastante realista, no historicista, sino realista.
LA CONQUISTA DEL NUEVO MUNDO
Llegamos a la Edad Moderna. Los relatos de la conquista del Nuevo Mundo, escritos por figuras como Hernán Cortés o Bernal Díaz del Castillo, son una mezcla de documentación y justificación. Estos textos no solo relatan eventos, sino que también intentan legitimar la conquista y sus métodos. Muchas veces, exageran los logros y minimizan las brutalidades, ofreciendo una visión sesgada de la historia. Es crucial abordar estas fuentes con cautela, reconociendo su contexto y propósito.
Entramos en otro tipo de literatura muy pegada a la Historia, o Historia muy pegada a la Literatura, con una finalidad claramente política o incluso doctrinal en muchos casos, como el de Cortés que intenta justificar todo lo que hace en su presencia en América.
¿Descubrimiento? Para nosotros, los nativos se tenían perfectamente descubiertos. La literatura cuenta una historia que está muy modificada, y sobre todo que tiene una perspectiva ideológica muy fuerte, en algunos casos extremada en otros quizá, Bernal Díaz del Castillo, fray Bartolomé de las Casas, que lo presentan con una visión algo más crítica, no es que renuncien a esa visión conquistador o evangelizadora que pudiera tener Castilla allí, pero son capaces de reflejar las barbaridades que se estaban cometiendo, estamos ante una Historia muy literaturizada y que depende de una visión muy concreta. Otra vez al servido de una ideología.
NOVELA HISTÓRICA ROMÁNTICA
Vamos a dar un salto importante, viajaremos hasta el siglo XIX. El Romanticismo trajo consigo una fascinación por el pasado. Autores como el británico Walter Scott y el francés Víctor Hugo, muy diferentes y que utilizaron la novela histórica para revivir épocas anteriores mezclando rigor histórico con elementos románticos y dramáticos. Aunque estas novelas pueden no ser completamente precisas, ofrecen una interpretación rica y emotiva de la historia, destacando aspectos culturales y humanos que los documentos oficiales a menudo pasan por alto.
Sin embargo, tampoco son ajenos al momento en el que se producen. Además de una fuerte subjetividad en algunos casos, los autores dejan una impronta conservadora o revolucionaria, según su ideología, en su visión del pasado.
El romanticismo es, literariamente hablando, un movimiento muy presente. Todavía gran parte de nuestra percepción estética tiene mucho que ver con el romanticismo. Es una necesidad de los románticos, huir de un mundo que no les gusta y los lleva precisamente a viajar en el tiempo a la Edad Media y presentarnos una visión de la Edad Media muy idealizada.
Pero el romanticismo no fue uniforme, tiene por un lado esa visión herencia del pasado, esos héroes caballerescos, representada por Walter Scott, y sin embargo tenemos esa visión romántica más pegada a los problemas del momento, una visión más revolucionaria, o transgresora que es el caso de Víctor Hugo. Sin embargo, es muy curioso en la literatura española, donde tenemos grandes románticos en otros géneros, no los tenemos en la novela. El prototipo del romántico español es Don Juan Tenorio que recupera mitos que vienen del barroco e incluso que entronca con leyendas medievales, esa vuelta al pasado para ofrecernos una visión, desde luego, no realista de ese pasado.
El Ivanhoe de W Scott es un buen ejemplo de lo que estamos hablando. Idealización de esos caballeros medievales, cristianos, que se convierten en ídolos y de los que no se hacen ningún análisis medio realista del personaje. Hay cierto paralelismo con lo que hemos comentado de los Cantares de Gesta. Hay personajes del romanticismo que en su contexto literario son menos realista que por ejemplo el Cid en el Cantar del Mio Cid. Digo realista en cuanto al ambiente que se presenta no en cuanto a la realidad del personaje.
REALISMO DEL SIGLO XIX Y XX EN ESPAÑA
Volvemos a saltar de siglo y de escenario. Los realistas, como Benito Pérez Galdós, abordaron la historia con una perspectiva más crítica y detallada. Galdós, en sus "Episodios Nacionales", tiene una forma de ver la Historia radicalmente diferente utilizando una narrativa precisa y documentada para recrear eventos históricos, enfocándose en las vidas cotidianas de personas comunes. A diferencia de los románticos, los realistas buscan presentar una visión más objetiva y compleja de la historia, utilizando fuentes diversas y detalladas.
