VERCINGÉTORIX
El galo Vercingétorix, la gran amenaza a las poderosas legiones romanas bajo el mando de Julio Cesar, ha pasado a la historia como un héroe nacional de Francia, precisamente encumbrado por su enemigo romano al destacar su valor y fiereza en su célebre obra Comentarios sobre la Guerra de las Galias.
Aunque de él no sepamos ni el verdadero nombre, ya que Vercingétorix es un título que los galos daban a sus reyes: “el rey supremo de los que combaten al enemigo”. Y lo que sabemos de su vida está estrechamente ligada a la última resistencia gala frente a Roma.
Ésta había conseguido con el establecimiento de la provincia Narbonense la comunicación terrestre con Hispania, cimentada en las colonias de Narbo Martius (Narbona) y Massilia (Marsella). Pero el norte llamaba mucho la atención por todo el abanico de posibilidades que presentaba. Pero eso si, repleto de tribus hostiles que no estaban por la labor.
Tribus que también sea dicho no estaba unidas y sí en permanente rivalidad.
Y el nuevo procónsul romano en la provincia era Julio Cesar, gracias a su triunvirato con Pompeyo y Craso. Y ya conocimiento la ambición del personaje. Que tuvo que hacer frente a varias revueltas entre los años 58 a 52 a.C.
LOS ARVERNOS:
VERCINGÉTORIX
Rey de los arvernos, un pueblo galo ubicado en el actual Clermont-Ferrand (Francia). Seguramente nuestro protagonista estuvo enrolado como auxiliar en el ejército romano, como años mas tarde conoceríamos de Arminio, donde conoció las tácticas militares de las legiones.
Consiguió unir a las tribus galas para luchar con los romanos y la mayor parte de los pueblos entre el Loira y el Garona se le unieron.
Con este ejército debidamente entrenado podía afrontar el gran reto: atacar a los romanos en la Galia Narbonense para alejar el peligro de sus tierras en el centro del territorio galo. Faltaba atraerse a las tribus neutrales y, lo más difícil, a las prorromanas.
Su estrategia era simple pero lectiva, practicó la guerra de guerrillas y de tierra quemada para dejar sin suministros a su enemigo, sabedor que era el punto débil romano. Sabia que no podía enfrentarse a las poderosas legiones a campo abierto.
Avaricum fue un desastre galo pero la victoria en Gergovia, capital de los arvernos, sobre las legiones, en la que hicieron que César tuviera que retirarse, hizo que la fama de Vercingétorix creciera como la espuma ante el resto de tribus galas de las que muchas de ellas se sumaron a su causa. En ese momento se convirtió en una verdadera amenaza para Roma.
Pero una vez mas salió a escena la audacia milita de Julio Cesar. Esta vez se vio beneficiado por un error de cálculo del líder galo, que, posiblemente envalentonado por su anterior victoria y sus numerosas fuerzas, incumplió con una norma que tenia grabada a fuego, no combatir a las legiones en campo abierto. Si consumarse una derrota total, los galos pudieron atrincherarse en Alesia donde sufrieron un tremendo asedio y sitio.
ALESIA
La esperanza de Vercingétorix era recibir la ayuda de miles de galos que acudirían en su ayuda.
César lo sabia por lo que se vio obligado a una obra de ingeniera militar para asediar la ciudad y para defenderse del ataque galo a sus espaldas. Los romanos tuvieron que interpretar un doble papel, el de sitiador y el de sitiado al mismo tiempo.
Construyó 17 kilómetros de murallas, parapetos y empalizadas al rededor de Alesia en dos líneas de defensa, situando a sus legiones en medio en un espacio de 200 metros.
El objetivo era provocar la hambruna en la fortaleza gala y luchar desesperadamente contra los atacantes cuya desorganización les imposibilitaba llegar a la victoria a pesar de las extremas dificultades por las que pasaban las legiones.
Las circunstancias de la batalla de Alesia se conocen de forma detallada gracias a la propia descripción de cesar en su libro mencionado y a los trabajos arqueológicos llevados a cabo por iniciativa de Napoleón III.
El ejercito galo de socorro lazó un ataque que intentaría romper la línea defensiva romana y llegar a Alesia pero no lo consiguió ante los tristes ojos de Vercingétorix que intuía el final de todo aquello. En efecto, el ejercito de César infligió una dolorosa derrota a los asaltantes.
RENDICIÓN
Vercingétorix decidió ahorrar inútiles sacrificios a su pueblo sabedor de la imposibilidad de una victoria y depuso las armas esperando clemencia. Pero la soberbia de Cesar lo impidió e impuso humillantes condiciones: el líder galo tuvo que postrarse arrodillado ante el trono del vencedor, entregando sus armas. Vercingétorix fue hecho prisionero pero tuvo que esperar seis años a desfilar encadenado ante el pueblo de Roma en el espectáculo triunfal de Cesar en el año 46. Para posteriormente ser ejecutado. No mas suerte tuvieron aquellos galos que no consiguieron huir. Salvo eduos y arvernos en un gesto político, hacia los dos pueblos mas grandes de la Galia.
Pero este no fue el último episodio de los irreductibles galos.
Fuentes:
CESAR, J. Comentarios de la Guerra de las Galias y de la Guerra Civil
ROLDÁN HERVÁS, J.M. “Vercingétorix, el héroe galo”. Revista Aventura de la Historia número 30
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