LA ALHAMBRA, POESÍA ENTRE JARDINES Y PALACIOS
“No
sé si llamé cielo a esta tierra que piso, si esto de abajo es el paraíso ¿Qué
será la Alhambra, cielo?”. (Lope de Vega)
“¡Oh!
¡La Alhambra! ¡La Alhambra! ¡Gran palacio, que los genios doraron como sueño de
armonías llenándolo!” (Víctor Hugo)
¿Qué secreto esconde su belleza? La literatura nos va a servir de guía en nuestra particular visita.
al-Qal`a al-hamra
Su nombre, al-Qal`a al-hamra significa castillo rojo pero la Alhambra fue mucho más, fue ciudad, fortaleza y palacio todo en uno. Alcazaba, alcázar y pequeña medina. Centro de poder, de administración y residencia real. Situada en una colina escarpada y de difícil acceso, perfecta para una fortificación, recorre sus pies el rio Darro. Dominando, como velando y protegiendo desde la altura, la ciudad de Granada.
“Al
pasar la puerta, se acercó a nosotros y se ofreció a mostrarnos la fortaleza.
Siento,
como todo buen viajero, cierta aversión hacia estos oficiosos guías, y por
añadidura no me convenció el aspecto de aquel solicitante.
—Supongo
que conocerá usted bien este sitio.
—Ninguno
más; pues, señor, soy hijo de la Alhambra”.
(Cuentos
de la Alhambra. El palacio de la Alhambra. W. Irving)
Muhámmad I
Muhámmad I
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Torre de la Vela alhambradegranada.org |
La original fortaleza
data de siglo IX. Y fue el fundador de la dinastía nazarí, Muhámmad ibn Yúsuf
ibn Nasr, que gobernaría entre 1238 y 1273 como Muhámmad I, quien comenzó la
restauración del viejo fortín. Sus sucesores continuaron el trabajo, pero es en
la segunda mitad del siglo XIV cuando la Alhambra alcanza su cenit de
magnificencia con el séptimo soberano de la dinastía, Yusuf I (1333- 1354) y
con su hijo Muhámmad V, especialmente en su segundo reinado (1362-1391), a quienes
debemos la belleza de la construcción palacial. Estos fueron los tres grandes
artífices que dieron esplendor a la Alhambra. “No hay más vencedor que Alá” reza el lema de la dinastía nazarí.
Como
fortaleza cuenta con un total de veintitrés torres que protegen el recinto y
cuatro grandes puertas que comunican con el exterior. Dos en el Norte, la de
Armas y la del Arrabal y otras dos en el Sur, la de la Justicia y la de los
Siete Suelos. Existe también una puerta interior, la puerta del Vino.
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Puerta del Vino alhambra-patronato.es |
“Qué silenciosos
dormís,
torreones de la
Alhambra!
Dormís soñando en
la muerte,
y la muerte está
lejana.
Sale
el sol y vuestros muros
tiñe con tintas
doradas;
sale la luna y os
besa
con sus rayos de
luz blanca,
y vosotros dormís
siempre
y la muerte está
lejana….”
Escribía
Ángel Ganivet, en su poema Torreones de la Alhambra.
Palacios Nazaríes
Dentro de la belleza monumental sobresale la belleza exquisita de los Palacios Nazaríes o La Casa Real Vieja. Forman el recinto tres palacios: El Mexuar, El Palacio de Comares, o de Yusuf I y el Palacio de los Leones, o de Mohammed V. Y cuatro magníficos patios, el de entrada (que solo quedan los cimientos), el de Machuca también llamado del Mexuar, el de los Arrayanes o de Comares, también llamado de la Alberca y el de los Leones.
Dentro de la belleza monumental sobresale la belleza exquisita de los Palacios Nazaríes o La Casa Real Vieja. Forman el recinto tres palacios: El Mexuar, El Palacio de Comares, o de Yusuf I y el Palacio de los Leones, o de Mohammed V. Y cuatro magníficos patios, el de entrada (que solo quedan los cimientos), el de Machuca también llamado del Mexuar, el de los Arrayanes o de Comares, también llamado de la Alberca y el de los Leones.
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Patio de los Arrayanes |
“Tal era el
refinado y delicado gusto arquitectónico que predominaba entre este pueblo
elegante hasta el punto de que, empleando el bello símil de un escritor árabe:
Granada, en los días de Yusuf, era un vaso de plata lleno de esmeraldas y
jacintos”.
(Cuentos
de la Alhambra. W. Irving)
El palacio de Comares
El palacio de Comares
En el Palacio de Comares destaca la torre del mismo
nombre en cuyo interior encontramos el salón de Comares, del Trono o de
Embajadores al que se accede por la sala de la Barca que debe su nombre al
parecido que tiene con el interior de una barca, solo tienes que mirar hacia
arriba y admirar su belleza, una cubierta de madera semicilíndrica cerrada en
sus extremos por un cuarto de esfera y con una decoración de estrellas que te
hace viajar en el tiempo.
