LOS REINOS DE TAIFAS
Tras la muerte de Almanzor
en 1002 comenzó un prolongado periodo de crisis en al-Andalus. De todo ello
nacieron los reinos de taifas dividiendo al-Andalus tras el fin del
califato en 1031.
Antecedentes
El primogénito de
Almanzor murió seis años después que él, al-Muzaffar, «el triunfador». Le
sucedió su hermano, Sanchuelo, llamado así por haber nacido del
matrimonio de Almanzor con la hija de Sancho II de Pamplona. El califa Hisham
II, sin descendencia, nombró a Sanchuelo su sucesor lo que generó un gran
malestar entre los poderosos familiares omeyas del califa.
En una de las habituales
aceifas de la época, los descontentos aprovecharon la ausencia de Sanchuelo
para desencadenar una sublevación en Córdoba en febrero de 1009. Hisham II fue
depuesto por el bisnieto de Abd al-Rahman III, Muhamad que se proclamó califa
con el título de al-Mahdí bi-Allah, «el bien guiado por
Dios».
La fitna o guerra
civil.
Esta guerra por el
califato duró 21 años y al-Andalus se fue quebrando y fraccionando en
territorios autónomos, los reinos de taifas. Grandes linajes locales
aprovecharon el vacío de poder.
En verano de 1016 ya se
contaban como taifas los territorios tomados por algunas familias andalusíes
en Albarracín, Alpuente, Badajoz, Huelva, Niebla, Santa María del Algarve,
Silves, Toledo y Zaragoza. En el Este de la península fueron los eslavos
quienes se posicionaron en Almería, Murcia, Denia, Baleares, Tortosa y
Valencia. Y los bereberes «nuevos» dominaban las taifas de Arcos,
Carmona, Granada, Ronda y Morón. Pocos territorios quedaban bajo el mando del
califa que en este momento era al-Mustaín.
Durante estos años el
enfrentamiento entre las distintas facciones musulmanas fue frecuente y las sucesivas proclamaciones
de califas fue la tónica predominante. Los cordobeses eran los únicos que
aspiraban a mantener un poder central en al-Andalus.
Así en 1031 se
consumaba el cambio de época y la multitud de Estados autónomos, taifas,
sustituyó a la unidad que los omeyas habían impuesto durante más de dos siglos
y medio en al-Andalus. Un nuevo periodo de centralización llegaría al final del
siglo, cuando los almorávides en 1090 con su tercera invasión
conquistaron las taifas y volvieron a reunificar al-Andalus.
Sociedad
Tradicionalmente se ha
considerado la presencia en Al Ándalus tanto de bereberes como de eslavos como
los grandes perturbadores del sistema califal. Estos grupos llegados de fuera
en los últimos decenios del califato generando complicaciones a la ya de por si
compleja convivencia en al-Andalus. Estos grupos gozaron de
prebendas y privilegios por parte de los gobernantes amiríes desempeñando
papeles fundamentales en el ejército y la administración esos últimos
años de califato.
Precisamente por los bereberes
fue depuesto Hisham III, ultimo califa de Córdoba, el 30 de noviembre de
1031. Las revueltas que
provocaron la caída del califa vinieron por el comportamiento de su visir
respecto a los comerciantes cordobeses y su trato de favor a los bereberes. La
mecha fue que su visir se aprovechaba del dinero de los comerciantes cordobeses
para favorecer a los bereberes.
Los «eslavos», cuya palabra en árabe
designa a los esclavos de origen europeo, muchos de ellos estaban bien instruidos y ascendieron en la administración. Un ejemplo fue Muyahid
que llegó a ser rey de la taifa de Denia, el único que fundó una dinastía
familiar.
Desde tiempos de al-Hakam
II, en la segunda mitad del siglo X, el número de bereberes llegados del
Magreb fue aumentando, generalmente como mercenarios, cuestión que Almanzor
favoreció con la reforma del ejército.
El tercer grupo serían los
«andalusíes» formado por la mayoría de las gentes que habían llegado en
el siglo VIII y habían formado una sociedad homogénea bajo la estructura
estatal islámica coronada por el califato omeya.
Principales taifas
A lo largo del s. XI se
produjo en torno a una treintena de taifas originales un proceso de
concentración mediante el cual los reinos mas fuertes y poderosos se
anexionaron y ocuparon a los mas pequeños. A finales de ese s. XI, antes de la
llegada de los almorávides, el número de taifas se había reducido prácticamente
a una decena: Badajoz, Toledo, Sevilla, Granada, Almería, Denia, Valencia,
Alpuente, Albarracín y Zaragoza.
Su debilidad, a pesar de
esta concentración, fue en aumento siendo factible la intervención de los
cristianos. Éstos les exigieron parias (especie de régimen de protectorado a
cambio de dinero) o directamente sometieron su territorio.
Andalucía suroccidental.
Sevilla
Al conglomerado inicial
de taifas en los primeros años de la crisis se dio paso a un proceso de
unificación gracias a la dinastía abadí de Sevilla.
