ALEJANDRO MAGNO
Pocos personajes
históricos han levantado tanta fascinación como el personaje que aquí
abordamos: Alejandro Magno. Su peripecia en Asia y su prematura muerte
ayudaron a su mitificación. Aunque él mismo ya se encargó en vida de modelar la
imagen de sí mismo que quería transmitir a sus súbditos y al mundo, elaborando
a su propio mito.
El padre de nuestro
protagonista, Filipo II, muere asesinado en el año 336 a.e.c. Su hijo Alejandro
decide al acceder al trono macedonio continuar la expedición persa
que su progenitor había planificado. Aunque primero tenía que apaciguar a
las revoltosas ciudades griegas que no admitían su pérdida de independencia
a pesar de lo sucedido en Queronea (338 a.e.c.). Esta batalla no solo supuso el final
de esta independencia sino también el inicio de la fulgurante carrera de
Alejandro.
Una vez asegurada la
retaguardia Alejandro cruzó el Helesponto con más de 30.000 infantes,
5.000 jinetes a los que se sumarían las tropas que ya había enviado su padre
con anterioridad, unos 8.000.
¿Pero quién fue realmente
Alejandro III, rey de
los macedonios?
Antes de adentrarnos en
su viaje a la leyenda rescataremos algunas pinceladas de Alejandro como rey,
militar, hombre y dios.
Acceso al trono
La subida al trono de
Alejandro en junio del año 336 a.e.c. siempre ha estado cargada de sospechas por
la muerte de su padre. La sombra de su mano junto con su madre Olimpíade
siempre ha planteado sobre el escenario.
El baño de sangre
que se ocasionó fue de considerables dimensiones, muriendo muchos de sus
parientes. Alejandro aprovechó el magnicidio de su padre como pretexto para
depurar a sus posibles rivales en la sucesión.
El tiempo desde que subió
al trono y comenzó la aventura asiática lo empleó Alejandro en una pródiga
campaña política y diplomática. Negoció con los griegos, afianzó su
autoridad, puso a punto su ejército… Y dejó muestras de cómo iba a ser su
reinado cuando Tebas se sublevó. La ciudad fue destruida, saqueada y
sus habitantes vendidos como esclavos. Y no fue la única que sufriría la ira del rey.
Carácter complejo
Esta actitud
destructiva se compensaba con otros rasgos de humanidad. La personalidad de nuestro personaje era contradictoria. Demostrado en su campaña asiática. El arrojo temerario que ponía en peligro su propia vida y el profundo sentimiento
religioso que dominaba la misma contrastan con su innecesaria crueldad e
injustificables matanzas.
También era contradictoria
su conducta como militar. El orden, la disciplina y coordinación de su ejército,
la complicidad con sus generales, compañeros de armas, contrastaban con las
veladas de sexo y alcohol con el que terminaban muchas jornadas. Se convertían
todos en compañeros de borracheras y trifulcas. ¿Fue al destrucción de Persépolis consecuencia de una de aquellas noches?
Reflejo de una
personalidad compleja y atormentada de un joven inmaduro incapaz de
contener sus pasiones. Pero que hacían de él un líder carismático al que
su pueblo y, especialmente su ejército, le seguirían hasta donde él considerara
necesario.
La madurez
la fue alcanzando con el paso del tiempo en Asia. El Gránico le hizo ver lo que
le esperaba, el episodio del Nudo Gordiano demostró su sagacidad y
determinación e Issos le abrió las puertas de Asia e incrementó su arrogancia
despreciando una y otra vez las ofertas de paz de Darío III. Veía su sueño cada
día más cercano.
Alejandro el Divino
El panhelenismo alcanzó
con Alejandro cotas extraordinarias, no solo por la extensión geográfica que
logró con sus conquistas si no por la puesta en escena de una nueva dialéctica
entre lo griego y lo bárbaro, por la adopción de ideas y modelos de los reinos
sometidos.
La conquista de Egipto y
su viaje iniciático al oasis de Siwa suponen un punto de inflexión en su
marcada personalidad. El desierto marca su camino entre lo humano y lo divino.
No sabremos si verdaderamente se creyó que era un dios, pero se comportaba para
que aquellos que le rodeaban se lo creyeran.
