LA BATALLA DE LEPANTO
Los años previos a la batalla de Lepanto fueron muy agitados y tensos para Felipe II, de hecho, se considera 1568 como uno de los más críticos por la cantidad de frentes simultáneos a los que tenía que hacer frente. Y eso gracias a que en abril de 1559 firmó junto a Francia y Enrique II e Inglaterra y su reina Isabel I el tratado de Cateau-Cambrésis. Esto alivió en parte a presión de tenaza que ejercían los turcos en el sureste, en el mediterráneo, y los rebeldes protestantes en el norte.
ANTECEDENTES: LA LIGA SANTA
Pero la revuelta y levantamiento de los moriscos (1568) en las Alpujarras granadina fue aprovechada por los turcos para presionar con más fuerza a la monarquía hispana y su área de influencia. Así Euldj Alí conquistaba Túnez a primeros de 1570 y el sultán Selim II atacaba Chipre de posesión veneciana. Todo esto hacía presagiar que la presencia turca en el mediterráneo occidental se fortalecería y corría el riesgo de consolidarse convirtiéndolo en un lago turco. El peligro era muy grave. A mediados de siglo los turcos dominaban el Mediterráneo.
Más que nunca se hizo necesaria una gran alianza, en este caso auspiciada por el papa Pio V y en mayo de 1571 es formada por España, Venecia y los Estados Pontificios principalmente la que será recordada como la Liga Santa. Se constituyó una gran armada que se puso en manos de Juan de Austria, España sufragaba la mitad de los costes de la alianza y aportaba mas hombres, y de los mejores marinos, Colonna, Andrea Doria o Álvaro de Bazán entre otros. Partió de Mesina con cerca de 30.000 combatientes y más de 200 buques. Los números de la flota otomana no diferían salvo que era un poco superior en el número de buques. La armada turca estuvo comandada por Alí Pachá.
A mediados de septiembre de 1571, tras haberse concentrado en Mesina, la flota aliada cristiana zarpó hacía aguas griegas. Chipre acababa de caer bajo control otomano y se buscaba a su flota que se hallaba atracada en el golfo de Lepanto.
LA BATALLA
El encuentro de las dos magníficas formaciones tuvo lugar el 7 de octubre de 1571 en el golfo de Lepanto, cerca de la ciudad griega de Náfpaktos. Los navíos cristianos se acercaron a golpe de remo ante la ausencia de viento. Unos frente a otros debió ser una imagen fantástica, 205 navíos cristiano frente a 204 turcos, desplegados estandartes y banderas. Toda la parafernalia previa a un combate.
La flota se dispuso en tres cuerpos, el central mandado por don Juan de Austria en la galera Real, a su izquierda el grupo de naves comandado por A. Barbarigo y a su derecha Andrea Doria. Y una flotilla de reserva al mando de Álvaro de Bazán. Al frente de cada uno de los tres cuerpos se situarían dos galeazas.
El almirante turco Ali Pachá dispuso su flota en cuatro cuerpos dirigidos por él mismo, Mehmet Sulik Bajá Sirocco, Uluch Ali y Amurat Dragut Rais. Su idea inicial era realizar una maniobra envolvente sobre la flota cristiana.
A medio día parece que el infierno se apodera de la escena. Comienza el fuego de la artillería. Pero hay un momento en que los navíos de cada bando se unen en un sangriento abrazo. Borda con borda comienza otro juego de guerra, El que querían los cristianos que estaban mas preparados y con mas hombres de combate.
Más que de una batalla naval se podría hablar de una campal puesto que fue la infantería la que cargó con el peso del encuentro, que luchó sobre las plataformas de las naves como si en tierra se encontraran tras los pertinentes procesos de abordajes.
Cuatro horas mas tarde todo a terminado. La discusión ahora es por ver cuántas galeras enemigas se pueden remolcar.
CONSECUENCIAS
Don Juan de Austria apareció como la imagen del héroe cruzado quien había llevado a la victoria a la flota cristiana.
Alí Pachá encontró la muerte en dicha batalla y la flota turca sufrió grandes pérdidas humanas y materiales. La Liga Santa se alzó con la victoria, capturó 117 barcos y causó al rededor de 30.000 bajas a los otomanos. Supuso un enorme triunfo para la Liga, especialmente en el ámbito anímico, pues quebró el halo de invencibilidad que rodeaba al poderío turco.
Militarmente, sin embargo, los resultados no fueron tan efectivos y no pudieron obtenerse grandes beneficios por que al poco tiempo falleció el papa (1572) gran artífice de la alianza y al año siguiente Venecia gestionó de forma unilateral la paz con el turco, desmantelando la Liga Santa y dejando a la monarquía hispánica sola ante el peligro. En consecuencia, fue un triunfo algo decepcionante por no asestar el golpe definitivo en el mejor momento al enemigo infiel.
A pesar de estas circunstancias Felipe II continuó sus acciones contra el turco, recuperando en 1573 Túnez, aunque no pudo conservar la plaza y volvió a manos enemigas al año siguiente cuando también se perdió La Goleta. La revancha de Lepanto no se hizo esperar.
A partir de entonces las armas dejaron paso a la acción diplomática para llegar a la tregua hispano-turca de 1578, sobre todo porque otros frentes llamaban la atención del monarca como eran los Países Bajos y volviendo los ojos a otro mar, el océano Atlántico.
Uno de nuestros más insignes escritores del siglo de Oro que participó en aquella hazaña lo recogería en el prólogo de la segunda parte de su Quijote cuando escribe henchido de orgullo: «La más alta ocasión que vieron los siglos pasados, los presentes ni esperan ver los venideros»…« si mis heridas no resplandecen en los ojos de quien las mira, son estimadas, a lo menos, en la estimación de los que saben dónde se cobraron; que el soldado más bien parece muerto en la batalla que libre en la fuga; y es esto en mí de manera, que si ahora me propusieran y facilitaran un imposible, quisiera antes haberme hallado en aquella facción prodigiosa que sano ahora de mis heridas sin haberme hallado en ella».
Fuentes:
GÓMEZ-CENTURIÓN JIMÉNEZ, C. Las relaciones internacionales (1494-1598) cap. 11 Historia del Mundo Moderno Luid Ribot coord.). Ed. Actas, 2010
FLORISTÁN, A. Historia Moderna Universal. Ed. Ariel, 2011
RIVERO RODRÍGUEZ, M. Diplomacia y relaciones exteriorizares en a Edad Moderna (2000)
BA,RBERO, A. Lepanto: la batalla de los tres imperios. Ed. Pasado & Presente, 2011
Veo una España noble una España solidaria y a su vez a la muerte del Papa un España traicionado
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