En el sur del actual
Portugal existieron tres taifas, en Mértola, Silves y en el actual Faro.
En Huelva el poder
lo asumió al-Dawla hasta mediados de siglo cuando cayó en poder de Sevilla. Lo
mismos sucedió con las taifas de la cuenca baja del Guadalquivir,
fundadas por bereberes «nuevos». Morón, Arcos, Carmona, Ronda, Niebla y
Algeciras fueron los casos.
Córdoba
fue un caso especial, sede del califato no entró en el juego de las
taifas hasta el final de aquel en 1031. Regida por los Banu Yahwar hasta
ser conquistada por Sevilla.
Sevilla fue la gran taifa
expansiva solo detenida por Badajoz y Granada y en menor medida
por la de Toledo. Su relación con los reinos cristianos fue complicada por la
presión económica, las parias, a que fue sometida. Acabaron
pidiendo ayuda a los almorávides tras la conquista de Toledo en 1805 por Alfonso VI.
Granada y Málaga
Granada solicitó ayuda a
los ziríes bereberes en 1013 que se mantuvieron al frente de la misma hasta la
llegada de los almorávides. En Málaga, sin embargo, dominaron los hamudíes
cuando salieron de Córdoba. En constante lucha interna al final fue conquistada
por la taifa de Granada.
Levante
Los eslavos
dominaron la taifa de Almería hasta la llegada de los almorávides. Esta
taifa acabó conquistando la de Murcia para caer finalmente en manos de
Sevilla y de los almorávides que como ya se ha dicho acabaron con este sistema.
De Denia ya se ha
comentado la presencia de Muyahid cuya dinastía gobernó hasta ser derrotados
por otra taifa expansionista como la de Zaragoza.
Valencia
tuvo una historia ajetreada aquellos años, aunque más o menos tranquila hasta
que en 1065 fue tomada por la de Toledo. Hasta que en 1094 fuera tomada por el Cid y
retomada por los almorávides en 1102.
Los eslavos también
gobernaron el Tortosa hasta 1060 cuando Zaragoza la ocupó, pero formó
una especie de subtaifa con Lérida y Denia.
Las islas Baleares
formaron parte de la taifa de Denia hasta que ésta fue tomada por Zaragoza y se
independizaron en 1076.
Valle del Tajo y zona
central
Badajoz
que empezó su andadura bajo el mando eslavo fue dirigida desde 1022 por los
aftasíes, dinastía creada por Ibn al-Aftas, hasta la llegada de los
almorávides.
En Toledo destacó
el linaje bereber de los Zennun, arabizados como Di-l-Nun del que ganó renombre
al-Mamum. Y con al-Qadir vino el declive mostrando dependencia cada vez
mayor de Alfonso VI. La conquista cristiana de Toledo fue el detonante
para la llamada de socorro a los almorávides
Cuenca del Ebro y
cordillera Ibérica
En Alpuente
gobernaron los bereberes Banu Qasim. De la de Molina de Aragón es
atestiguada por el Poema del Mio Cid que sitúa allí al «alcaide Ben
Galbón» y ambas acabarían cayendo en la zona de influencia de las poderosas
Toledo y Zaragoza.
En Zaragoza comenzaron
a gobernar los tuyibíes hasta 1039 que fueron sustituidos por la dinastía de
los Banu Hud hasta que fueron conquistados por los almorávides en 1110.
Tuvo, como ya se ha mencionado subtaifas como las de Tudela, Huesca y
Calatayud mas la ya comentada de Lérida, Tortosa y Denia.
Albarracín
fue gobernada siempre por los Banu Razin. De tierras prósperas gracias a
su posicionamiento estratégico como punto de paso de las importantes
rutas comerciales del momento destacó también por su cultura. A pesar de su reducida
extensión y de la proximidad de la expansiva Zaragoza consiguió mantener su
independencia durante noventa años.
El final de las taifas
Fueron tres las maneras
de terminar de cada una de estas taifas, desde las más pequeñas a las más
grandes y poderosas. O bien fueron conquistadas por otra taifa, o lo
fueron por los cristianos o por los almorávides, la mayoría,
llegados del Magreb en auxilio del islam y quienes reorganizaron políticamente
al-Andalus.
Posteriormente, tras el
debilitamiento de los almorávides y los almohades, surgieron los llamados segundos
(1144 y 1170) y terceros reinos de taifas (s. XIII).
Fuentes
Nueva Historia de España.
La Historia en su lugar, tomo III Al-Andalus y los reinos cristianos.
La explotación de los
reinos de taifas. Emilio Cabrera Muñoz, univ de Córdoba. Historia de España de
la Edad Media (Vicente A. Álvarez Palenzuela coord. Ariel)
Revista La Aventura de la
Historia nº 156 octubre 2011 dossier: Los reinos de Taifas. El califato de
Córdoba estalla en Pedazos
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