Alejandro se tomó muy en
serio su filiación divina. Por su genealogía entroncaba con dos linajes
divinos: el de Zeus, por línea materna, a través de Aquiles, de quien se tenían
por descendientes los miembros de la casa real de Épiro, a la que pertenecía su
madre, Olimpíade; y por parte paterna, la dinastía macedonia de los Argeadas
consideraba a Heracles su antecesor divino.
Actitud paranoica
Gaugamela fue política y
militarmente otro punto de inflexión. La derrota de Darío, las lágrimas ante su
cadáver, el castigo de sus ejecutores y la piedad con la familia del derrotado
contrastó con el incendio de Persépolis donde, quizás, comenzaron a confundirse
el comportamiento privado y la proyección pública de Alejandro. La venganza por
el incendio de Atenas a manos de Jerjes se vio satisfecha de forma tan cruel.
A partir de eso momento Alejandro
vio acrecentada una actitud paranoica que le marca hasta el final de sus
días. La sospecha se alojaba en cualquier rincón así como las amenazas de conjuras. Lo
sufrió Filotas y su padre Parmenión, uno de los viejos generales que habían
servido bajo Filipo II. Luego fue el turno de Alejandro de Lincéstide e incluso
Clito viejo amigo que le salvo la vida en el Gránico.
Alejandro militar
Pero no se puede hablar de
Alejandro sin destacar, posiblemente, la faceta más conocida y por la que ha pasado
a la historia.
Su primer escalón lo
subió al lado del río Gránico que dio nombre a la batalla. Ese fue su primer
encuentro con el temible ejército persa aunque, en esta ocasión, no era de
máximo nivel, pero si una buena prueba para las falanges macedonias que tampoco
estaban al completo de sus efectivos. Las fuerzas estaban equilibradas, a favor
de Alejandro, el mejor entrenamiento y coordinación, a favor de los persas, su
posición defensiva. El rey macedonio decidió correr un gran riesgo y atacó
frontalmente a las huestes enemigas. Y le salió bien. Necesitaba esa victoria
para obtener libertad de acción en su nueva singladura y al mismo tiempo
reforzar si liderazgo. Y ambos objetivos los alcanzó.
Los macedonios y el
propio Alejandro cobraron confianza para marchar contra el núcleo del Imperio
Persa. Pero antes se desviaron al Sur, conquistó Jonia, expulsó de Mileto a la
flota persa y tomo Sardes. De esta forma se aseguró que Grecia no sería atacada
por los persas.
Dirigiéndose a Troya,
allí ofreció todo tipo de sacrificios y honores a la memoria de su héroe de
juventud, Aquiles. A quien trató de asimilarse, al héroe griego de la Guerra
de Troya.
El ejército de Alejandro.
¿Genio
militar?
Alejandro mejoró sustancialmente el ejército diseñado por su padre, Filipo II. Modernizando
sus tácticas y aplicando su genio a nivel operacional.
Una de las grandes
diferencias con otros estrategas históricos con los que habitualmente se
compara, fue su costumbre, algo temeraria, de combatir siempre en primera
línea, lo que aumentaba su carisma y también el riesgo a caer herido o
muerto. Como le sucedió en el Gránico, salvado in extremis por Clito, en
Issos, en las montañas de Bactriana o el Multan pro señalar algunos casos.
El ejército macedonio se
articulaba en torno a la combinación perfecta entre infantería, caballería
pesada y buenas tropas auxiliares. El núcleo de su ejército en el año 334
a.e.c. estaba formado por 12 taxeis o regimientos de falangistas (pezhetaitroi
o “compañeros de a pie”), de los que solo se llevó a Asia la mitad.
Esta compacta falange se
hizo característica por su gran lanza, la sarissa, de unos
cinco metros de longitud formando un inmenso erizo de punta que sembró el
pánico en el frente.
Se trataba de un ejército
muy bien entrenado y disciplinado, capaz de maniobrar en completo silencio e irresistible
en un ataque frontal. Los acompañaban 3.000 “portadores de escudo” o hipaspistai,
tropas de élite más flexibles en sus movimientos gracias a su sarissa de
dos metros y medio. El conjunto de la infantería era un monolítico yunque con
el que aplastaban al enemigo. Y no hay yunque sin martillo y éste era la
caballería pesada golpeando desde el flanco. Los ocho escuadrones de hetairoi
o “compañeros”, era la verdadera élite del ejército.