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Torre de Comares |
«Soy
corona en la frente de mi puerta:
envidia
al Occidente en mí el Oriente.
Al-Gani
billah* mándame que aprisa
paso
dé a la victoria apenas llame.
Siempre
estoy esperando ver el rostro
del
rey, alba que muestra el horizonte.
¡A
sus obras Dios haga tan hermosas
como
son su temple y su figura»
(*) Al-Gani billah: El vencedor por Dios: Sobrenombre
tomado por Mohamed V tras la victoria de Algeciras en 1369.
Y siguiendo la ruta de W. Irving en sus Cuentos de la
Alhambra (El salón de Embajadores):
“Ven, benévolo
lector y compañero, y sigue nuestros pasos por este vestíbulo adornado de ricas
tracerías que conduce al salón de embajadores…”
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Salón de Embajadores alahmabradegranada.org |
“Pasando bajo un
magnifico pórtico, me hallé en el famoso salón de Embajadores, cámara de
recepción de los monarcas musulmanes. Según parece, mide treinta y siete pies
de superficie y sesenta de alto; ocupa todo el interior de la torre de Comares,
y todavía conserva huellas de su antiguo esplendor. Las paredes están
bellamente estucadas y decoradas con caprichosos arabescos; su alto techo fue
primitivamente del mismo material, predilecto para los moros, con la
acostumbrada lacería y las elegantes estalactitas, que con el adorno de vivos
colores y dorados, debieron de ser suntuosos en extremo”.
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Baños Reales alhambra-patronato.es |
Entre este palacio y el de Los Leones está el hammam o baño real que nos recuerda, por
su disposición, a los baños romanos, distinguiendo varias estancias al uso: el apodyterium (bayt al.maslaj) el
vestuario, conocido como la sala de las camas; el frigidarium (bayt al-barid)o sala fría; el tepidarium (bayt al-wastani) sala templada y el caldarium (bayt al-sajun) sala caliente.
“La Alhambra
encierra rincones graduados al calor del tiempo, entre los cuales el más
peculiar es el aposento casi subterráneo de los baños. Aún conservan éstos su
antiguo carácter oriental, aunque señalados con las huellas del tiempo. A la
entrada, que da acceso a un pequeño patio antiguamente adornado de flores, hay
una sala de regulares dimensiones, pero de ligera y graciosa arquitectura. Está
dominada por una pequeña galería sostenida por columnas de mármol y arcos
árabes”.
(Cuentos
de la Alhambra. Visitantes de la Alhambra. W. Irving)
El Palacio de los leones
El Palacio de los leones
El palacio o cuarto de los Leones se debe a Muhammad V
en el s. XIV, quien no se conformó con lo que su padre hizo, sino que aumentó
la leyenda con este nuevo palacio. Aquí es donde el arte y la arquitectura
nazarí alcanza el cenit de esplendor y belleza. Sensibilidad y armonía son
palabras que definen a la perfección este espacio. Luz, agua, color y
decoración dan brillo y se distingue del periodo anterior más abstracto y
geométrico siendo éste un estilo más naturalista.
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Patio de los Leones |
“Pasando desde el
patio de la Alberca, por debajo de un arco árabe entramos en el famoso patio de
los Leones. Ninguna parte del edificio da una idea más completa de su belleza
como este patio, ya que ninguna ha sufrido menos los estragos del tiempo. En el
centro se encuentra la famosa fuente, cantada en historias y romances. Su taza
de alabastro derrama todavía sus gotas de diamantes, y los doce leones que la
sostienen -que dan nombre al patio- aún arrojan sus cristalinos caños de agua
como en los días de Boabdil”.
(Cuentos
de la Alhambra. El palacio de la Alhambra. W. Irving)
Este palacio tiene como núcleo central el célebre patio
de los Leones que a su vez está rodeado de galerías de columnas, de gran efecto
decorativo y peculiar distribución. Columnas de mármol de finos fuertes y
coronadas por capiteles de arte nazarí que sirven de soporte a diferentes
arcos. En el centro se haya una fuente, una taza dodecagonal que reposa sobre
doce leones.
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Fuente de los Leones |
“…No ves cómo el
agua se derrama en la taza,
pero sus caños la
esconden enseguida?
Es un amante cuyos
párpados rebosan de lágrimas
lágrimas que
esconde por miedo a un delator…”
Inscripción
con versos de una qasida del poeta Ibn Zamrak en la propia fuente
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Palacio del Partal |
Desde el patio se da paso a distintas salas: al oeste
la de los Mocárabes, al este la de los Reyes, al norte la de Dos Hermanas, en
la que destaca su espectacular cúpula de mocárabes, la de los Reyes y la de los
Abencerrajes, donde según la tradición tuvo lugar la matanza de varios
caballeros abencerrajes. Por último, un conjunto más reducido lo constituye el
palacio del Partal como lugar de recreo.