Los Episodios Nacionales de Galdós son un esfuerzo muy importante de hacer novela histórica centrada realmente en la Historia. Es novela, hay personajes ficticios, pero ya hay un esfuerzo por centrar el personaje, por acomodarlo a lo que fue su realidad, también por presentarnos no solo el personaje, porque el romanticismo es muy de personaje, el realismo es más de ambiente, del personaje colectivo, de cuál es la forma que tienen de moverse, de interactuar, en definitiva, de vivir realmente. Entroncamos con el concepto de intrahistoria, por ejemplo, de Unamuno, de noventayochistas que se preocupan de que la historias son solo esos grandes personajes, esas grandes acciones, también está en la vida cotidiana que nos pasa muy desaparecida. Todo esto ya aparece en Galdós, por acercarse al personaje de la forma más objetiva posible, al fin y al cabo, el realismo a veces se le compara con una cámara de video que está grabando, pero ojo, eso no siempre es objetivo, lo podemos relacionar con los medios de comunicación actualmente. Pero el que maneja esa cámara, quien elige la parte de realidad que quiere mostrar tiene su parte subjetiva. Pero no tiene nada que ver con la exaltación de los sentimientos, del heroísmo que podía tener el romanticismo. Ahora intentan mostrar de forma objetiva, realista, al personaje y al contexto en el que se mueve el personaje. Eso es una de las mayores aportaciones de Galdós en su obra en general y en sus Episodios Nacionales, el hacer un esfuerzo muy importante de fusión entre Historia y Literatura. La novela histórica actual, de alguna manera, viven en esas raíces del romanticismo. Hemos evolucionado mucho estéticamente pero ese esfuerzo de presentar al personaje de una forma creíble, verosímil, ya está en Galdós.
La generación del 98, por otro lado, se preocupó por la situación político social del momento. Estuvieron marcados por lo que conocemos como el Desastre del 98. Lo vivieron muy intensamente, lo vivieron desde dentro, sintieron ese agobio, ese malestar social, incluso miedo, ¿qué está pasando? No somos ya lo que éramos. La emoción tuvo en ellos un papel más importante que en los realistas, incluso a la hora de percibir la Historia.
AUGE DE LA NOVELA HISTÓRICA ACTUAL
Vamos a ir al último bloque un bloque que podríamos considerar incluso hasta polémico que es el de la novela histórica actual, y podemos incluir el cine, que está muy en auge, muy aceptada por el gran público, aunque los puristas tienen sus reticencias y críticas a ella, pero que es un medio muy interesante para generar curiosidad al gran público, mejor a través de una novela histórica que por un ensayo académico, por lo menos para empezar.
El cine incluso desde hace más tiempo ha abordado la temática histórica, pero siempre con un matiz comercial, especialmente Hollywood, solo tenemos que ver qué imagen transmitía de la Historia, como por ejemplo esa Cleopatra o Marco Antonio que cinematográficamente hablando son muy interesante, pero desde el punto de vista histórico se puede cuestionar un poquito.
Asistimos a un auge de la novela histórica en concreto. Es el contexto en el que se puede comprender todo lo que nos rodea, quizá uno de los grandes problemas que tenemos en la enseñanza es que no somos capaces de transmitir a los alumnos, ni a sus familias, la importancia que realmente tenga la Historia. Uno de los grandes retos de la enseñanza es situar la Historia en el papel que tiene, la Historia es la que nos explica lo que somos, porque somos y lo que podemos llegar a ser. En ese sentido es muy importante este resurgir.
Los autores de novela histórica están muy bien documentados, pero es inevitable que tengan que reconstruir periodos, momentos y personajes de los que no se tiene tanta información. A partir de la historia que conocemos reconstruyen esos “huecos ocultos” y luego se toman pequeñas licencias para desarrollar más un personaje o un hecho concreto. Con su esfuerzo literario, en el sentido de crear novelas muy bien escritas, también hay un esfuerzo por reconstruir la historia con bastante fidelidad a pesar de que, a los historiadores en muchos casos, les pueda molestar o perturbar esas licencias.
En general ahora mismo hay buena novela histórica bastante fiel a los hechos históricos que se conocen, que reconstruyen o modifican algo pero que está ayudando mucho a que los lectores en general a generar esa curiosidad por la Historia que a lo mejor de otra manera no se hubiera podido provocar. Volvemos a esa interrelación estrecha entre Literatura e Historia, en este caso este tipo de literatura puede ser una plataforma de difusión. Una ventana a la historia muy importante para que mucha gente pueda asomarse y acercarse a lo que de otra manera no se hubiera asomado.
Otra cosa es que se utilice la Historia y la Literatura para fines discutibles, poco éticos, pero no es un problema de ellas es del uso que se hace de ellas.
La Historia tiene una función tan importante o más que conocer el pasado, que es comprender el presente. Sin mi pasado yo no sé quién soy. Y la literatura puede ayudar y ayuda a ello.
Resumiendo, la literatura ha sido, y sigue siendo, una herramienta poderosa para transmitir y moldear nuestra comprensión de la historia. Desde las epopeyas homéricas hasta las novelas históricas contemporáneas, cada relato nos invita a explorar el pasado con nuevos ojos.
*Este post es una transcripción adaptada del episodio de podcast publicado en julio en el canal de Historia Sin Pretensiones con la entrevista a Antonio Calle https://go.ivoox.com/rf/132559526
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