Y por último los prodomoi
o sarissophoroi jinetes ligeros armados con una lanza muy larga
utilizados para reconocimientos e incluso como caballería pesada
ocasionalmente.
Sin olvidarnos de los contingentes
auxiliares como la caballería tesalia, los arqueros de distinta procedencia, griegos aliados o mercenarios que Alejandro utilizaba con sus tácticas
tradicionales de infantería.
Todo su conjunto formaba
un temible ejercito convertido en eficaz maquinaria de guerra de fuerzas
combinadas e interdependientes de infantería, caballería pesada y ligera.
Tampoco se mantuvo estático con el paso de los años ya que recibió en su periplo asiático numerosos refuerzos de Macedonia y sufrió modificaciones en su estructura.
Tampoco se mantuvo estático con el paso de los años ya que recibió en su periplo asiático numerosos refuerzos de Macedonia y sufrió modificaciones en su estructura.
Pero esta maquinaria
perfectamente engrasada no estuvo exenta de errores de cálculo de su
general, que puso en peligro más de una vez el resultado final de la batalla,
siempre salvada por su propia eficacia, destreza y valor final.
Pero con ella derrotó a
los persas en el Gránico, Issos y Gaugamela llegando a Babilonia en el año 331
a.e.c.
Alejandro fundador de
ciudades
Importancia de la creación
de ciudades en su concepción imperial, política y hegemónica. Las urbes
fundadas por Alejandro se convertían en la más contundente expresión de poder
del soberano. La Alejandría de Egipto seria su principal fundación, símbolo de las
muchas otras Alejandrías con que estructuró su inmenso Imperio.
Conclusiones
historiográficas
Dos temas de su vida
privada han sido recurrentes en cualquier estudio que se pueda leer. El alcohol
y su real inclinación sexual. Pero como siempre que hablamos de Historia
caeremos en un gran error si enjuiciamos aquellas conductas con ojos del siglo
XXI. Ríos de tinta han corrido al hablar de sus tendencias sexuales y aquí siempre
aparecerá su querido Hefestión. Su estrecha amistad y la demostración en
su funeral que Alejandro hizo de forma extravagante han dado pie a especular
sobre ello. Pero a partir de la información existente no puede aceptarse o
negarse que fueran amantes, eso sí, es indudable los sentimientos de Alejandro
hacia Hefestión y dado el concepto de homosexualidad en el mundo griego no es
de extrañar que esta teoría haya estado muy presente en su historia. Pero en este
mismo sentido hay que mencionar que Alejandro se casó en varias ocasiones y
tuvo varias amantes. Si recordamos a Hefestión también hay que hacerlo con Roxana
y Barsine, por ejemplo.
Por otro lado, son recordadas
las noches de borracheras con sus generales en las que la disciplina que
reinaba en el ámbito militar desaparecía totalmente bajo los efectos del alcohol,
efectos que en muchas ocasiones tuvieron un resultado dramático. Si vemos el asunto
del alcohol con nuestro prisma actual es posible que pudiéramos calificar a
Alejandro como un alcohólico, pero ¿pensaríamos igual con un prisma del siglo
III a.e.c.?
En definitiva, como decíamos al principio, se trata de uno de los personajes más fascinantes de la Historia.
En definitiva, como decíamos al principio, se trata de uno de los personajes más fascinantes de la Historia.
Fuentes:
Las fuentes clásicas
sobre Alejandro. La fuente más completa sobre Alejandro es la Anábasis de
Flavio Arriano (s II); Plutarco (siglo I ) en su Vida de Alejandro;
sin olvidarnos las referencias de Diodoro Sículo, Quinto Curcio y Justino.
Alejandro Magno. Rey,
general y estadista. Hammond N.G.L. 1992
Alejandro Magno.
Bosworth. 1996
Revista Aventura de la
Historia núm 26. El día que Alejandro pudo morir. Fernando Quesada Sanz
Revista Aventura de la
Historia núm 59. Una personalidad contradictoria (Adolfo J. Domínguez).
Alejandro, el divino (Manuel Bendala). Espejo de generales. El genio de la
guerra (Fernando Quesada Sanz).
Revista Aventura de la
Historia núm 73. El héroe. Miguel Angel Elvira Barba
Revista Aventura de la
Historia núm 75. Alejandro ante Tiro, asedio salvaje. Fernando Quesada Sanz
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