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Cúpula de Mocárabe Sala de los Abencerrajes |
El Generalife
Un poco apartado del conjunto de la Alhambra y de forma independiente se encuentra El Generalife, espacio de recreo para los monarcas nazaríes. Fue construido en el s XIII. Está situado en la zona oriental junto con otras dos residencias hoy desaparecidas, el palacio de los Alijares y la casa de la Novia. Ha sido considerado como un oasis, donde el terreno para jardines y huertas superaba al de los edificios. Con un patio principal, el de la Acequia. El Generalife está presidido por el agua, la luz y el color, sus grandes protagonistas, paz y tranquilidad son sus consecuencias.
“Por encima de la
Alhambra y en el seno de la montaña, entre floridos jardines y suntuosas
terrazas, se elevan las altas torres y los blancos muros del Generalife,
palacio de ensueño, cargado de recuerdos históricos. Todavía pueden verse en él
los famosos grandes cipreses que florecieron en tiempo de los árabes,
relacionados por la tradición con la fabulosa historia de Boabdil y la sultana,
su esposa”.
(Cuentos
de la Alhambra. El Generalife. W. Irving)
Poema
de la taca derecha en el pórtico norte del Generalife (una taca era una
hornacina practicada en el muro para contener vasijas con agua)
para servir a Su
Alteza en el mirador.
¡Por Dios, qué
bella es alzada
a la diestra del
rey incomparable!
Cuando en ella
aparecen los vasos de agua,
son como doncellas
subidas a lo alto.
Regocíjate con
Ismail, por quien
Dios te ha honrado
y hecho feliz.
¡Subsista por él
el Islam con fortaleza
tan poderosa, que
sea la defensa del trono!»
La
Alhambra no solo guarda belleza y la paz y tranquilidad que se respira hoy en
día a pesar de la multitud de turistas que la visitan. Entre sus paredes y
jardines fueron asesinados hasta seis dignatarios reales: Muhammad III, Ismail
I, Yusuf I, Ismail II, Yusuf II y Muhammad VII.
LLANTO POR LA
PÉRDIDA DE GRANADA
Dos reyes, aquí
(mirad
este olivo, aquel
ciprés)
se juegan al
ajedrez
las llaves de una
ciudad.
Caballos. Torres.
Boabdil
ha perdido su otro
alfil.
Jaque el rey. Don
Fernando
le ha ganado la
partida.
Granada ya está
perdida.
…Y Boabdil se va,
llorando.
La Alhambra ha sido
inspiradora de escritores y pintores.
“Tal
es la Alhambra; una roca musulmana en medio de tierra cristiana; un elegante
recuerdo de un pueblo valeroso, inteligente y artista, que conquistó, gobernó,
floreció y desapareció”
(Cuentos
de la Alhambra. Salón de Embajadores. W. Irving)
La literatura tiene una
fácil inspiración en este lugar. Todo invita a la poesía y su musa parece
presentarse en cualquier esquina, en cualquier acequia, fuente, columna o
labrado.
Pero si alguien
popularizó este emblemático lugar fue Washington Irvin con sus Cuentos de la
Alhambra, del que se han ido insertando pequeños extractos en forma de “guía
turística”, y que en 1832 se publicó la
primera edición y una segunda más completa en 1857. Gracias a este autor
norteamericano y sus cuentos se multiplicó el conocimiento de este fantástico
conjunto residencial rodeado de jardines y palacios y protegido por la
majestuosa torre de la Vela que se yergue como proa de este imaginario navío.
No fue el único, otros
escritores románticos viajaron a Granada a admirar la Alhambra y destacar su
belleza. Así ocurrió también en el s. XIX con los franceses Prosper Merimmé,
Joséphine de Brinckmman y Alberto Edefelt por destacar a algunos de entre el
gran número de viajeros de ese siglo.
Sirva como epílogo las
palabras de Alejandro Dumas (1846): “La
Alhambra es una obra de hadas, que no se cansa uno de examinar”.
Fuentes:
Historia del Arte de la
Baja Edad Media, editorial universitaria Ramón Areces (UNED), Mª Teresa
González, Esther Alegre, Genoveva Tusell y Joaquín Martínez
Revista Historia National
Geographic, nº 69, La Alhambra, el esplendor de la corte nazarí.
Un lugar fantástico. Este tipo de espacios sorprenden por su arquitectura. Si has leído o estudiado esta disciplina, comprenderás la complejidad y gusto estético de estos rincones. Por la falta de luz artificial, los edificios antiguos estaban perfectamente orientados a la luz natural. Las zonas de mayor ocio o más frecuentadas tiene más horas de luz.
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