LA RUPTURA DEL ESTADO: CICERON vs CATILINA
Ahora que oímos, un día sí
y otro también, hablar de ruptura del Estado, se pone de actualidad este hecho
que sucedió en el año 63 a.e.c. en Roma. Pero catilinaria ha llegado hasta
nuestros días como sinónimo de crítica, perorata, sermón, reprimenda o
amonestación. ¿Qué tiene que ver esto con la ruptura del Estado? Lo vemos.
La historia, siempre es
pobre sin el contexto y en esta ocasión debemos situarnos en una Roma
profundamente inquieta por cuestiones sociales, especialmente en la primera
mitad del siglo I a.e.c. y que podría enlazarse, según muchos historiadores, con
los intentos de reforma agraria encabezados por los hermanos Tiberio y Cayo Graco. Incluso con la posterior dicotomía Mario y Sila.
CATILINA
Año 65 a.e.c., el primer protagonista
de nuestra historia es Catilina, hombre de pocos escrúpulos y una moral
bastante cuestionable a parte de una insaciable ansia de poder. Al no poder
alcanzar el poder del Consulado en varias ocasiones decide acceder a él por la
fuerza planeando asesinatos de Cónsules y haciendo una purga en el Senado, con
una motivación más personal que política. Por unas causas o por otras, el plan
no pudo llevarse a cabo, el complot fracasó, aunque debió ser conocido por toda
Roma, incluso sus artífices, pero al no poder demostrarse y teniendo en cuenta
la red de influencias que lo rodeaba, éstos no fueron encausados.
En uno de los intentos de
acceso al Consulado fue derrotado por Cicerón,
segundo protagonista de la historia, y eso de perder no iba mucho con él, más
que perder, que lo hacía con frecuencia, saber perder.
EL CONSULADO
Catilina volvió una vez
más a intentar el salto al Consulado y, cómo no, volvió a perder. Y cómo no
también, no lo supo aceptar. Así que, siguiendo su macabra costumbre, volvió a
organizar otro complot, pero esta vez fue mas ambicioso y peligroso, ya que
organizó una sublevación militar en varios puntos de Italia. Todo un golpe de
Estado.
QUO USQUE TANDEM ABUTERE, CATILINA, PATIENTIA NOSTRA?
De nuevo el complot fue
descubierto y abortado. Cicerón, cargado de pruebas acusatorias contra Catilina
y sus secuaces, informa al Senado, con aquella intervención famosa “quo usque tandem abutere, Catilina, patientia nostra?” (¿Hasta cuándo has de abusar de nuestra paciencia,
Catilina?) y consigue que Catilina fuese expulsado de Roma. En el exilio,
Catilina continuó conspirando y no cejando en su original empeño. Los
principales cabecillas, excepto Catilina, que habían entrado en Roma para
organizar el levantamiento fueron detenidos, encarcelados y poco después
ejecutados, sin juicio, promovido por Cicerón como Cónsul, cuestión que después
sería el origen de sus desdichas. A pesar de ello Catilina prosiguió con sus
intentos, pero fue derrotado en Pistoia perdiendo la vida en el enfrentamiento.
Con ello la conjura se diluyó.
La versión, como siempre
en la historia, es conocida de boca de los ganadores, en este caso Cicerón.
Pero pasado el tiempo hay historiadores que, sin restar importancia a las
alocuciones, dudan de que éstas fueran exactamente como nos han llegado. Por
ejemplo, en la del 8 de noviembre Cicerón no llevaba nada anotado ni nadie
recogió sus palabras. Éste lo hizo pasado un tiempo y es más que probable que
matizara, quitara o incorporara palabras que le beneficiasen. Recordemos que
con la sentencia y la ejecución de algunos detenidos sin juicio y con la
oposición de Cesar, le conllevaría serios problemas en unos años.
CATILINARIAS
Por catilinarias conocemos
los cuatro discursos que Cicerón realiza contra Catilina entre el 8 de
noviembre y el 5 de diciembre del año 63 a.e.c., cuando descubrió y desbarató el
intento conspiratorio cuyo objetivo final era la subversión total de las
estructuras del Estado romano e incluso la destrucción de Roma incluido el
asesinato de los ciudadanos más representativos.
El 8 de noviembre del año
63 Cicerón pronuncia la primera ante el Senado. La finalidad consiste en la
denuncia pública de la trama de la conspiración y poner de manifiesto que él
dispone de pruebas incriminatorias. El objetivo es que ante esta acusación
Catilina se auto inculpara huyendo de Roma. Cuestión que sucedió ese mismo día.
La segunda la pronuncia
Cicerón al día siguiente, 9 de noviembre, esta vez ante el pueblo de Roma.
Se
enorgullece de haber puesto al descubierto la conjura y de haber conseguido
forzar la huida de Catilina con su discurso de la víspera e intenta calmar los
ánimos de todos al prometerles su protección y vigilancia. Termina fijando un
plazo a partir de cuya extinción asegura que no habrá ningún tipo de clemencia para
los sublevados.
Hasta la tercera
transcurre casi un mes y el 3 de diciembre del año 63 se dirige de nuevo al
pueblo de Roma para informar de lo sucedido el día anterior y de la sesión en
el Senado de ese mismo día. El día 2 Cicerón encontró la prueba definitiva que
necesitaba, en unos documentos de unos emisarios de los alóbroges con cartas de
presentación ante Catilina y con otras en que se instigaba a la asamblea de
este pueblo a secundar la revuelta. Ante ellos se apresura a la detención de
los implicados y a convocar al Senado. Los inculpados confiesan sus culpas y
quedan pendientes de condena.
Cuarta catilinaria, 5 de
diciembre del año 63 ante el Senado. Cicerón incide en la necesidad de una
rápida decisión y manifiesta su decidida disposición a ejecutar, sea lo que
sea, la condena que se determine. La decisión que se impuso fue la condena a
muerte, cuestión que suponía el triunfo de las tesis de Cicerón, en contra de Cesar, y que
posteriormente seria la causa de su desgracia.
https://gladiatrixenlaarena.blogspot.com/2019/04/la-conjuracion-de-catilina.html?fbclid=IwAR2baz7Y1oKAdb1JS5pznbiEEOB5bnUqv3YNykRsrp6YmF2s-agUPKoaFUY
Fuentes:
Hernández Buberos, Adolfo, La conjura de Catilina, Revista de ClasesHistoria, art.56 (2009)
Marco Tulio Cicerón, Catilinarias, textos.info Biblioteca digital abierta
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